Segundo año de Flick: los números ‘esconden’ la realidad
Los resultados son casi idénticos en los dos primeros meses de competición respecto al curso pasado, pero la imagen del equipo es mucho menos sólida y más deficitaria.
Si uno se atiene exclusivamente a los fríos números, el balance de este segundo año de Flick en el FC Barcelona es prácticamente idéntico al de la temporada pasada. Tras dos meses de competición se han disputado once partidos oficiales -nueve de LaLiga y dos de Champions- con un balance de ocho victorias, un empate y dos derrotas. El año pasado, el balance era prácticamente similar: nueve victorias, cero empates y dos derrotas. Así pues, la única diferencia es básicamente de dos puntos, de lo que va de una victoria a un empate.
Está claro que al equipo no se le puede acusar de un déficit en este sentido porque la diferencia es mínima. Si entramos a valorar los goles a favor y en contra, sí se empieza a agrandar la desventaja respecto al curso pasado: esta temporada en LaLiga suman 24 goles a favor por 10 en contra, mientras que el año pasado el cómputo era de 28 goles marcados por 9 encajados.
En cualquier caso, los números no son nada alarmantes e invitarían a pensar que el equipo de Flick se encuentra en la misma sintonía que la campaña pasada, donde acabó conquistando el triplete ‘nacional’.
Sin embargo, la realidad es mucho más tozuda y preocupante: el juego del equipo está muy lejos de la efervescencia del primer año, los jugadores reconocen que no están cómodos en el campo y empiezan a sobresalir las primeras voces que reclaman más intensidad y trabajo. El último fue precisamente Pedri, que pese al triunfo ante el Girona, reclamaba una mejoría de juego a todos los niveles.
Es evidente que los rivales empiezan a cogerle el ‘truquillo’ a la defensa adelantada del Barça y que el equipo es menos sólido atrás desde la marcha de Íñigo Martínez. Asimismo, en ataque no hay la fluidez y eficacia del año pasado, con un Robert Lewandowski ausente y un Raphinha lesionado. Si a todo esto sumamos un mediocampo con menos recursos y soluciones -Olmo no está fino y Gavi sigue lesionado-, nos encontramos ante la tormenta pefecta.
Ahora mismo el equipo se agarra como un clavo ardiendo a sus dos estrellas para ir saliendo como puede de los apuros: Pedri y Lamine. El problema es que el canario lo juega todo y empieza a dar síntomas de agotamiento y que el de Rocafonda lleva casi un mes entrando y saliendo del campo por culpa de las lesiones, impidiéndole acabar de coger el ritmo de competición.
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No hay duda de que las derrotas ante el PSG -la primera vez que el Barça de Flick fue inferior a un rival- y Sevilla -con una de las peores primeras partes de la era Flick- han hecho mella en un vestuario que empieza a dar síntomas de debilidad. Veremos si la victoria agónica contra el Girona es suficiente bálsamo, pero lo que es evidente es que muchas veces los números no pueden esconder la realidad...o sí.
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