Premios AS 2025 | Varane

Varane: “La lesión cambió mi forma de entrenar, de correr, de cuidarme...”

Varane (Lille, 1993) es un referente del fútbol moderno. Saltó a la fama en el Lens, levantó cuatro Champions con el Madrid, probó la aventura de la Premier en el United y se retiró en el Como. La guinda, el Mundial de 2018. Un merecidísimo Premio AS del deporte.

20/11/25
ENTREVISTA 
RAPHAEL VARANE
Marco Ruiz
Nació en Granada en 1977. Licenciado por la Universidad Europea, entró en AS en 1999, por tanto, es canterano y ‘one club man’. Tras hacer la información del Atlético dos años pasó a formar parte de la sección del Real Madrid, de la que ahora es su Redactor Jefe. Cubrió la Eurocopa de 2008, tres Mundiales de Clubes y una final de Champions.
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Raphaël Varane (Lille, Francia, 1993) es un referente del fútbol moderno. Saltó a la fama en el Lens, levantó cuatro Champions con el Madrid, probó la aventura de la Premier en el United y se retiró en el Como. La guinda, el Mundial de 2018. Habla con pasión de tiempos pasados, pero más aún de los muchos proyectos que tiene de futuro. Raphaël Varane, merecidísimo Premio AS del Deporte por una trayectoria estelar, tiene más mérito aún por una lesión en 2013, en sus inicios, que hizo que su carrera fuera más difícil, pero que por su dedicación no la condicionó.

—¿Se considera un producto del Lens?

—Seguro, jugué de los 9 a los 18 años. El Lens me ha creado como futbolista y los recuerdos son magníficos. También recuerdo momentos difíciles, porque no es fácil dejar a la familia con 13 años. Y hay mucho sacrificio hecho para llegar arriba.

—¿Qué tipo de club es?

—Uno muy familiar. La ciudad tiene 30.000 habitantes y el estadio, que tiene capacidad para 38.000, lleva como 20 llenos consecutivos. Toda la región está apoyando al Lens a tope porque es un club que tiene una identidad muy fuerte.

—¿Sí?

—Es una zona minera y por lo tanto allí hay gente trabajadora que ha sudado mucho para ganarse el pan. Y la afición está muy conectada al club.

Varane: “La lesión cambió mi forma de entrenar, de correr, de cuidarme...”
Raphaël Varane disputa un balón con Jimmy Briand en un Lyon-Lens de la liga francesa en abril de 2010.ROBERT PRATTA

—¿Hay alguien de allí que recuerde como especialmente importante en su carrera?

—Si he de quedarme con uno sólo ese es Gervais Martel, que fue presidente muchos años y también cuando yo estaba en la cantera. Era alguien muy representativo de la imagen del club, muy humano, una persona increíble que, además, me lo puso muy fácil para fichar por el Madrid.

—¿Cuál fue la primera noticia que tuvo del Madrid?

—Estaba en casa de mi madre, estudiando. Creo que era un viernes por la tarde. Y sonó el teléfono. Sonaba tanto aquellos días que casi no presté atención al que hablaba al otro lado. “Uno más”, pensé. Y de repente reconocí a Zidane.

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Raphaël Varane gesticula durante su conversación con AS.AITOR MARTIN

—¡Era Zidane!

—Me asusté, la verdad, y le dije que si podíamos hablar en otro momento, que estaba muy ocupado (risas). Y él, como siempre tan elegante, dijo: “Sí, sí, claro…”.

—¿Qué pasó después?

—Corrí a la habitación de mi hermano mayor: “¡No te vas a creer lo que me ha pasado!”.

—¿Y él qué le dijo?

—¿Le has colgado a Zidane? ¡Pero qué has hecho! (risas).

—¿Habló también con Mourinho antes de fichar?

—No por teléfono, pero antes de firmar viajé a Madrid y sí que hablé personalmente con él. Necesitaba saber si él me quería de verdad.

—¿Cómo fue la conversación?

—Mourinho tiene mucho carisma. Salí diciendo “me voy a matar por ese hombre”.

—¿Tuvo alguna oferta más?

—Muchas, la verdad. Ferguson, incluso, fue a verme personalmente a casa. Él tenía un viaje a París y Lille está en el camino. Y paró.

—¿Fue a su casa?

—Yo no me lo creía. Entre que yo no hablo inglés y que él tiene un acento muy fuerte, fue difícil entenderse. Pero me impresionó mucho, la verdad.

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Varane posa para AS durante la entrevista.AITOR MARTIN

—¿Por qué eligió el Madrid?

—Cuando te llama el Madrid se para el mundo. No hay otra cosa.

—¿Cómo era jugar con Ramos?

—Éramos muy complementarios. A él le gustaba salir, avanzar, y a mí cubrir la espalda. Así que cubríamos mucho campo.

—¿Usted se sentía más seguro corriendo hacia atrás?

—Mi punto fuerte era leer la jugada y utilizar la velocidad para ir al corte. El que va hacia adelante cuerpea más, utiliza más el físico para ir al duelo.

—¿Ha cambiado mucho el desempeño en el puesto en estos años?

—Todo es diferente. Cuando yo empecé no había muchos jugadores grandes y rápidos. Ahora lo son todos. Entonces, un central era fuerte y lento, y eran defensas sin más. Su trabajo era defender, defender y defender. Hoy los centrales son rápidos, físicos, muy buenos con el balón… Pero se pierde un poco ese arte de la defensa. Cuando el delantero se va te pones en medio y chocas con él, ese tipo de cosas. No dejar a nadie cogerte la espalda. Yo a esto le llamo el arte de defender, anticiparse, cortar el balón. Y se ve menos, pero el nivel físico y técnico es increíble. Mire a Saliba, Konaté, Upamecano... Todos muy potentes y muy buenos con el balón.

—¿Tenía Varane alguna debilidad?

—Al final de mi carrera no corría tanto porque me colocaba mejor. Aprendí, y me costó mucho, ir al duelo en el momento justo. Al inicio de mi carrera analizaba mucho la situación, demasiado, y no intervenía porque estaba pensando en todas las opciones.

—Ya…

—Como central a veces tienes que elegir el mal menor. Si hay cinco malas soluciones, debes elegir la menos lesiva. Y si piensas demasiado no pillas el momento justo para intervenir. Yo acabé mi carrera al máximo nivel, jugando contra Haaland el derbi en la final en Wembley. Y sentía que controlaba perfectamente mi timing. Y disfruté.

—¿Qué le gustaba más de Ramos?

—La motivación que tenía. Era capaz de contagiar a todos. No era de hablar. Era un líder por las ganas que ponía y la forma de competir. Era como un general que va a la guerra, alguien a quien seguir.

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Sergio Ramos y Raphaël Varane frenan a Rubén García en un Osasuna-Real Madrid en febrero de 2020.MIKEL SAIZ

—¿Qué tenía de especial ese Madrid que ganó tres Champions seguidas?

—Se hablaba poco, porque todo el mundo sabía lo que tenía que hacer. Eran todos jugadores top en plena madurez y con cualidades complementarias. No hacía falta un plan detallado porque cada jugador tenía esa inteligencia futbolística para saber cuándo tenía que presionar, o juntarse, o cuándo mantener la posesión. Todo fluía.

—Un gusto…

—Benzema no presionaba 90 minutos, pero cuando lo hacía, robaba y marcaba. Huele el fútbol. Y eso le pasaba a todo el equipo. Sabíamos sufrir, sabíamos jugar, sabíamos presionar… También es un equipo que jugó mucho tiempo junto.

—¿Qué legado dejó Zidane?

—Era un líder muy cercano a los jugadores, daba mucha confianza, protegía siempre al equipo. Nunca echaba la culpa a otro. Bueno… Entendía bien a los jugadores. No era uno que gritaba mucho, pero al que sí escuchabas cuando hablaba. Era un líder tranquilo y siempre te empujaba para dar algo más. Le gustaba el riesgo: “Arriesga más”, te decía. “Si fallas es culpa mía…”.

—¿Ancelotti le dejó huella?

—Tampoco era de gritar. Le preocupa más que el jugador se sienta con confianza para rendir.

—¿Se lleva ahora otro tipo de entrenador más moderno?

—El fútbol de ahora se apoya mucho en los datos, en el vídeo y lo táctico, y eso hace que el fútbol sea algo un poco más robótico. Es la verdad. Pero no hay una cosa buena y otra mala. Los datos tienen que apoyar a los entrenadores, pero siempre será el ser humano el que marque la diferencia. La sensación, el instinto. Y esto no se debe perder. Se pone mucha atención al nivel táctico y físico, pero la creatividad también hay que cuidarla.

—¿Cómo recuerda al Xabi jugador?

—En mi primer partido en el Bernabéu no tenía muchas opciones con el balón. Él vino a mis pies, cogió la pelota y de repente todo el mundo se movía en el campo. Organizaba el juego con su calidad, con su pase largo. Y también él ordenaba la presión. Gritaba, empezaba a salir y empujaba a los delanteros. En el campo ya actuaba como un entrenador.

—¿Le gusta lo que ve de él ahora?

—En el fútbol no hay paciencia, eso no es nuevo. Se ve una estructura, se ve lo que quiere hacer… Necesita tiempo. A mí me gusta lo que veo, hay jugadores jóvenes pero ya con experiencia, los franceses, los brasileños…

—¿Le gusta el juego del equipo?

—Hay muchos equipos que vuelan al principio y luego les cuesta más. El Madrid va poco a poco. Yo he visto cambios. Se está trabajando en una estructura con una visión a largo plazo. Es lo que un entrenador necesita para durar. Puedes llegar a ganar sin estructura y jugar ‘tá tá tá tá’. Pero es más difícil de mantenerlo en el tiempo.

—¿Huijsen puede marcar una época?

—Esto no sé, ya veremos… Pero se valora poco lo que es jugar tantos partidos en su primera temporada y con 20 añitos. Eso tiene mucho mérito. Y ya digo, hay que tener paciencia. Se necesita un tiempo como jugador y como persona para digerir lo que le está pasando. Yo sé lo que es eso, puedo verme reflejado. Pero para hacer lo que está haciendo, hay que tener carácter y personalidad.

—¿Y Militao?

—Cuando llegó fue complicado para él. Le dije: “Cuando empieces a jugar no vas a dejar el puesto”. Y no me equivoqué. Es rápido, potente, técnico. Lo tiene todo.

Varane: “La lesión cambió mi forma de entrenar, de correr, de cuidarme...”
Varane, pensativo, en un momento de su entrevista con AS.AITOR MARTIN

—¿Usted borraría algún día de su carrera?

—(Piensa…). Le diría que no, porque todo suma. Pero si he de elegir, es obvio, elijo el día de mi lesión de rodilla.

—¿Habría sido su carrera diferente sin esa lesión?

—Sí, seguro. Tuve que cambiar mi forma de jugar, de correr, de cuidarme. Aprendí muchísimo a nivel físico, de equilibrio, de postura…

—Es que fue en 2013, usted estaba empezando.

—Sí… Tuve que trabajar el doble toda mi carrera. Mi cuerpo debía tener el equilibrio (hace una pausa) perfecto para poder competir al máximo nivel. Si no lo tenía, sufría mucho. Y tuve que crear un staff personalizado alrededor mío, que colaboraba con el club, para encontrar ese equilibrio. Sin esto, habría dejado mi carrera en 2014 o 2015.

—¿Cuál fue el problema?

—Me rompí el menisco externo, que es el más complicado. Y en la operación me extirparon el 72% de ese menisco. Mi cuerpo tuvo una capacidad de adaptación especial y protegió mi rodilla. No tenía ni flexión ni extensión completa y eso protegió la articulación. Pero tuve unas consecuencias a nivel del equilibrio global... De esto podría escribir un libro. Tuve que cambiar las plantillas cada seis meses… Estaba a un nivel de detalle que no se puede imaginar.

—¿Cuánta gente cuidaba de que estuviera bien?

—Fácil, cinco personas.

—¿Ha jugado con dolor?

—Siempre.

—¿Le dolía la rodilla?

—Podía ser la rodilla, el tendón de Aquiles, la espalda… Pero dolor en la rodilla, siempre. Incluso hoy hago deporte y siento dolor. Hacer deporte es muy bueno para la salud, hacer deporte de élite no lo es.

—¿Aquel partido ante el City en el Etihad de la 2019-20 es otro día que borrar en su carrera?

—No, no, aquello me hizo más fuerte. E hizo que luego con el United los derbis fueran más emocionantes (risas). No soy de buscar excusas, nunca lo he hecho. Pero esto me da pie a hablar de un tema que considero muy importante.

—¿Sí?

—En aquel partido arrastraba una conmoción. Y era de varias semanas atrás.

—Cuente, por favor.

—En un partido anterior, contra el Getafe, había recibido un pelotazo fuerte en la sien. Y como tantas otras veces seguí jugando y tuve que ser sustituido. El caso es que los días de después me sentía cansadísimo. Era imposible recuperar. Pensé que quizá era cuestión de dormir más y ya está. Pero la realidad es que estaba conmocionado y no conocía bien los síntomas. Duró varias semanas. Entonces no se hacían tests. Y yo no estaba bien a nivel de coordinación, de energía…

—¿Y qué notó en aquel partido ante el City?

—No podía concentrarme, era imposible. Me sentía lento, poco coordinado. Por ejemplo, el balón arriba y leer la trayectoria, que es mi punto fuerte, imposible. Ese día no había manera. Estaba lento con el balón, yo que siempre jugaba a uno o dos toques.

—Increíble, tanto tiempo después.

—Como atleta es difícil asumir que te está pasando algo. Pero bueno, aprendí mucho de aquello. No es la única vez que me ha pasado en mi carrera, y conozco casos en otros jugadores. A partir de ahí estudié lo que es la conmoción y trabajé con un equipo de expertos en Francia.

—En Inglaterra no está permitido que los niños golpeen con la cabeza.

—Para mí es totalmente lógico. Si habla con expertos es difícil de entender que no se cambien las cosas ya.

—¿Qué sabe de ese tema?

—Hay millones de datos. Los futbolistas tenemos un 3,5% más de posibilidades de tener una enfermedad degenerativa cerebral. Y es mucho. De media, un profesional hace entre 20.000 y 25.000 cabezazos. Yo, como central, muchos más. Entonces, si de pequeño les pueden quitar algunos, bueno será. Y más cuando eres pequeño, porque el cerebro está creciendo.

—¿Cree que esto cambiará?

—Ahora hay test muy certeros. Mire, la tecnología que yo utilizaba para medir mi equilibrio era efectiva también para medir el nivel cognitivo. Sólo estando de pie 30 segundos, parado, ves los micromovimientos y sabes si alguien ha tenido una conmoción cerebral. Esto en Inglaterra lo hacen. Al principio de la temporada hacen pruebas para tener una referencia por si te pasa algo después. Aquí en España, cuando me fui, aún no se hacía.

Varane: “La lesión cambió mi forma de entrenar, de correr, de cuidarme...”
Marco Ruiz, redactor jefe de AS, y Raphaël Varane, en un momento de la entrevista.AITOR MARTIN

—¿Se juega también ahora demasiado?

—Seguro. No sé si para el business añadir competiciones es bueno. Creo que es al contrario. A veces menos es más. Solo hay 272 partidos de NFL, por ejemplo. Hay demasiado fútbol, demasiadas competiciones. Los jóvenes se saturan, se aburren. Yo recuerdo cuando de niño esperaba el partido de Champions. ¡Y por fin llegaba! Pero si tienes demasiados, además de bajar la calidad, pierdes el interés.

—¿Y qué hay de los jugadores?

—Kylian dijo hace poco que claro que puede jugar cien partidos al año, pero no todos al 100%. Hay veces que uno simplemente trata de no lesionarse. Prefiero menos cantidad, pero con más calidad. Hay una locomotora en el fútbol. Menos del 1% de los futbolistas juegan la Copa de Europa y en selecciones, pero son los que todo el mundo quiere ver. Y esos son los que lo juegan todo. Si ese porcentaje explota, todo el futbol caerá.

—Hablando de ese 1% de escogidos... ¿Jugando con Francia usted se sintió parte de algo especial?

—Muy especial, incluso más que ahora. Francia siempre ha tenido buen equipo, pero 2010 y 2012 fue un desastre. Claro, yo llegué en 2012 en un momento duro, recibimos una herencia difícil. En mi primer partido ganábamos 3-0 a Georgia, dimos un pase atrás y la gente empezó a pitar… ¡Ganando 3-0! Todo era tenso y negativo.

—Y lo levantaron.

—El punto de inflexión fue un playoff ante Ucrania. Perdimos allí 2-0. Y a la vuelta, cuando salimos al estadio, la gente empezó a animar, todos de pie. La piel de gallina. Ganamos 3-0.

—¿Qué tenía de especial el equipo de 2018?

—Calidad había de sobra. Pero el funcionamiento interno era increíble. Había muchos líderes: Lloris, Pogba, Griezmann, Kylian jugando en banda, yo mismo… En aquel Mundial empezamos mal, pero luego nació un sentimiento de invencibilidad. Sabíamos que nadie nos podía parar, se palpaba. Y es algo que habíamos creado nosotros.

—Fueron 360 partidos en el Madrid y cuatro Champions ganadas. ¿Le gustaría volver?

—Sí, claro, por qué no. Tengo buena relación con el club, vivo aquí… En el futuro veremos lo que pasa. En realidad, estoy muy cómodo con mis proyectos. El mundo empresarial y el del fútbol se parecen muchísimo. Y yo, en realidad, con 23 años me convertí en el CEO de mi propia empresa porque creé un grupo de gente a mi alrededor. También me gusta mucho esa idea de cambiar el mundo, apoyar a empresas que para mí tienen sentido…

—¿Qué le sedujo del Como para intentar terminar su carrera allí?

—La idea era jugar, pero me lesioné la pierna izquierda, con la que compensaba tanto, y fue el momento de dejarlo. Pero sigo trabajando con ellos. Intento ayudar al club a crecer. Tiene un proyecto fantástico, muy especial, y con una visión muy amplia e innovadora. Trabajo con la Academia, en los Campamentos de Verano… Estoy conociendo la otra parte del fútbol. Lo estoy disfrutando. Y luego tengo otra actividad muy importante que son las fundaciones.

—¿Las fundaciones?

—Estoy ligado a tres. El Stage Varane, que son campus de fútbol mixtos y gratis, educativos y de máximo nivel en cuanto al staff. Ahora lo estoy haciendo en el norte de Francia, antes en Martinica, la isla donde nació mi padre. Es algo que muevo de club en club, no algo fijo, pero la idea es compartir mis valores: trabajo, respeto, humildad y ambición.

—Entiendo…

—Todos mis proyectos son alrededor de quién soy. Si ve lo que hago entenderá lo que soy. Hay otra fundación con los campeones del mundo de 2018 con la que recaudamos fondos para ayudar a otras fundaciones. Y el 1 de diciembre sacamos un documental sobre salud mental. La tercera Fundación está relacionada con los territorios exteriores de Francia que fueron colonia.

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