Umar Sadiq, ante su oportunidad de revancha
El delantero nigeriano regresa con la Real Sociedad a Son Moix, de donde salió llorando en la semifinal de Copa por las ocasiones claras que no fue capaz de aprovechar.
Sadiq Umar salió de Son Moix el 6 de febrero entre lágrimas. El delantero nigeriano abandonó el terreno de juego del campo del Mallorca literalmente hundido. Acababa de ser sustituido en el partido de ida de la semifinal de la Copa del Rey; y si su equipo, la Real Sociedad, no iba por delante en el marcador era porque no había sido capaz de aprovechar las muchas ocasiones claras que tuvo, alguna incluso a puerta vacía. Pero el fútbol siempre ofrece la oportunidad de cobrarte la revancha. Y sólo doce días después de aquella amarga noche para el ‘Látigo de Kaduna’ regresa a ese mismo escenario con la opción de redimirse y demostrar que lo que aquel 6 de febrero fue simplemente un accidente. Es la oportunidad de su revancha particular.
Las imágenes de aquella noche llegaron al corazón de toda la afición de la Real Sociedad, que en el siguiente partido en casa le brindaron una sonora ovación para levantarle la moral y que se animara para volver a marcar cuanto antes. Hay que recordar la sucesión de imágenes. Sadiq se sentó en el banquillo y no pudo aguantar. Se puso la sudadera en la cabeza y se puso a llorar. Pablo Marín, jugador del filial que había viajado con la Real Sociedad, se dio cuenta y trató de animarle. No lo consiguió. Sadiq estaba muy tocado. Avisó a Mikel Labaka, segundo entrenador de Imanol, y éste se sentó a su lado para consolarle. Tampoco lo logró. Y al final del partido el abrazo con Hamari Traoré, uno de sus grandes apoyos en el vestuario, fue sintomático. Sadiq sentía mucho dolor por lo que acababa de pasar sobre el terreno de juego y demostraba el sentimiento hacia su club, porque de otra manera no habría tenido esa reacción.
Imanol le echó un capote públicamente reafirmando su confianza en su juego, y sus compañeros le arroparon en el vestuario. Pero Sadiq todavía no se ha levantado de aquella noche. Contra Osasuna no paró de resbalarse cuando salió en la segunda parte y se cambió varias de botas. Y en París corrió y se esforzó como hace siempre, pero estuvo lejos de su nivel. La sensación es que está bloqueado, pero también hay que de ir que juega con unas pequeñas molestias en la rodilla que no le hacen estar cómodo sobre el terreno de juego. A pesar de eso, no se queja, entrena todos los días con el grupo y quiere ayudar, con la esperanza de que el dolor vaya remitiendo.
Aunque probablemente lo que más le puede ayudar para terminar de desbloquearse será volver a meter un gol, y si es en Mallorca, mucho mejor. Porque así ahuyenta de golpe todos sus fantasmas. Tiene la oportunidad menos de dos semanas después. Y todo apunta a que Imanol lo volverá a poner de inicio. Precisamente para ayudarle. También porque ha sido suplente en los dos últimos partidos, y el oriotarra gestiona las cargas de sus delanteros. Seguro que eso le sirve al nigeriano para su redención definitiva, que deberá ser en el partido de vuelta de la semifinal de Copa en el Reale Arena, donde deberá marcar todo lo que no entró en Son Moix. Aunque por el camino necesita volver a marcar, y ayudar de paso a romper la sequía goleadora de 474 minutos (5 partidos) de su Real Sociedad.