Sergio González, el blindaje que siempre vuelve en el Leganés
El central lo ha jugado todo desde que se estrenó contra el Cartagena. Ya es tradición que le cueste entrar, pero sea luego intocable. “El Leganés debe aspirar siempre a lo máximo”.
Tiene Sergio González una relación especial con la racha de este Leganés lanzado, histórico equipo blanquiazul que enlaza once duelos seguidos sin perder. Ninguna vez lo habían conseguido los pepineros en fútbol profesional. Datos de esperanza con evocaciones de playoff e ingredientes blindados. El secreto de este equipo se llama seguridad defensiva: 6 partidos de 15 sin encajar son guarismos esperanzadores. Ahí es donde emerge el vínculo entre la racha blanquiazul y Sergio.
Desde que el madrileño, uno de los cinco capitanes, se estrenó como titular con el Lega (jornada 9, ante el Cartagena) el Lega vive reforzado. Imparable. No es que el único secreto de tamaña gesta sea de este madrileño de tono tímido e intimidad bromista (cuentan los que le conocen que es mucho más extrovertido de lo que su imagen ofrece), pero sí ha ayudado. Volcado a la izquierda como central zurdo (aunque es diestro) en el nuevo sistema de defensa de tres centrales, su capacidad para saber elegir en cada situación defensiva lo ha transformado en pieza clave.
Intocable en diferido
Ya lo fue en cursos anteriores con Garitano y Nafti en un proceso idéntico al actual: le costó un mundo entrar en el once, pero cuando lo hizo, no hubo manera de quitarle. Con Imanol engarza 14 partidos de titular. Todos disputados de principio a fin salvo ante el Ibiza, cuando Idiakez lo relevó en el 50′ tocado. Pero se recuperó. Incluso en el amistoso disputado ante el Real Madrid en Valdebebas, fue el único habitual de las alineaciones que salió de la partida. Capitán y con Benzema al lado en la foto con el trío arbitral.
“Tuvo revuelo. Justo estaba yo al lado del mejor jugador del mundo. El Real Madrid es un reclamo: amigos, familiares… fue una experiencia bonita. Pero más allá de eso, yo me siento bien. Más allá de que jueguen unos u otros, el equipo está a buen nivel. Ayudo en todo lo que pueda. Me siento cómodo jugando donde sea”, insiste para AS este central estilizado, de aspecto endeble, pero rendimiento firme.
Buena prueba es que sólo cuenta con dos amarillas esta temporada. Una cada siete partidos. Y pese a ello, la estadística de la Inteligencia Artificial del Leganés lo sitúa como el mejor pepinero en duelos aéreos con éxito y en despejes. Una garantía que él atribuye a los mecanismos colectivos. “Llevo mucho tiempo jugando de central zurdo. En este sistema de tres centrales juego ahí. Nos hemos ido conociendo. Han llegado jugadores y cuerpo técnico nuevo. Nos hemos ido adaptando. Juegue el que juegue, sabemos qué hay que hacer. Es importante para que demos rendimiento”, cuenta.
“El Leganés debe aspirar a lo máximo”
Porque para Sergio la clave es el equilibrio. “Tuvimos un inicio raro. Es cierto que habíamos tenido momentos buenos de juego, pero a la mínima se nos complicaban los partidos. Encajábamos goles. Ahora estamos cómodos. Hemos encontrado nuestro sitio. Atrás somos muy fiables, pero también muy similar a la parte ofensiva. Hay equilibrio”, repite. Razón no le falta. Allá donde antes el Leganés naufragaba recurrentemente (en su propia área, en la ajena) ahora es conjunto rotundo. Que defiende bien y golpea duro aunque goce de pocas ocasiones.
Son virtudes que se le atribuyen a los equipos que aspiran a lo máximo. En el diccionario de Segunda eso se llama ascenso. Sergio no rehúye de la palabra playoff, pero tampoco la abraza. Lo suyo es una estrategia de ambición sin etiquetas, sean playoff, sea ascenso, que cabalga en el día a día. “Siempre lo he dicho: estemos donde estemos, arriba o abajo… El Leganés debe aspirar siempre a lo máximo”, comienza a explicar con cierto tono de capitán, brazalete que siempre ha portado en los equipos en los que ha jugado.
“Todo el que venga aquí tiene que tener la mentalidad de querer crecer con el club. Desde la humildad hay que ser ambicioso. En la categoría en la que estamos, en fútbol profesional, es complicado ponerse metas más allá del día a día. Hay que verlo todo con esos ojos de ambición y humildad. Es difícil, pero hay que mirar a los ojos al rival y con ganas de ir cada día a más”, zanja sin inflexiones en su verbo, ése que hace poco sólo se dobló para decirle “Sí, quiero” a su esposa. Se casó el 23 de diciembre de 2022 en medio del parón invernal. Quizá la luna de miel tenga que retrasarla hasta bien metido el verano. Eso sería señal de que Sergio y los suyos se han zambullido en el playoff de ascenso.