Monchi se piensa su futuro
“Irme ahora sería de cobardes. Cuando el balón ruede ya habrá tiempo de tomar decisiones”, confiesa el director deportivo del Sevilla. Estuvo más cerca de salir que ahora.
Monchi deshoja la margarita sobre si seguir en el Sevilla o no. “Estoy sufriendo más de lo que desearía a mi peor enemigo”, confesaba el director deportivo en los medios oficiales nervionenses el pasado martes, sin ocultar que vive su peor momento en más de dos décadas como responsable de las planificaciones dentro del Ramón Sánchez-Pizjuán. “Lo fácil sería irme a San Fernando pero no es el momento. Si la solución fuera irme... pero ahora mismo sería de cobardes, además le mandaría un mensaje al grupo muy negativo. Ahora le haría más daño que otra cosa. Cuando deje de rodar el balón ya habrá tiempo de tomar decisiones”. Y esa ‘decisión’ es la que tiene que tomar.
Hacía meses ya que el gaditano dudaba si seguir al frente de la dirección deportiva del Sevilla. Por momentos la balanza se ha decantado de hecho hacia el lado del no. En los últimos tiempos no está tan claro que Monchi vaya a dejar el Sánchez-Pizjuán como ya hizo hace cinco temporadas, cuando después de casi dos décadas mandando en los fichajes nervionenses decidió probar suerte en la Roma.
Eso ocurrió en 2017. En 2019 y después de una crisis que sacó al equipo de los puestos Champions, lo apeó de la Europa League y casi le deja sin clasificación continental esa campaña, el Rey Midas del fútbol mundial atendió la llamada de José Castro para regresar entre la inmensa alegría de la afición. Nada más retornar tomó decisiones controvertidas que salieron espectacularmente, como el fichaje de Lopetegui para el banquillo. El Sevilla ganó la Sexta Europa League y se clasificó tres años seguidos para Champions vía Liga, algo que no había ocurrido nunca antes en su historia.
Pero la última planificación de esta 2022-23, incluido el hecho de no haber acabado con una etapa, la de Julen Lopetegui, que ya se veía completamente agotada, debilitó al Sevilla hasta el punto de llevar toda la temporada flirteando con el descenso. En Europa, eso sí, anda cerca de los cuartos de final de su competición fetiche.