Raúl García: “He sido muy feliz en Bilbao, me voy orgulloso”

Raúl García ha protagonizado un acto cargado de emotividad en San Mamés para explicar por qué cuelga las botas y cierra una carrera casi inigualable. Se va a quedar en puertas de batir el récord de partidos en Primera, pero es algo que no le importa gran cosa. Permanecerá para la historia por detrás de Zubizarreta y Joaquín. “¿En qué me cambia conseguir ese primer puesto? No trabajo para compararme ni competir con nadie sino conmigo mismo”, ha destacado. Su adiós no se dilucidó tras ganar la Copa, viendo que era el mejor colofón, “porque ya tenia la decisión tomada”, le ha impulsado que “hay que escuchar a la cabeza”. “Llevo toda la vida anteponiendo mi trabajo como para ahora no ser sensato y otorgar a mi familia el tiempo que ella me ha dado a mí”, ha indicado en la sala de prensa Jose Iragorri.

El caso es que se queda en el podio histórico de Primera. “Miras para atrás y muchas veces te da vértigo lo que he vivido y he tenido que pasar, me siento orgulloso más que de la cantidad del cómo. Me enseñaron una manera de vivir, de comportarme en el día a día, persistir... y ese ha sido el camino que he querido llevar. Los números sirven para ratificar que he hecho las cosas bien”, ha ahondado. El presidente Uriarte y una leyenda como Iribar le han entregado una foto grande enmarcada con su clásico gesto de garra apretando los puños. Y de fondo los dos trofeos que ha ganado en Bilbao, la Copa de este año y la Supercopa de 2021, además de su camiseta con el número 22, la que ha lucido desde que aterrizó en bilbao en 2015, firmada. Se ha emocionado al hablar de su padre ”siempre hay pilares muy importantes, y en casa me han transmitido esos valores, de tal palo tal astilla, aprendí a base de insistencia”, y han asomado las lágrimas por sus ojos al final, cuando se ha ido a abrazar a su familia, compañeros y el resto de los asistentes. “Ahora mismo no tengo capacidad para verme en otro lugar que no sea la playa, quiero que el cuerpo me hable”, ha lanzado con ironía. Le quedan cuatro partidos antes del adiós, curiosamente ante Osasuna este sábado, Celta, Sevilla y Rayo Vallecano.

Jamás se planteó un último baile fuera de Bilbao. “He sido muy feliz aquí y cuando tu familia está bien, tú, también”. La prioridad la tenía en casa. “Sé que necesito mi tiempo, compartirlo con mi familia”, ha reflejado, al tiempo que constataba que “pensar en la retirada no era algo que me daba pánico o que veía como negativo”. Le gustaría que le recuerden por una buena trayectoria, “parece que estoy todo el día enfadado”, bromeaba. “No buscas dejar un legado pero trabajas para que la gente absorba cosas que le puedan servir”. Se va con nueve títulos en su carrera y la guinda es el penalti anotado en la tanda de la final que otorgó la Copa 40 años después en la capital vizcaína, “que no ha sido en el que más nervioso he estado”. “Me siento muy orgulloso de haber venido, las decisiones siempre son muy consensuadas con mi familia, venir aquí ya consideraba que era una buena decisión acertada. El final tenía que llegar y no hay mejor manera de que el equipo esté bien, con esa Copa, me siento muy feliz”.

Ha confesado sentirse “un poco nervioso” por un acto tan multitudinario, pero ha insistido que “no es un momento triste, me lo tomo como que me va a dar otras cosas de las que he tenido que prescindir durante toda mi vida”. Por eso no ha echado mano del típico papel con un discurso “para quedar bien” escrito desde el alma y elaborado el día antes, sino que ha improvisado, “Lo único que me sale es dar las gracias”. Y ha empezado por Osasuna “nací viéndolo y ese sentimiento lo voy a tener siempre”, siguió con el Atlético, donde “incluso en los momentos malos he aprendido mucho y me han mostrado muchísimo cariño” y cuelga las botas en San Mamés. “Me voy siendo athleticzale, he vivido cosas desde dentro lo que ya me comentaban. Ha sido un placer pelear por ese orgullo de ser del Athletic”. Ahí ha clavado la mirada en sus colegas de fatigas: “Con los compañeros haces unos lazos de unión muy fuertes, ha sido un auténtico placer, en otros equipos ese compañerismo es más toxico, de que no vaya bien”. Solo los elegidos se abrazan a una carrera de este calibre.

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