El caso de Vilhena, el futbolista convertido en activo circulante
El Espanyol pagó 2,5 millones para que Diego Martínez lo apartara, y lo cedió a la Salernitana convencido de revenderlo con plusvalías. Un año después, lo traspasa al Panathinaikos.
A falta de fichajes, de refuerzos para completar demarcaciones que llevan un año cojas (de aquellos polvos, estos lodos), sí cuenta el Espanyol con salidas. Que tampoco son muchas, pero sí sonadas. La de Joselu Mato al Real Madrid, en calidad de cedido con una opción de compra fácilmente ejecutable por 1,5 millones. Y, desde este fin de semana, el traspaso al Panathinaikos de Tonny Vilhena. Del jugador que sólo ha vestido en propiedad la camiseta blanquiazul 31 días. Y la mayor parte, al margen de sus efímeros compañeros.
Más allá de los primeros meses desde su aterrizaje en enero de 2022, cedido por un Krasnodar que había abonado nueve millones de euros por él en 2019 al Feyenoord, y donde participó en 17 encuentros en los que anotó un gol, la presencia de Vilhena en el Espanyol ha tenido siempre un componente mucho más mercantil que futbolístico. Ese mismo verano, concretamente el 13 de julio de 2022, ejecutó el club perico una opción de compra para quedárselo en propiedad, con el veto ya sobrevenido sobre clubes rusos por la invasión en Ucrania, y a cambio de 2,5 millones a pagar a plazos.
Lejos de lo que se esperaría de un futbolista propio, Vilhena ya nunca más volvió a vestir la camiseta del Espanyol. No en vano, durante semanas se ejercitó junto a los jugadores apartados por el entonces entrenador, Diego Martínez, que a la postre ocupará ahora el banquillo de su máximo rival en la Liga griega, Olympiacos. Hasta que en Cornellà-El Prat consiguieron el objetivo: darle salida.
Su destino el 10 de agosto fue la Salernitana, donde cedido a cambio de 300.000 euros completó un rendimiento tan regular, con 33 encuentros disputados y cuatro goles en la permanencia del equipo en la Serie A, que todo hacía pensar en la ejecución de su opción de compra, cifrada en 3,5 millones. Se esperó el Espanyol hasta el 30 de junio, último día de los italianos para pronunciarse, pero nada ocurrió.
Y, de vuelta a la entidad blanquiazul, ni siquiera ha tenido que completar tres días de entrenamientos Vilhena antes de ser traspasado definitivamente. Ni un año en total como jugador perico a plenos derecho, lo cual le confirma como un activo circulante. El director técnico del Panathinaikos, Ioannis Papadimitriou, que llevaba cinco semanas pendiente de este movimiento, se decidió a recalar en Barcelona para sellar una operación que según el portal deportivo griego SDNA, dejaría en las arcas del Espanyol tres millones de euros, un guarismo que en la realidad puede reducirse por debajo de los dos millones.
Lo que sí es seguro es que el importe de la venta se une al ahorro de su ficha y de la amortización pendiente de su fichaje (tenía contrato hasta 2026, por lo cual esa cantidad superaba aún el millón y medio), y ajusta el límite salarial del equipo en Segunda. Además, se contemplan variables, en casos como la clasificación europea.
También sale ganando lógicamente Vilhena, que pasará de la categoría de plata a un campeonato de primera división, y que percibirá entre 1,5 y 1,8 millones anuales hasta 2027. Y que pasará a la historia como uno de los fichajes con menos vocación deportiva y más financiera del Espanyol.