Sin Silva, la Real se pierde en ataque

“En otros partidos, llegando menos y teniendo menos ocasiones de gol, hemos ganado, y no se hablaría de que hemos estado incómodos. El equipo ha vuelto a jugar para ganar, lo que pasa es que esta vez no hemos marcado y ellos han metido la que han tenido, en eso han sido superiores”. Estas palabras de Imanol Alguacil tras la derrota contra el Real Valladolid del pasado domingo dieron que hablar. Porque es cierto que el equipo txuri-urdin no hizo un gran partido, pero sí tuvo ocasiones claras como para haber logrado, al menos, un gol, y haber conseguido sumar un punto, cuando menos. Por ejemplo, contra el Athletic en el derbi vasco y frente al Rayo Vallecano en Vallecas los goles llegaron antes que el juego. Pero entonces las ocasiones se aprovecharon. Con un factor diferencial: La presencia sobre el césped de David Silva. No es que la Real Sociedad baje sólo su porcentaje de victorias sin el canario, sino que pierde presencia en el área rival y hasta efectividad de cara a la portería contraria.

La realidad es que la importancia del jugador canario es tremenda en la Real Sociedad de Imanol Alguacil, algo que se puede comprender debido a la tremenda calidad que atesora, pero que además está respaldado por la estadística. Con Silva sobre el terreno de juego, el equipo donostiarra gana el 67% de los partidos (es decir, 46 de los 67 en los que ha participado), pero sin su participación, sólo se ganan en el 29% de sus los encuentros de la Real (18 de los 62 que se ha perdido). De hecho, desde que Silva se lesionara en el entrenamiento previo a la visita al Camp Nou de Copa del Rey, el equipo donostiarra no ha ganado ninguno de sus partidos y tampoco ha sido capaz de marcar. Aunque en honor a la verdad, los de Imanol no han tenido una mala actuación en esos encuentros: en el Camp Nou merecieron al menos ir a la prórroga, en el Bernabéu se ganaron a pulso el punto sumado y contra el Valladolid estuvieron espesos en ataque, pero lo era haber terminado con un empate.

Con todo, lo más relevante de la ausencia de Silva, lo que quizá explique la relevancia que tiene en el juego de la Real y su caída de resultados cuando no está, es que el porcentaje de acierto en las acciones de ataque bajan exponencialmente cuando no puede jugar en mediapunta canario. En resumen, que la Real pierde eficacia en ataque. Contra el Valladolid género menos ocasiones que en todos los partidos anteriores en los que sí estaba Silva. No fue capaz de marcar en los cuatro disparos que intentó sobre la portería de Masip. Por comparar con otros partidos en los que si estaba el canario recientemente, la eficacia y la capacidad atacante se ven mermados. Por ejemplo, en el derbi vasco contra el Athletic, la Real generó diez ocasiones de gol, con cuatro disparos a puerta y tres goles, una eficacia tremenda. Remató sobre los tres palos las mismas veces que el día del Valladolid, pero sin puntería.

Contra el Rayo Vallecano, en el último partido que pudo jugar Silva antes de su último contratiempo, la Real generó hasta 12 ocasiones de gol con 7 tiros a puerta, dos de los cuales terminaron en los goles de la victoria. Y contra el Almería, la Real no tiro mucho más a puerta que en esta última jornada. Generó más ocasiones (9), pero sólo dos tiros más a puerta, acertando en dos de ellos, con un gol del propio Silva. Y frente a Osasuna, en el último encuentro del año pasado, llega uno de los ejemplo a los que hacía alusión Imanol Alguacil al comienzo de este artículo. Es verdad que la Real atacó más, al estar Silva en el campo con nueve ocasiones de gol, pero sólo disparó dos veces sobre la portería defendida por Aitor Fernández esa tarde, marcando dos goles, con un 100% de efectividad. Es decir, en aquel partido tiró menos que ante el Valladolid y fue capaz de ganar, pero generó menos fútbol y ocasiones claras. La ausencia de David Silva se nota mucho en esta Real, por lo que es normal que Imanol esté pendiente de la enfermería cuando el jueves regrese el equipo realista al trabajo, confiando en que estos días de descanso le sirvan para terminar de recuperarse de su última lesión en el soleo.