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REAL MADRID

Valverde, sobre su incidente con Baena: “No me arrepiento de nada”

El uruguayo, en The Players Tribune: “Hay ciertas líneas que no hay que cruzar. No como futbolista, sino como ser humano”.

Actualizado a
Valverde y Baena, en un Real Madrid-Villarreal.
PABLO MORANOREUTERS

Fede Valverde publicó una larguísima carta en The Players Tribune en la que, entre otras cosas, habló del incidente con Álex Baena, del Villarreal, el curso pasado. El uruguayo acusó al español de haberle hecho comentarios hirientes sobre su familia y sobre el hijo que esperaban entonces (Bautista, cuya gestación atravesó dificultades, por fortuna bien resueltas), tras lo cual, según la versión de Baena, este le agredió con un puñetazo. El del Villarreal denunció los hechos, pero la justicia los archivó por considerar la acusación inconsistente y Competición, que había sancionado a Valverde con cuatro partidos, retiró el castigo en consonancia con la justicia ordinaria.

Y de todo ello habló Valverde en su carta, titulada: “El Milagro”. En abril, después de un partido contra el Villarreal, todo se fue a pique. Todo el mundo leyó los titulares. Todos saben los dos lados de “la historia”. No quiero volver a traer a la luz estas cosas horribles otra vez. Todo lo que quiero decir es… En una cancha de fútbol, podés decirme lo que quieras, y no me va a molestar. Soy uruguayo, por Dios. Pero hay ciertas líneas que no hay que cruzar. No como futbolista, sino como ser humano. Hablá sobre mi familia, y esto ya no es más fútbol. Ese día se cruzó una línea. ¿Debería haber reaccionado? Quizás no. Quizás tendría que haber vuelto a casa a compartir una hamburguesa con mi hijo, a comerme unos nuggets y a mirar dibujitos. Pero soy un ser humano, y a veces tenés que saber plantarte por vos mismo y por tu familia. Me dolió ver que los medios me describieran como un tipo violento, se dijeron muchas mentiras que luego se probaron que no eran verdad. Pero honestamente puedo decir que no me arrepiento de nada, porque me hizo crecer todavía más como persona, e hizo que nuestra familia estuviera más unida que nunca. Gracias a Dios, después de ese día negro, las cosas empezaron a mejorar”.

De lo que sí se arrepiente Valverde fue de su actitud cuando dio el salto a la profesionalidad en Peñarol, con sólo 16 años. “No sé si la gente de verdad puede entender lo que significa pasar de ser nadie a alguien que camina por la calle de tu barrio y de repente los adultos se te acercan porque quieren una foto. Recibís mensajes de chicas que la semana anterior ni siquiera te miraban. Todos quieren ser tu amigo. Es imposible no desviarse un poco de la senda y agrandarse. Pero yo había perdido el rumbo y reemplazado a muchos de los amigos con nuevos, como tantos jugadores jóvenes. No es que estuviera haciendo nada raro. Pero era un maleducado. Me acuerdo de ver a los niños que esperaban por un autógrafo mío y yo dudar: “Ufff… ¿Me paro o voy directo pa’ casa? Hoy estoy re cansado”. Y los niños pidiéndote: “Fede, Ey, Fede, Por favor”. Y quizás eran dos minutos, pero yo capaz seguía de largo. Me mata recordarlo, porque esa no fue la manera en la que me educaron mis padres. En verdad, yo no era nadie. Era un boludo más que jugaba al fútbol, que peleaba por sus sueños. La única manera de explicarlo es que quizás estaba cegado por la fama tan repentina”.

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DANI SANCHEZDIARIO AS

Antes de firmar por el Madrid, su fichaje por el Arsenal parecía casi hecho, pero se torció. De eso habla también en su carta: “No es nada contra el Arsenal, pero yo nunca quise irme a Inglaterra. Había gente que me decía: “¿Quién no querría irse al Arsenal? ¿Te querés quedar en Uruguay? ¡Estás loco!” Lo que en realidad querían decirme sin decirlo, era: “Podemos hacer un montón de plata si te vas”. Y ahí te das cuenta de que tu vida no es realmente tuya en el fútbol. Te ponen presión de una manera “amable”. “¡Fede! Si te vas al Arsenal vas a tener una linda cama y una ducha que dure 30 o 40 minutos caliente. ¿A quién no le gustaría esa vida?”. Me mandaron a Londres a una prueba de una semana, pero yo no estaba cómodo. Si sólo pensás en cosas materiales, entonces suena genial. La realidad es que mi familia no podría venir a Londres conmigo. Iba a tener que vivir solo, sin hablar el idioma, con 16 años de edad. Así que fui lo suficientemente loco, o valiente, para decir que no. Dame duchas heladas siempre que pueda quedarme con mi familia. En mi cabeza, me hacía la idea de que después de eso, iba a quedarme en Uruguay para toda mi carrera”.

Hasta que apareció el Madrid, y lo cambió todo: “Estaba en Paraguay, jugando el Sudamericano Sub-17 y venía rompiéndola. Teníamos que jugar un partido decisivo contra Argentina al día siguiente. Yo estaba en mi habitación, y mis padres se estaban quedando en otra habitación del mismo hotel. De repente me llama mi mamá y dice: “Vení para nuestra habitación ahora mismo. Acá hay gente que quiere hablar vos”. No teníamos permiso para salir de nuestras habitaciones, así que le dije: “Ahora no puedo, ma. No podemos salir”. Y corté. Volvió a llamarme. “Fede, vení ahora mismo. Esta gente es del Real Madrid”. Pensé que me estaba haciendo una broma. Pero corrí hasta la otra habitación, y ahí estaban: dos hombres que nunca había visto en mi vida. A ella se le caían las lágrimas. Pero ella siempre es de emocionarse, así que no sabía qué pensar. Le dije: “Ma, sin faltarte el respeto, sabés que no me gusta habl…”. Y ella dijo: “Fede, cállate. Escúchalos. Vas a tener una gran noticia”. Y ahí los tipos empezaron a hablar en español de España, y entonces pensé: “A la mierda… estos no son de aquí. ¿Esto es en serio?”.

“Entonces me dijeron: “Somos del Real Madrid. Creemos que tú puedes convertirte en una estrella con nosotros. Queremos que tú y tus padres se muden a Madrid”. Miré a mi madre. Miré a mi representante con cara de “Nah, me están jodiendo”. Mi madre me miró como diciendo: “Cállate, Fede. No te estamos jodiendo”. Y corrí. Me fui corriendo del cuarto, gritando: “¿Dónde está papá? ¡¡¡Le tengo que contar a papá!!!”. Ese fue el primer día perfecto de mi vida. Porque vi lo emocionados que estaban mis padres. Mi madre se emociona por todo, pero mi papá es duro como una roca. Le cuesta mucho demostrar emociones, aunque ese día logré ver una pequeña grieta. Le vi la lucecita en los ojos. “Mi hijo juega para el Real Madrid”, explica el charrúa.

El Castilla y los calzoncillos

Valverde cuenta, además, cómo fue su aterrizaje en Madrid y cómo, de nuevo, se confundió: “Estaba en la cima del mundo. Por unos meses. Después, la vida me recordó que había que ser humilde, como siempre hace. Te puedo contar el momento exacto cuando me di cuenta de lo boludo que era yo. O sea, ¿cómo no vas a perder un poco el rumbo? Cuando llegué a Madrid, me sentía como si fuera Messi y Cristiano Ronaldo unidos. ¡En serio! En mi defensa, a los 17 años no tenés idea de lo tonto que sos, especialmente cuando te dan un poco de dinero y te elogian un poco. Esa combinación es una droga muy dañina. Pero me sonó la alarma muy rápido, por suerte. En mi primer entrenamiento con el Castilla, entré al vestuario sintiéndome como si caminara en las nubes. Tenía mucha confianza. Ni siquiera me acuerdo nada del entrenamiento en sí. Está todo borroso. Pero lo que sí me acuerdo es que después, cuando todos se estaban cambiando, yo los miraba y trataba de asimilar todo… hasta que de repente me empecé a fijar en lo que estaban usando. Cinturones Gucci. Zapatos Nike nuevos. Sin un rasguño. Billeteras Louis Vuitton. Riñoneras Louis Vuitton. Ni siquiera eran las leyendas, ¡eh! No estamos hablando de Benzema, Modric ni Marcelo. ¡Estos eran los niños! Y ahí me di cuenta, me cayó la ficha: “La puta madre, Fede, estás usando una remera de dos euros”. Para mí, Zara era cara. En Uruguay, si estás con ropa de Zara, no es cualquier cosa. Y ahí yo miraba para los costados y veía que usaban relojes que seguro costaban más que la casa de mis padres. Entonces me hizo el click:: “Pa, boludo. ¡Vos acá no sos nadie!”. Así que estoy ahí sentado, con la ropa sucia y no me quiero sacar ni los zapatos. Todos empiezan a irse para las duchas y ahí yo veo calzoncillos Gucci. ¡Calzones Gucci, carajo! ¿Hasta eso inventaron? ¿Cuánto puede costar algo así? Y yo lo único que pensaba era: “Espero que los míos de hoy no tengan agujeros. Le pido a Dios que mi mamá los haya controlado cuando los lavó”. Nunca me sentí tan chiquito. Esperé a que todos se ducharan y se fueran al estacionamiento, y finalmente me cambié cuando sólo quedábamos el utilero y yo. Esa noche, fui al H&M y dije: “Necesito 10 paquetes de los mejores calzoncillos”. Esa noche pensaba para mis adentros: “¿Quién te pensás que sos? Esto es Real Madrid. ¿Te creías que eras Cristiano? No sos ni mierda”.

Sus inicios en el primer equipo del Madrid no fueron fáciles, le costó jugar y también destacar, algo que le hacía saber hasta su pareja, Mina Bonino, periodista de deportes: “¿Te acordás de cuando el Ajax nos eliminó de la Champions? Nos subimos al auto después del partido, yo estaba que volaba, y lo primero que ella me dice es: “¿De verdad, Fede? ¿Qué fue eso? ¿Así es como pensás jugar en el Real Madrid?” Le dije: “¿Y te creés que no lo sé?”. Y ella siguió: “No arriesgaste nada. No le pegaste al arco, que es lo mejor que tenés. Tenés que pegarle.” Tuve que subirle la ruedita del volumen al máximo para no seguir escuchando sus críticas”.

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