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ENTREVISTA | ALFREDO RELAÑO

“La década prodigiosa del fútbol fueron los años 50″

Alfredo Relaño reedita ‘366 historias del fútbol mundial que deberías conocer’, una interesante antología del fútbol, con sus 150 años de historia contenidos día a día.

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“La década prodigiosa del fútbol fueron los años 50″

Alfredo Relaño (Madrid, 1951; 71 años) recibe a AS en su casa, en Madrid, sosteniendo en las manos la reedición de ‘366 historias del fútbol mundial que deberías conocer’ (Espasa), editado por primera vez en 2010. “La palabra Biblia no me gusta, me parece pretenciosa”, aduce Alfredo. Pero lo que tiene en las manos lo es. Toda la historia del fútbol en 814 páginas, a modo de calendario. Día a día con el acontecimiento más importante que pasó. De 1683 hasta este mismo 2022.

-’366 historias del fútbol mundial que deberías conocer’. ¿Por qué la reedición?

-Se editó hace diez, once años, y ha ido muy bien, con un goteo constante de ventas. Hace un año la editorial me dijo: “¿Por qué no lo sacamos otra vez?”. Pero con las cosas que han pasado en este tiempo, que son unas cuantas.

-¿Cuáles ha incluido?

-El asalto del FBI a la FIFA por el Mundial de Qatar, el fútbol femenino que ya salía, pero en tiempos heroícos, muy precarios, y hemos tenido un Balón de Oro, a Alexia Putellas. La tragedia del Chapecoense. La muerte de Maradona. Los 222 millones por Neymar. El burofax de Messi. Cosas muy importantes que no podían faltar en lo que pretende ser una antología de todo lo que ha pasado.

-¿Costó mucho sacar las historias que ya estaban para meter las nuevas?

-¡Casi no me quiero acordar! Pero cuando he quitado una es porque era más importante la nueva. Ya en la primera edición hubo coincidencias. En el fútbol todo lo más granado pasa ahora: final de la primavera, principio del verano. Copas de Europa, finales de las ligas, Mundiales, Eurocopas… El resto del año hubo espacios que, con la ayuda de Bernardo Salazar, al final cubrí. Los últimos tres o cuatro días buscando en periódicos, año por año, en archivos. Hubo días muy reñidos y días muy abiertos.

-Lo último es la expulsión de Rusia del Mundial de Qatar.

-Sí. Y ya no entró pero hubiera tocado esta Champions del Madrid. Esa concatenación de milagros.

-¿Qué partido de todos elegiría?

-Tendría que ver primero la fecha, el que hiciera menos daño. Pero el del City. Me pareció ya que todo se iba enseñando para perfeccionarlo. Era el triple salto mortal. Además, el City es tan club estado como el PSG, con Guardiola, todo el prestigio… Estuvo clasificado desde el minuto 4 de allí hasta el 90 de aquí, y por dos goles. Y siendo mejor. Y, de repente, en el momento en el que el Madrid mete un gol, se cae todo. Hay un trastorno. Es lo que ha pasado los tres días. El City se paralizó completamente.

-¿Han pasado muchas cosas en esta década?

-Ha pasado dos malas. El Mundial de Qatar que es, hasta cierto punto, una alteración de las rutinas y, sobre todo, el toqueteo del reglamento. Eso me tiene preocupado. El VAR no me gusta, pero que Busquets diga: “Yo ya no sé lo que es mano”. ¡Busquets! Si no lo sabe él, ¿a quién se lo pregunto? Los árbitros tampoco lo saben. Se ve. Se está haciendo un deterioro… Empiezo a notar mucho una baloncestización del fútbol. Que no lo digo en contra pero al fútbol le ha ido mejor que a ningún deporte y, cuando lo veo copiando de otros, pienso: “Pues no se me ocurriría”.

“El primer trofeo de la FA Cup es el Santo Grial del fútbol. Aún sueño con que lo encuentran”

'Ídolo de latón'

-Un reglamento de un 26 de octubre de 1863.

-Sí. El fútbol se crea en una taberna inglesa: la Freemasons Arms. Ahí se juntaron los delegados de muchas universidades. Todos jugaban una cosa parecida, entre rugby y fútbol, y se creó un reglamento. Salieron divididos: por un lado los que preferían más con los pies y, por otro, los que acabaron constituyendo el rugby. Un primer reglamento que no se parece al que luego vivimos. Sin árbitro, penalti, área. Eso se va introduciendo. En 1925 se formula más o menos como lo hemos conocido… Y eso le dio al fútbol solidez, universalidad, un reglamento muy fácil de entender. Prácticamente una ley natural. Ahora se está pervirtiendo y hará mucho más difícil seguir el fútbol. Te lo cambian cada tres días.

-El 11 de septiembre de 1895 también sucedió algo curioso.

-Esa historia me tiene sorbido el seso: el robo de la primera Copa de Inglaterra. La llamaban ‘El pequeño ídolo de latón’. La creó una revista. La copa no te la daban, la tenías un año, se ponía en juego y a otro. Formalmente sigue así. Pues esa primera, a los 25 años de existencia, se la roban al Aston Villa. Desaparece. Luego hubo una segunda que, cuando se retiró uno de los grandes promotores allí, se le dio. Y una tercera que es la que aún se juega. Pero aquella primera desapareció. Un día, al cabo de bastantes años, la Policía detuvo a un mendigo, alcoholizado. Dijo que la había robado él. Les llevó dónde la había escondido pero no apareció. -Yo aún sueño que lo haga. Es como el Santo Grial del fútbol.

-El libro tiene muchas historias así, curiosas, que sorprenden.

-Algo impactante, algo ejemplar, algo que marcara algún momento.

-Y un nombre repetido: Arsenal.

-Le pegó un estirón enorme al fútbol en los años 20. Inventa los números en las espaldas, es el primero que pone un reloj en el campo, de 45′, el primero al que se le radia un partido, en concreto ante el Sheffield, al que se le televisa un entrenamiento... Fue el mejor equipo del mundo en ese momento. Ganó mucho y consiguió que el fútbol saltara la tapia del estadio, a la calle, con la tele. ¡Hasta cambió el nombre de la parada de metro a los pies del campo para llamarse Arsenal y así aparecer en todas las estaciones de Londres!

-¿Cuál es la década en la que más cosas han pasado?

-La gran expansión fue en los 50. Primero porque hay un impacto del Maracanazo, que empieza con eso, y es la década prodigiosa. Nace Pelé (Mundial 58), están Di Stéfano y Kubala, se crea la Eurocopa, la Copa de Europa (1955-56).

-¿Y la más convulsa?

-Esta. Con el asalto del FBI a la FIFA, el Mundial este... Hay dos intentos de cisma que me alarman mucho. Me parece que estamos en manos de irresponsables. En el fútbol de toda la vida, como deporte, había un cierto pacto honorable, de respetarse, y ahora es lo contrario. Lo ves aquí, entre Tebas y Rubiales. Y entre la FIFA y la UEFA, hoy en una antipatía muy grande. La pretensión de la FIFA del Mundial bienal me parecía desastrosa. No cabe en el calendario. Los cuatro años es una medida perfecta, que nace en los Juegos Olímpicos.

-Y la Champions va a cambiar.

-Una competición que es la perfección. La Copa de Europa empieza con los campeones de Liga de cada país. Te podían eliminar a la primera, solo tenías un partido. Se ha ido abriendo a más equipos de los países ricos, poniendo filtros a los pobres que, aún así, pueden llegar, ahí estuvo el Sheriff. Tienes seis partidos seguro en la primera fase, con dos enfrentamientos entre equipos gordos. Luego ya son casi todos. El Madrid este año jugó contra el Inter, el PSG, Chelsea, City y Liverpool. Yo no veía la necesidad de cambiar eso. Pero hay una atmósfera general de estropicio.

-El día que se publique esta entrevista será 12 de junio. En 2018, este día, Lopetegui ficha por el Madrid y Rubiales le echa.

-Mira, una de las cosas recientes. Tuvo un impacto grande, que ya reflejaba las tensiones de estos tiempos. El no aguantar un pelo. -¿Por qué no lo hace Rubiales? Porque se lo contaron muy mal.

“Vivimos la década más convulsa, con una atmósfera general de estropicio”

Actualidad

-¿Sí?

-Él se enteró por Florentino, que está mal, porque debía haber sido Lopetegui. Pero quedaron en que Florentino se lo decía a Rubiales, en Moscú en un congreso de la FIFA, y Lopetegui a los jugadores. Y cuando Rubiales llama, Julen está metido con los jugadores, contándoselo. Y a Rubiales se le incendian los cuernos. Coge un avión y lo echa. A mí no me gustó lo que hizo Florentino pero suelo recordar una cosa: cuando íbamos a la Eurocopa de Italia, Kubala era el seleccionador y fichó por el Barça para el año siguiente. ¡Y se llevó al Barça a dos seleccionados, Quini y Alexanco! Y no pasó nada.

-¿Y por qué en 2018 sí?

-Del Madrid se espera otro tipo de conducta. Decía Candau, un jefe mío, que la segunda religión oficial del país era el madridismo, pero el antimadridismo la tercera. Del Madrid se espera que, casi, tenga una conducta de estado. Fue visto mucho tiempo como el equipo de España, cuando ganaba las Copas de Europa y la Selección nada.

-Es uno de los protagonistas del 29 de febrero. El día 366...

-Ese es un día que hará felices a los atléticos, el primer gran robo del Madrid al Atleti del que yo tengo memoria. Un gol con la mano de Alsúa. Al día siguiente, en la Hoja del Lunes o el Marca, la foto era inequívoca. Sale pegándole un manotazo. No rebota, lo dirige. Me preguntabas antes, cómo hice este libro. Primero me fui haciendo yo, y hablando con Salazar, un recuento de las cosas que me parecían importantes, que conocía, y buscaba la fecha en que habían pasado. Este era de los que tenía en la cabeza. Cuando era niño aún se hablaba de eso y encontré que fue un bisiesto, un 29 de febrero. Pues ya está: 366 días en vez de 365.

-Fue en 1948. Las jugadas polémicas se quitaban del NODO.

-Se montaban tales broncas... La primera por la que se quitó fue un final de Liga que le gana el Atleti al Sevilla. Hay una jugada en que el Sevilla llega a la línea de fondo, centra, marca y el árbitro lo anula.

-¿Cómo era el seguir el fútbol a través del NODO?

-La tele aparece en España en los 60 y la tenían los que ahora pueden tener un yate. En los 70 ya la podía tener más o menos todo el mundo. Yo tuve un tío al que le iban mejor las cosas y la tenía, creo, desde 1963. Íbamos allí a ver el fútbol. En mi casa entró en 1968.

-¿Se emitía solo un partido?

-Sí. A partir de 1961, 1963, uno de Liga los domingos, los del Madrid de Copa de Europa, que era el equipo que la jugaba siempre, no todos, y alguno de la Selección. Y el Mundial 1966.

“Le pegó un estirón enorme al fútbol. Inventa los números, los relojes de 45′ en cada tiempo...”

Arsenal

-¿Y en la radio?

-En la radio sí se radiaba. Cuando empezó la tele, se amontonaba la gente delante de los escaparates de las tiendas de aparatos eléctricos porque las tenían encendidas con el partido puesto. El NODO era un noticiario en blanco y negro que se ponía entre película y película en sesión continua, una de vaqueros, una de amor. Tardaban dos semanas. Metían siempre los Madrid-Atleti, los Madrid-Barça, bastante al Athletic y cuando había final de Copa o partido de Copa de Europa. Era la única manera de ver el fútbol que no fuera en el campo, que no todo el mundo podía.

-¿Sí?

Entonces veíamos muy poco fútbol. Si a ti te gustaba mucho y querías ver a Kubala lo veías una vez al año, dos si en tu ciudad había dos equipos, como en Madrid. No había jugadas repetidas. Te ponían una o dos. Estaban bien filmados. A veces se comían goles porque tenían que empalmar un paso con otro gol: la película valía dinero. Yo recuerdo todavía que, cuando empecé en Marca, los fotógrafos llevaban lo que llamaban colas, no los carretes de 36. Hacían ocho fotos de un partido, lo revelaban y lo demás se lo quedaban. No les daba el dinero para hacer seis rollos.

-¿La fecha más difícil?

-El 30 de mayo. Ese día el Roma jugó su única final de Copa de Europa y la perdió, en el Olímpico de Roma, ante el Liverpool de Robinson. Yo la vi con un amigo que luego fue presidente de la FEB, Pepe Sáez, y nos metimos mucho con un jugador, Di Bartolomei. Era muy bueno, mediapunta, pero ese partido lo jugó muy escaqueado atrás, donde Casemiro. Y lo tomamos como símbolo de escapista. Cuando veíamos a uno que era un trazas: “Este es un Di Bartolomei...”.

-¿Y qué sucedió?

-Pues que Di Bartolomei se suicidó a los diez años de ese partido. En la terraza de su casa, un tiro en la cabeza. El mismo día. Me impactó, me supo muy mal. A partir de ese partido, él quedó mal en Roma, aceptó fichar por el Milán, donde no lo quisieron por venir de Roma, e invirtió en un negocio de escuelas de fútbol que fracasó. Entonces los jugadores ganaban dinero pero no tantísimo, una equivocación te llevaba los ahorros en cinco años. Estaba arruinado.

-¿Un día en el que sienta que han ocurrido muchas cosas?

-El 15 de mayo ha habido muchas finales europeas. Del Madrid, del Atleti... Siempre me he fijado porque es San Isidro.

-El 11 de febrero de 1970, “Nace en Sevilla el ‘jugador número doce”. Un año más tarde, ese mismo día fue el primero en que el nombre de Alfredo Relaño aparece por primera vez en un periódico. Una entrevista a Fermín.

-¡Eso no lo sabía!

“Están el asalto del FBI a la FIFA, Alexia Putellas, la muerte de Maradona, el burofax de Messi”

Novedades de la edición 2020

-Pues en 1971, el día en que usted se estrenó en Marca.

-Un milagro como los del Madrid de este año. Yo iba a la escuela de periodismo, era febrero, no llevaba mucho, estaba en primero. Tenía un amigo en segundo que iba a un semanario de deportes que daba Antonio Valencia, subdirector de Marca y mi firma favorita de todas las que he leído nunca. Le dijo a mi amigo que fuera a la redacción pero no se atrevía. Y me lo dijo a mí. Fui con él como si voy contigo al dentista, para darle valor.

-Pero...

-Llegamos allí. “Aquí los chicos de Antonio Valencia”. Y nos pasaron a un redactor jefe que, luego me di cuenta nos mandaba a paseo, nos dijo: “Traed algo mañana”. Yo me fui al día siguiente a la ciudad deportiva del Madrid y me enteré que querían ceder a Fermín al Logroñés. Le hice una entrevista. En Marca, entonces, entraban a las siete de la tarde y a esa hora yo ya había ido y escrito. Al día siguiente, por un vecino, supe que a García Remón, entonces portero de los juveniles del Madrid, le habían convocado para la Sub-21. Le llamé y le hice otra entrevista. Y ya, mojando dos días, me encargaron un partido en el campo del Atleti, ante el Talavera. Me hizo una ilusión bárbara. Tenía 21 años. Entrar allí como cronista, con un pase de prensa, bajar a los vestuarios, hablar con Gárate, Amancio… Y todo por la chiripa de acompañar...

-El periodismo le llegó por Tintín.

-Mi padre me había enseñado francés con los ‘Tintines’ y Tintín era reportero. Luego no salía haciendo nada de periodista, pero tenía muchas aventuras. Ahí me entró en la cabeza el periodismo.

-Pero se matriculó primero en Caminos.

-Me tiró mi padre. Estaba empeñado en que lo hiciera, como mi hermano. A él la guerra le había partido. Le cogió en medio de la carrera y luego ya no pudo, tuvo que hacer una mili de tres años. Mi padre quería que todos fuéramos ingenieros de caminos. Mi hermana no podía, ninguna chica se había apuntado jamás, hizo Exactas. Cuando yo me matriculé, después, se apuntaron dos entre mil y una acabó. Todos los demás, chicos. Fíjate como era el tiempo. Estuve allí dos años jugando a fútbol en el campo de enfrente hasta que mi padre se decidió a rendirse. Al principio le horrorizaba el periodismo.

-¿Cómo es su vida de jubilado?

-Digamos que me he quedado con lo divertido. Escribo cinco días a la semana en el AS, una en El País y entro en la SER con el Madrid y la Selección. Camino mucho por la Casa de Campo. Leo, veo partidos, y hago pequeños viajes por las carreteras de España, en zonas de Madrid o del interior.

-¿Qué le gusta leer?

-Historia, mucho, literatura sudamericana y cosas de fútbol.

-¿El libro que más le ha impactado como lector?

-Cien años de soledad (de Gabriel García Márquez). Luego Fiebre en las gradas (de Nick Hornby) también me parece un libro precioso.

-Del Arsenal tenía que ser.

-Claro, ¿ves?, ahí siempre… (ríe).

Una antología del fútbol con el recuerdo eterno a Bernardo Salazar

Di Stéfano (“que fue capitán en el partido que celebró el centenario del fútbol”), Cruyff, Pelé, Cristiano, Messi y Alexia Putellas son algunos de los personajes ilustrados por Luis Doyague en la portada de ‘366 historias del fútbol mundial que deberías conocer’. En la contraportada está el propio Alfredo Relaño. Con un micrófono, un balón de la Champions y una libreta y un boli. “Está bien hecha, me gusta”, esgrime divertido. La emoción le llena varias veces durante la entrevista, pero es una distinta, llena de nostalgia: cuando habla de Bernardo Salazar, historiador de fútbol, con quien en 2010 cosió, mano a mano, dos cabezas enciclopédicas, el esqueleto de este libro que se reedita. Falleció en 2018, pero se mantiene muy vivo siempre, en los recuerdos de Alfredo, sus vivencias, en ‘366 historias’.