El estilo Mendi llega a Cádiz
Solidez defensiva y transiciones rápidas para volver a ser aguerridos, Garitano tiene claras unas premisas comunes en su carrera para reanimar al Cádiz.
La era Garitano ya ha echado a rodar en Cádiz. El entrenador vasco es la apuesta de Vizcaíno para sacar al equipo amarillo del descenso y por qué no, mirar más alto si se van dando los resultados. El técnico se metió a gran parte de la afición en su bolsillo en su presentación, con declaraciones claras y concisas. “La aspiración es ganar y ganar”, sentencia el vizcaíno, que afirma estar en “un club grande” y con “ilusión de intentar levantar al equipo desde este próximo fin de semana”. Garitano es un entrenador con amplia experiencia en Primera y Segunda, que, en líneas generales, ha dejado buen poso en cada banquillo en el que ha estado, aunque los resultados no hayan acompañado en muchos momentos. Se le compara en muchas ocasiones con Mendilibar, con el que tiene muchas similitudes.
Su trayectoria en los banquillos comenzó en el Eibar, equipo en el que jugó durante cinco temporadas en su época de futbolista. Tras pasar por el filial, cogió el primer equipo donde consiguió dos ascensos consecutivos (de Segunda B a Primera), con un fútbol cargado de intensidad en el que la clave estaba en la fortaleza defensiva, algo que adolece en estos momentos el Cádiz, equipo que más tantos recibe en Segunda junto con el Cartagena. La de Garitano fue la primera muestra del Eibar en Primera, un equipo aguerrido con un fútbol no tan vistoso como rentable. Los armeros terminaron la temporada en puestos de descenso y Garitano decidió dimitir, aunque el equipo terminó salvándose por el descenso administrativo del Elche.
El entrenador vizcaíno ya estaba en la órbita de equipos ilustres y en julio de 2015 firmó por el Valladolid, en Segunda y con el objetivo de ascender a Primera. Esta etapa, a diferencia de la de Eibar, no cuajó como se esperaba. El equipo blanquivioleta no tenía los materiales que necesitaba para triunfar. Garitano no renuncia a la posesión de balón, pero su fútbol se basa más en las transiciones rápidas, en robar y salir al contraataque y el Valladolid adolecía de estas piezas. Tras diez jornadas al mando, acabó siendo despedido.
En junio de 2016 asumió el cargo en el banquillo del Deportivo, estando en Primera. Gustó mucho en A Coruña y dejó un buen poso, pero los resultados mandan y tras caer con el Leganés en febrero, en un partido en el que tuvieron que jugar a remolque por la expulsión de Albentosa, terminó su etapa en el conjunto gallego. El presidente por aquel entonces era Tino Fernández, al que le dolió mucho tener que echarle por la seriedad que mostraba en su trabajo. Y para muestra, un botón. Bergantiños, uno de los intocables en el Deportivo, no gozaba de tantos minutos con Garitano al mando, sin embargo, el centrocampista ha tenido siempre palabras de cariño hacia su exentrenador, llegando a afirmar incluso, que es el mejor técnico que ha tenido en su carrera.
Tras haber probado la élite, no se le cayeron los anillos por volver al barro de la Segunda B; y en 2017 fichó por el Bilbao Athletic. Allí se le contrató por si la etapa de Berizzo, en el Athletic, terminaba antes de tiempo. Se le considera un rescatador de equipos y en ese momento querían tener un relevo de garantías por si no terminaba de funcionar el argentino, como finalmente sucedió. Aún con un fútbol diferente al de su predecesor, Garitano gozó de sus mejores años en los banquillos a cargo del Athletic. Allí pudo desplegar todo el fútbol que caracteriza a sus equipos. Líneas juntitas, ocupar muy bien los espacios, transiciones rápidas, juego vertical y velocidad tras robos. Para él es fundamental el juego por las bandas y los centros laterales. Meter balones al área es la mejor manera de desatascar partidos y si juegas contra él, debes estar atento a los rechaces. Dani García fue su jugador fetiche e influyó notablemente en futbolistas como Ibai, Expósito, Aketxe, Beñat y Unai López. En lo deportivo, estuvo cerca de clasificar al equipo para disputar la Europa League, pero no lo logró. Su mayor logro fue meter al Athletic en la final de la Copa del Rey, en la temporada 2019-20, sin embargo, la llegada del COVID-19 supuso que se aplazara y cuando se disputó ya había sido despedido del cargo.
En 2021 regresó al Eibar y no necesitaba carta de presentación. El equipo armero había descendido la temporada anterior y pusieron en Garitano las esperanzas de ascenso. El resultado de las dos temporadas a cargo del equipo fue especialmente doloroso. En la primera acabaron en tercera posición, pero marchaban en ascenso directo a falta de una jornada. Todo estaba preparado para celebrar el ascenso, ya que el rival era el Alcorcón, último clasificado y descendido desde hacía semanas. Sin embargo y contra todo pronóstico, el equipo armero cayó ante los alfareros. Una desgracia que no pudieron superar y que les afectó posteriormente en el playoff, cayendo con el Girona. El curso siguiente tuvo un desenlace parecido, aunque esta vez cayó directamente en la promoción, contra el Alavés, tras acabar quinto en Liga.
Su última aventura fue durante la segunda vuelta de la temporada pasada, a bordo del Almería, en Primera. Garitano heredó un equipo que transmitía muy malas sensaciones en la jornada 10 (último y sin victorias) y aunque no ganó ningún partido de los 19 partidos en los que estuvo al cargo, mereció muchos más puntos de los que cosechó. Jugó de tú a tú a los grandes, con resultados apretados (2-1, contra el Atlético; 3-2, ante el Barça; y el famoso 3-2, con el Real Madrid, de las tres intervenciones de VAR). El equipo mejoró con su llegada, pero no pudo parar la sangría atrás. Arriba, la lesión de Luis Suárez le hizo mucho daño al equipo y acabó siendo destituido.
Ahora asume el reto del Cádiz, que necesita puntos urgentemente. Los amarillos vuelven al pasado para contratar a un entrenador del perfil de Álvaro Cervera, que saca los resultados sin importar el brillo del juego. Un entrenador que contagia y transmite mucho a la grada desde la banda. Sus esquemas de juego casan perfectamente con la clase de jugadores que hay en el Cádiz. Las bandas, con Ontiveros y Ocampo, serán aún más protagonistas y habrá variaciones entre el 4-4-2, 4-2-3-1 y 4-4-1-1. La base será hacerse fuerte atrás para poder mirar hacia adelante y aprovechar las oportunidades que tengan sus jugadores. Garitano propone seriedad y puntos para devolver al Cádiz al lugar que le pertenece.
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