Otro ‘derechazo’ a las dudas
Modric espanta las críticas ante el Sevilla como hizo en 2013 con aquel golazo en Old Trafford cuando se discutía su encaje en el Madrid que dirigía José Mourinho. Ancelotti: “Todo el mundo piensa que es el final de su carrera. Pero él no”.
Tras casi 12 años, en concreto 4.009 días, Luka Modric volvió a sacar a pasear la derecha para despejar dudas y explicar sobre el césped a sus críticos que no se desvanecerá sin luchar, por mucho que cada día del calendario sea una losa para un jugador camino de los 39 años. Los hace en septiembre, por mucho que Ancelotti se empeñase en la rueda de prensa posterior al triunfo ante el Sevilla de ponérselos ya: “No parece un jugador de 39 años, y ese es un dato objetivo”. En el fallo de Carletto, seguro que sin maldad ninguna, subyace una realidad cada vez más palpable: todo apunta a que esta será la última temporada del croata en el Real Madrid, al que llegó en 2012 procedente del Tottenham a cambio de 35 millones de euros para ganar, entre otras muchas cosas, cinco Champions League.
Sí es verdad que Modric acabará la campaña al borde de los 39, una edad que supera con mucho la elegida por jugadores de su perfil para dejar la actividad profesional de primer nivel; Zidane, sin ir más lejos, se jubiló a los 33. Y no es sólo cuestión de épocas, pues el propio Kroos dijo en su momento que esos 33 años eran una edad “bastante buena” para colgar las botas, aunque el alemán se ha desdicho con sus actos: ya tiene 34 y coquetea con seguir otro año en el Madrid, mientras acaba de anunciar que regresa a la selección de Alemania. Modric trabaja desde hace años con un kinesiólogo de su país, Vlatko Vucetic, para ganarle la batalla al tiempo y actuaciones como la del duelo ante el Sevilla le dan la razón.
El croata salió en el 74′ y siete minutos después hacía el 1-0 con un derechazo desde la frontal pegado al poste izquierdo de Nyland, que chocó en la madera antes de introducirse en la red. Le siguió una celebración cargada de alegría y no poca rabia por saber que ha perdido el papel protagónico que tuvo en otro tiempo. Y la foto del gol está repleta de simbolismo: es calcada a la de aquel gol al Manchester United en Old Trafford en marzo de 2013, en la vuelta de octavos de final de la Champions, con el Madrid a punto de ir a la lona europea. Ante el Sevilla, como aquel día, Modric alejó la dudas con un buen derechazo.
El contexto entonces era distinto, pero con aspectos parecidos: tras firmar el anterior verano, Modric no terminaba de encajar en aquel Madrid de Mourinho que, con su 4-2-3-1, no favorecía las cualidades del de Zadar. La mediapunta era propiedad de Özil y, cuando jugaba ahí, se alejaba demasiado de la zona en que se hornea el juego; y en el doble pivote, donde los titulares eran Khedira y Xabi Alonso, le faltaba físico para abarcar el campo que pedía Mou, que además era por norma refractario a que ambos jugadores perdiesen la posición y se volcasen al ataque más de lo estrictamente necesario. La clase de Modric no estaba en discusión, pero el runrún en el Bernabéu sobre si el fichaje podía salir rana ya existía. Y en esas apareció desde el banquillo para empatar un duelo que el Madrid perdía por 1-0 en Old Trafford, resultado que eliminaba a los blancos (aquel día, de verde) tras el 1-1 del Bernabéu. Una acción que insufló moral al Madrid, que terminaría ganando con otro tanto de Cristiano. Y desde aquel día, Modric fue visto con otros ojos, el primer impulso para que al curso siguiente Ancelotti le encontrase el puesto perfecto en el 4-3-3, rumbo a la Décima y todo lo que vendría después.
“Entiendo que Modric esté triste”
Las dudas en torno a Modric esta vez, como entonces, no residen sólo en el entorno (digamos, afición y medios); Mourinho no le sacaba un sitio claro en el once tipo y tampoco lo hace Ancelotti ahora. Sólo ha sido titular en dos de las últimas siete jornadas de Liga, no jugó ni un minuto en la ida de octavos de final de la Champions en Leipzig y en la final de la Supercopa de España, ante el Barça, apenas dispuso de nueve minutos. Modric es el séptimo con más partidos jugados de la plantilla, pero en la lista de titularidades (16) baja hasta el 15º peldaño y en el cómputo de minutos disputados, el verdadero termómetro, también ocupa el 15º puesto con 1.473′. Carletto ha dado paso a la eneryía, como él mismo diría, que le dan los Camavinga, Tchouameni y Valverde, y pese a que empezó dedicando a Kroos un rol también secundario, se ha acabado entregando a la fiabilidad del alemán. Y el croata ha quedado para la Unidad B, llegando a acumular dos jornadas seguidas sin un minuto dos veces, algo que no le había pasado nunca de blanco.
Ancelotti, que en los últimos días llegó a responder sobre la posibilidad de que Modric deje el fútbol en activo y se integre en su cuerpo técnico como ayudante, sabe que la situación es anómala y, a su manera, reconoce que la torea como buenamente puede: “Es muy complicado dejarle en el banquillo, a un jugador así, yo sufrí eso en el último año de mi carrera y entiendo lo que puede pensar cuando no juega, cuando está un poco triste por ello. Lo entiendo perfectamente. Todo el mundo piensa que es el final de su carrera, pero el que no lo piensa es él. Porque muestra que está fresco, está bien, tiene piernas... Por lo que hace, no es verdad que sea el final de su carrera”. Aunque, ante la pregunta del millón, que no es otra que si seguirá otro año en el Madrid o no, Carletto despeja el balón en dirección a los despachos y al propio futbolista: “Está en la mano de Luka, lo que él quiera hacer. Tenemos que esperar su decisión. Modric, Kroos, Nacho... están en la misma situación. Pero es un tema en el que no entro. El club tendrá tiempo para arreglar esto en los próximos meses”.