Modric, hoy o quizá nunca
Una cuarta suplencia seguida puede determinar el futuro inmediato del croata. Alaba, baja. Tchouameni apunta a central. Vuelve Chimy en Osasuna.
Hasta el comienzo de la presente temporada, Luka Modric había jugado 488 partidos con el Real Madrid, a una media de 44 por curso, un 83% de ellos como titular. En esta solo ha estado en el once inicial en tres de sus ocho partidos y en dos de ellos se quedó en el banquillo sin disputar un solo minuto. Durante sus once años en el club jugó 112 partidos con Croacia, más de diez por temporada, y el país sigue considerándole su jugador más importante. De hecho, han conseguido convencerle para que, a sus 38 años, dispute la Eurocopa de Alemania que se disputará el próximo año.
Los datos explican bien el porqué del malestar de un futbolista que ha marcado una época en el Madrid y que entiende mal su pérdida de protagonismo en el equipo. Un malestar creciente por lo sucedido en las últimas semanas: fue el único sustituido en el descanso del derbi, en el peor partido del Madrid en la temporada, lo que le convirtió en acusado principal; ni siquiera calentó en los dos partidos siguientes (ante Las Palmas y Girona), y solo tuvo 25 minutos en Nápoles, con un magnífico rendimiento. Es el decimoquinto jugador de la plantilla en tiempo sobre el terreno de juego. Hace tres temporadas era el cuarto; hace dos, el séptimo; la pasada, el undécimo. “A él le afecta y a todos los que le quieren, entre ellos el entrenador, también”, dijo ayer mismo Ancelotti. Hace días había reconocido que el futbolista estaba enfadado. “Nadie está contento cuando no juega. No creo que haya estado tres partidos seguido en el banquillo a lo largo de mi carrera y esa sensación me resulta extraña”, explicó el jugador a Sportske Novosti.
Hoy, pues, es un día importante para saber hacia donde se moverá la carrera de Modric en enero. Se le espera, pero también se le esperaba ante Las Palmas o Girona y no estuvo. A su favor juega que decrece la competencia en el centro del campo si Camavinga continúa como lateral izquierdo y Tchouameni tiene que jugar en la defensa. Eso abre las opciones a que Kroos y Modric coincidan en el once, algo que ha ido a menos en las últimas temporadas y que este curso solo se produjo en el derbi, aunque en ese encuentro el Madrid salió con cinco centrocampistas.
Central de emergencia
Alaba no superó la última prueba y Rüdiger quedó como único central disponible por la sanción de tres partidos a Nacho. No consta que Tchouameni haya jugado de salida ahí ni en el Girondins ni el Mónaco ni en el Madrid, pero Ancelotti reconoció que ha probado con él durante la semana. Otros futbolistas de su corte ya se vieron en estas: Rodri, Busquets y Casemiro, que empezó seis partidos en ese puesto y lo ocupó en algunos más sobre la marcha. El plan B es Mendy, al que Zidane puso ahí en dos encuentros de la temporada 20-21, contra el Getafe y el Eibar (victoria blanca en ambos por 2-0), pero siempre con defensa de tres centrales. En la lista también entró Carrillo, del filial, pero su opción no se contempla de salida. Arriba queda la duda de Rodrygo o Joselu. El delantero español cuadriplica el número de goles del brasileño en la Liga con 190 minutos menos de juego.
Enfrente estará un Osasuna de dos caras. Sus tres victorias, en cuatro partidos, han sido lejos de su casa, mientras que en El Sadar ha sumado un punto de doce, dato engañoso porque por ahí han pasado sucesivamente Athletic, Barça, Sevilla y Atlético. Con estos adversarios solo suma tres puntos menos que el curso anterior a estas alturas y acabó en Conference League y disputó la final de la Copa del Rey, en la que cayó precisamente ante el Madrid.
Un partido controlado
El mismo equipo con la misma filosofía. Jugar lo más lejos posible de su portería sigue siendo el gran objetivo. Y lo cumple. Es el equipo de LaLiga que obliga a sus rivales a defender más cerca de su propia meta (40 metros como media) según un estudio de Opta. En Europa ocupa el noveno lugar de este ranking, por encima de equipos como el PSG. Hoy repetirá, pero con algunas precauciones. Jagoba Arrasate recordó ayer que los partidos de ida y vuelta son el hábitat preferido del Madrid. “Vamos a intentar que no tengan muchas opciones de correr. Estaremos defendiendo durante mucho tiempo y nos veremos sometidos, pero queremos que el encuentro tenga dos direcciones”, dijo el técnico del equipo navarro, expulsado ante el Atlético y que no podrá sentarse en el banquillo.
Arrasate movió mucho la alineación por la jornada intersemanal. De los once que jugaron ante el Atlético el jueves de la semana pasada solo repitieron cuatro el domingo en Vitoria. Hoy seguirá sin poder contar con Unai García, Moi Gómez y Mojica, pero recupera a Chimy Ávila, un alborotador en el mejor y el peor de los sentidos. Ya ha visto dos tarjetas rojas en esta Liga. “Soy de correr y luchar. Cada gol es la comida para mi hija”, le gusta decir para explicar su fogosidad en el campo. Es el hecho diferencia de un Osasuna que no gana al Madrid desde hace doce años y medio. Desde entonces ha sumado cinco empates en 19 partidos, los dos últimos en sus dos visitas más recientes al Bernabéu. Volverse incómodo es uno de sus puntos fuertes.
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