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Roma no se construyó en un día

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Ahora que se acerca la sugerente, esperadísima, histórica e inédita eliminatoria contra la Roma en la Europa League, esta mítica frase recobra un sentido mucho más especial cuando hablamos del actual momento por el que atraviesa la Real Sociedad. Es bastante evidente que su visita al Estadio Olímpico de este próximo jueves no le llega en su mejor estado de forma. No hace falta ser un lince para darse cuenta de ello. Solo basta con mirar sus últimos resultados, y sobre todo las sensaciones que ha dejado. Los txuri-urdin han sumado sólo seis puntos en los últimos seis partidos, bajando de manera exponencial su espectacular ritmo de puntuación de la primera vuelta. De repente, todo lo que era blanco se ha convertido en negro. Sin previo aviso, porque por mucho que Imanol Alguacil dijera que algo así podía llegar, no había ningún indicativo con el que se pudiera prever semejante bajón. Y ahora los jugadores viajan a Roma presos de sus nervios y sus dudas.

Y claro, todo esto ha llenado de un pesimismo desmesurado al entorno del club donostiarra. La afición ve con preocupación cómo el sueño de la Champions League corre peligro si no se reacciona y se retoma el rumbo de la primera vuelta. Y yo sinceramente creo que volverá. Lo tengo muy claro. Como tengo también muy claro que la temporada tiene altibajos, porque no se puede estar durante nueve meses al mismo nivel, ni alto, ni bajo. La clave está en aprovechar los altos y minimizar los daños de los bajos. La Real lo está intentando, y buenos son los empates en vez de las derrotas para ello. Pero lo más importante está en recuperar las sensaciones. Y eso pasa por recuperar una confianza que está tocada. Porque jugar a fútbol no se les ha olvidado, pero la cabeza en esta situaciones juega un papel fundamental. No olvidemos que por encima de jugadores son personas. Y con eso, nunca mejor dicho, también hay que saber jugar.

Y probablemente eso nos lleve a otra de las claves de la temporada, entender que todo es un proceso continuo, que cada paso que damos nos lleva al objetivo final, sea bueno, malo o regular. Y no detenerse nunca en la mejor o peor racha. Porque nadie dijo que alcanzar la gloria sea fácil, porque Roma no se construyó en un día. Esa frase clásica que se usa para referirse a que para lograr algo tienes que esforzarte y todo lleva su tiempo. Que nada es fácil y que no se hace de un día para otro. Tenemos que entenderlo de esta manera para poder comprender el momento que se está atravesando, para no rasgarnos las vestiduras antes de tiempo. Que esto es muy largo.

También porque el jueves no conquistaremos Roma en un día, quedará la vuelta en el Reale Arena. Ni podemos pensar en salir ya derrotados por el mero hecho de que no estamos en nuestro mejor momento, ni salir a marcar un gol en el primer minuto o desesperarnos porque de inicio las cosas no nos vayan bien. La eliminatoria será muy larga, con muchas batallas dentro de la gran guerra, y no ganaremos todas, tenemos que concienciarnos de ello. Pero al mismo tiempo no puede faltar la autocrítica, ser conscientes de que debemos mejorar mucho lo que hemos hecho con balón para tener opciones de meterle mano al equipo de Mourinho. Porque como le de por jugar replegado como los últimos rivales que hemos tenido en Anoeta, lo vamos a pasar mal. Contra Valladolid, Celta y Cádiz ha pasado lo mismo. Los rivales ponen cerrojazo, se centran más en impedir jugar que a jugar, y la Real pasa de empezar intentando dominar el partido con la pelota a terminar frustrándose, y en medio de esa frustración permite a sus rivales tener una única opción sobre la portería de Remiro, y eso le penaliza de manera decisiva. El Valladolid ganó con una única ocasión de gol, el Celta empató con un solo remate en todo el partido y el Cádiz casi gana con una única opción de marcar que acabó pegando en el poste, para fortuna en este caso de la Real. Todo estoy hay que tenerlo en cuenta, porque Roma no se va a conquistar en un día.