Milagro médico del Madrid
Vinicius desniveló la Intercontinental, tras haber recortado plazos de recuperación. Fue un caso más en una lista cada vez más larga.
El Madrid vive una dualidad. Las lesiones se suceden. Un no parar que dispara la cifra de bajas por encima de la de partidos disputados. Sin embargo, las recuperaciones, la mayoría de ellas, atropellan a las previsiones más optimistas. Vueltas tildadas de milagrosas, que pierden cierto halo por la cotidianeidad con la que ocurren. Sin ir más lejos, Vinicius desniveló la Intercontinental con el físico ya testeado previamente. El 25 de noviembre, el bíceps femoral de su pierna izquierda dijo basta. Se habló de tres semanas. Justo para Lusail. Pero el brasileño aceleró, recortó los plazos ocho días y tuvo tiempo de ser titular, y jugar los 90 minutos, en Bérgamo contra el Atalanta. Una dinámica convertida prácticamente en norma.
Véase también a Ferland Mendy. En la crucial victoria en Montilivi, el francés salió con el cuádriceps derecho dañado. Se daba por sentado que no volvería a jugar en 2024... y no lo hizo. Aunque sí estuvo en la convocatoria contra el Sevilla en el duelo de clausura. Ancelotti prefirió no forzar, pero el lateral estaba disponible en el banquillo de haber sido necesario. Uno más entre los milagros de los galenos blancos.
Milagro, o quizá no tanto. Detrás de esas recuperaciones exprés hay mucho trabajo. Tanto por parte del club como del jugador, en muchos casos con sus preparadores personales haciendo horas extra (siempre consensuado con el departamento de Pintus). Es innegable. Pero estos plazos (casi) siempre menores a los esperados inicialmente están impulsados por una política de precaución a la hora de trazarlos. Ello evita preocupaciones extra, ruido mediático alrededor y resta presión al jugador por saberse siempre dentro (o por delante) de lo estipulado.
Un largo etcétera
El etcétera es cada vez mayor. A Rodrygo, por ejemplo, le ha ocurrido en dos ocasiones. En octubre convirtió una ausencia de tres semanas en dos y en noviembre pasó de cuatro a tres. Unos problemas musculares que, eso sí, no han remitido totalmente hasta diciembre, donde ha recuperado la sonrisa... y el gol: “Ahora me siento bien. Me ha costado un poco por las lesiones. Estuve un mes fuera, volvía y me lesionaba... Fue muy difícil. Mentalmente es jodido, porque quieres estar bien y ayudar, pero no puedes porque estas lesionado. Fue difícil”.
Camavinga dejó huérfano al equipo en agosto por un esguince en el ligamento colateral interno de la rodilla izquierda. A priori, siete u ocho semanas. Fueron cinco. También en agosto, el cuerpo de Bellingham (lesión en el músculo delgado plantar de su pierna derecha) dijo basta. Por un mes, se preveía, pero en tres semanas Jude estuvo listo para la acción. Un esguince de tobillo de Tchouameni en noviembre le tuvo un mes fuera cuando se valoraron cinco semanas. Lucas Vázquez (aductor largo de la pierna izquierda) casi dividió a la mitad los 30 días pautados, pues a los 16 ya viajó a Anfield para enfrentarse al Liverpool...
Dos casos extremos
Y los dos casos más sorprendentes. Brahim y Mbappé. Una lesión en el aductor largo de la pierna derecha parecía apartar al internacional marroquí del césped durante tres meses, según transmitía el club, pero la realidad dejó esas 12 semanas en seis, como vino informando AS. Mientras que Kylian apuntaba a tres semanas sin acción en septiembre, pero terminó perdiéndose sólo el derbi, porque a los siete días estaba jugando ante el Lille de su hermano Ethan. Milagros a Lourdes... y al Real Madrid.
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