COPA DEL REY | REAL SOCIEDAD - MALLORCA
¿Qué paso con el estadio de Atotxa, el antiguo campo de la Real Sociedad y dónde se situaba?
Un cartel en el que se lee “prohibido jugar a la pelota” está colocado bajo los soportales del bloque de pisos que rodea la Plaza Campo de Atotxa, justo donde estaba ubicado el icónico estadio que vio ganar dos Ligas a la Real Sociedad.
Ya no se puede jugar a fútbol en Atotxa. Y no es una cuestión de que ya no exista el icónico campo que vio a la Real Sociedad ganar dos Ligas en los años 80 con aquel equipo mítico entrenado por Alberto Ormaetxea. El tema es que hoy en día, en el lugar de San Sebastián donde hasta 1993 lucia el coqueto campo de fútbol de Atotxa, ahora se levanta un bloque de pisos que rodea un parque llamado ‘Plaza Campo de Atotxa’ y donde curiosamente puede leerse un cartel en el que reza ‘prohibido jugar a la pelota’. Parece todo un atentado a la historia. Allí donde la Real Sociedad, con jugadores de Donostia y el resto de la provincia de Gipuzkoa, se hizo grande jugando a la pelota como los ángeles, ahora la pelota está prohibida. Una contradicción que resume los cambios de la infancia en la sociedad. Antes los niños crecían jugando al balón en la calle, soñando con llegar a esos campos de fútbol de viejas vigas sucias llenas de barro. Hoy en día los niños ya no juegan con el balón en la calle, prefieren hacerlo en casa y con el mando de la PlayStation en la mano.
Esa curiosa dicotomía nos llevó a hablar con Alberto ‘Bixio’ Gorriz de la mejor Real Sociedad de la historia. “Tenía compañerismo y amistad, por encima de todo, sacrificio también, carácter nuestro gipuzkoano, gente que somos ambiciosos pero con humildad y con ganas de hacer cosas bonitas. Y todo aquello estaba muy bien dirigido por Alberto Ormaetxea que nos supo llevar muy bien al equipo. Y todo eso ha cambiado, como ha cambiado la sociedad, también ha cambiado el fútbol, y esa familiaridad, ahora no se hace, sin más profesionales. Nosotros por ejemplo los cumpleaños siempre los celebrábamos, íbamos al bar de al lado de Atotxa y nos tomábamos unos pintxos y unas cervezas”.
La mudanza de Atotxa al actual Anoeta supuso un cambio de ciclo en la historia de la Real Sociedad. La gloriosa época dio paso a la modernidad, y no derivó en más gloria. Porque esa tardó en volver. Pasaron solo once años desde que el club donostiarra ganó su segunda Liga hasta que se abandonó Atotxa para inaugurarse el estadio de Anoeta, hoy conocido como Reale Arena, en agosto de 1993. Han quedado atrás ya 30 primaveras de aquel cambio de casa fundamental para el futuro del club txuri-urdin. Atotxa tendría actualmente 110 años de vida (se inauguró el 5 de octubre de 1913, y para la puesta de largo se organizó un partido amistoso entre la Real y el Athletic) y estaba ya demasiado viejo. Aunque se planteó su reforma y ampliación, la obra era demasiado costosa y su remodelación no era posible, por su localización. Atotxa estaba ubicado en el barrio de Egia, en el mismo centro de San Sebastián, a muy pocos metros de la Avenida de la Libertad, que desemboca directamente en el paseo de la Concha y Alderdi Eder, donde está el Ayuntamiento de San Sebastián.
Se levantó sobre los cimientos del antiguo Velódromo que databa de 1888 y que estaba situado en el Paseo de Duque de Mandas. En cuanto al nombre del campo, hay diferentes versiones para explicar su origen. La primera y aceptada por la Sociedad Aranzadi dice que la zona de Atocha debe su nombre a un caserío que existió en las cercanías. Otros aseguran que el nombre se debe a Pascual de Atocha, alcalde de Donostia en 1669. Natural de la localidad navarra de Garde, se mudó a Donostia y se dedicó principalmente a la construcción de navíos. Además, fue uno de los fundadores del barrio que se extiende por la margen derecha del río Urumea y que, entonces, se conocía como el barrio de Atocha.
El viejo feudo txuri-urdin estaba perfectamente situado, porque al lado tenía la parada de trenes de la capital de Gipuzkoa. Ahora es un barrio residencial, y al lado de donde estaba Atotxa se ha construido el conocido centro cultural ‘Tabakalera’. Era imposible encontrar una mejor localización céntrica, pero el club donostiarra necesitaba crecer con un campo de mayor aforo. Era la época en la que la televisión irrumpiera con una fuerza inusitada para pasar a financiar el fútbol en Europa. Y los clubes de fútbol se financiaban principalmente gracias a los abonos de sus socios, por lo que el paso a Anoeta, situado en otra zona muy diferente de Donostia, era imprescindible, por mucha que pena que diera dejar un escenario que rezumaba tanto olor a fútbol de toda la vida. Se pasó de poco más de 16.000 localidades a 32.000 asientos (hoy Anoeta tiene capacidad para 40.000 espectadores).