Diego Martínez: “Queremos emocionar a nuestra gente”
El entrenador de Las Palmas despacha con Diario AS sobre el “reto” que asumió hace un par de semanas. “Seguimos en una situación muy complicada”, advierte.
La jornada de trabajo de este jueves en la Ciudad Deportiva de Las Palmas se consume mientras algunos futbolistas se ponen finos en el gimnasio, otros almuerzos y algunos ultiman su puesta a punto con algún cuidado médico. Cada uno a lo suyo y nosotros alcanzamos un acogedor espacio para pasar un rato enriquecedor con Diego Martínez (Vigo, 1980) y charlar sobre experiencias vitales, psicología, el fútbol, Estopa o Paco de Lucía. “Soy ecléctico”, insiste el entrenador de Las Palmas.
Mantiene que sigue “en una carrera de fondo” e insiste en el concepto de “facilitador”: “Ayudamos a que otros hagan, algo que es muy diferente a hacer. El cuadro lo pintan los futbolistas”.
Reniega de los extremos, así en la vida como en el fútbol, y los debates estériles. Apuesta por saber interpretar lo que necesite un partido en cada momento y lanza un mensaje a sus futbolistas y público en general: “Hay que poner encima de la mesa que hay empatizar exigiendo, exigir empatizando, pero una sin la otra no es deporte de alto rendimiento. Aquí estamos para ganar partidos o para competir a nuestro máximo nivel. Luego, si ganamos partidos es la hostia”.
Su disertación sobre las “emociones compartidas” salpica un encuentro lleno de caminos que recorrer.
Si le pregunto que si hubiera firmado este balance desde su llegada, nueve puntos de 12 posible en liga más la victoria copera en Ontiñena, la respuesta es demasiado evidente. ¿Qué se le pasa por la cabeza cuando un balance de cómo estaba Las Palmas antes y cómo está ahora?
No creo en estas valoraciones tan a corto plazo. Intentamos estar concentrados en lo que hacemos día a día, mejorarnos, que el equipo vaya creciendo. Pero sabéis que en el fútbol, cuando estás en competición cada semana es un reto, un desafío. Estamos mejor que hace un mes pero todavía tenemos mucho que crecer y mejorar. Evidentemente las emociones positivas siempre ayudan a que el día a día sea mejor. Ese refuerzo que te dan los puntos siempre ayuda a que la calidad del trabajo, no tanto por lo que intentas hacer sino por cómo te sientes en el día a día, sea más eficiente y productiva. Pero tenemos que pensar en el presente. Lo que hemos hecho está muy bien. Pero fíjate si la situación es límite y complicada que aún haciendo algo muy, muy bueno seguimos todavía en un momento muy complejo y complicado.
Comentaba que su trabajo en Las Palmas lo tomó como un desafío. El equipo venía en una racha demasiado negativa. ¿Qué se encontró cuando inicia ese desafío?
Evidentemente, si solo pienso en eso no hubiese venido (se ríe). Hay que analizar más cosas. Entre ellas estaba el desafío que teníamos por delante. Luego, somos un equipo que, por lo que me transmitieron el presidente, la Dirección Deportiva, tenían una idea muy clara de lo que necesitaban, lo que querían y qué le podíamos aportar nosotros. Ese encaje fue muy bueno. También porque creemos que es una plantilla que tiene talento y que podíamos crecer. No me planteo puntuaciones a medio plazo más allá del siguiente partido. Y como esa es nuestra manera de pensar vamos partido a partido, semana a semana. Pero es cierto que veníamos preparados, y lo seguimos estando, para que sea una temporada larga, dura, difícil. A lo mejor el premio no siempre viene en forma del 75% posible de los puntos. Cuando venga menos porcentaje tenemos que seguir creyendo en nosotros y yendo adelante. Esto es una carrera de fondo y con esa mentalidad hemos venido.
Entre su círculo personal más cercano, equipo de trabajo, familia… ¿le llegaron a preguntar que qué necesidad tenía de venir a un equipo que estaba tan mal como Las Palmas? El reto parecía demasiado grande.
Y lo sigue siendo (rotundo). Es un reto mayúsculo y, como te digo, estamos mejor que hace un mes pero la situación es muy compleja. Como hemos dicho siempre, la permanencia es un sueño y objetivo que tenemos todos pero lograrla va a ser muy complicado. Creo que hay que escucharse a uno mismo. Muchas veces, las propuestas que afortunadamente hemos tenido durante todo este tiempo no solo tienen que ver con un enfoque racional de las cosas sino también con los feelings, las intuiciones, los momentos. Esto es muy importante: los momentos de cada uno, los momentos de la temporada, de la competición. Tienen que ver muchas cosas, es algo multifactorial. No podemos hablar solo de un caso. Si como entrenador haces mucho caso a lo que dicen desde fuera no podrías serlo (se ríe).
En su carrera como entrenador fue progresando poco a poco. ¿En qué momento se da cuenta de que se puede ganar la vida en un banquillo?
Tampoco es un día… Al final, uno deja de jugar. Cuando estaba jugando siempre tenía mucha inquietud por aprender de otros deportes y asistir a congresos, cursos… Ahí vas viendo que hay una semilla de aprendizaje, que te gusta aprender. Mi primer equipo era de cadetes. Ahí empiezas a entrenar y vas notando la vocación. Estuvo muy bien. Después fueron juveniles y con 25 años ya estaba entrenando en Tercera División, algo que también salió muy bien. Es como que todo va fluyendo de una manera natural. Creo que lo más importante es la vocación que sientes cuando estás delante de un grupo y te apasiona lo que haces. Luego están las circunstancias, que vayan confiando en ti presidentes y directores deportivos en proyectos en los que consigues objetivos y en la mayoría de los casos cumples expectativas. Sigues avanzando. Es un camino muy arduo, complejo, pero lo hemos forjado a pulso porque realmente analizo y miro para atrás, algo que no me gusta mucho, y veo que para poder entrenar en la siguiente categoría he tenido que ascender y mantenerme. No yo sino el equipo en el que he estado. Hay que utilizar la primera persona del plural: tuvimos que ascender y mantenernos. Esto es un camino largo, de mucha exposición, de mucho background, de muchas experiencias, lo que te hace forjarte como entrenador. En mi caso es un tema vocacional. Es una cuestión de todo. Como dice Tonono, el director de la cantera de Las Palmas, “somos docentes”.
Usted, como entrenador, ha tenido mucho barro, mucho campo de tierra, categorías de formación… ¿Eso le hace valorar más lo que tiene ahora?
Creo que los itinerarios son diferentes para un futbolista o un entrenador. Nunca he entrado en ese debate de entrenadores que hayamos llegado desde la base, otros que hayan sido exjugadores… Creo que cada uno tiene sus experiencias. Hay cosas que hay cosas que los ex jugadores han vivido que yo, por mi perfil, no. O al revés. Esto se trata de armonizar una trayectoria y de poder seguir avanzando. Creo que los itinerarios son múltiples. Sí que es cierto que en el fútbol somos muy dados a las etiquetas, lo que para mí es un grave error. En otros deportes es muy habitual. Hay trayectorias de todo tipo. Creo que lo importante no es solo es la pasión, vocación y conocimiento de lo que haces. Y sobre todo, lo más importante: que tu equipo crea en lo que haces, generar una metodología de trabajo que aspire a ser una cultura de trabajo. Y tener resultados que te permitan cumplir objetivos superando expectativas. Esto es lo que nos pasa a todos. Esto le pasa tanto a un perfil más como el mío como al de un exjugador. Consiste en lo mismo.
Los deportistas o entrenadores profesionales destacan que uno de los principales beneficios de su trabajo es aprender de estar en culturas o escenarios tan dispares. Usted, siendo gallego, ha ejercido en Sevilla, Granada, Barcelona, Atenas o Gran Canaria. ¿Qué le aportó a nivel personal y deportivo estar en lugares tan distintos?
Me quedo con lo positivo de las cosas. En todo este camino, en el que ahora tengo 43 años pero empecé a entrenar con 20, me quedo con lo positivo. Pero que yo lo valore no significa que esto sea un camino de rosas. También hubo mucho sufrimiento, muchas renuncias a cosas, enfocar tu vida de una manera que afecta también a la de tu familia… Esto también existe. Enfocarse en lo positivo no significa que lo negativo no exista. Soy una persona a la que le gusta, a mí y a mi equipo de trabajo, concentrarse en eso. Son experiencias vitales como familia, como persona, culturas distintas, idiomas distintos, personalidades distintas… todo esto creo que es un bagaje y un background muy bonito. Hay que tener la intención de aprovecharlo. Mi madre decía siempre una frase: “Este ha pasado por la Universidad pero la Universidad no ha pasado por él”. Esto pasa también con las experiencias de la vida. Puedes pasar muchas cosas pero si no reflexionas sobre ellas o no tienes la intención de aprender pueden pasar otros 40 años viviendo experiencias que no van a ser significativas. Siempre voy con los ojos y la mente abiertas. Diferentes culturas, idiomas, aprendizajes… Busco empaparme de todo lo bueno.
Usted dijo en su presentación que era un facilitador para la gente de la cantera o futbolistas jóvenes. ¿Cómo ve lo que viene por debajo del primer equipo?
Muy bien. No me refiero solo a la cantera. Nosotros somos facilitadores. Ayudamos a que otros hagan, algo que es muy diferente a hacer. Nosotros ayudamos a que otros pinten el cuadro, como decía el otro día. Lo pintan los jugadores, que son los protagonistas. Somos facilitadores para darles el mejor contexto posible para desarrollarse, para afinar sus herramientas y que incorporen registros, para que desarrollen una autoconfianza que les permita progresar… Y sobre todo, generar una mentalidad o cohesión de equipo que nos permita, juntos, llegar mucho más lejos. Un entrenador tiene que ser muchas cosas a la vez, no solo en el fútbol profesional sino también en el formativo o en la cantera. Tienes que intenta ser facilitador. A veces tienes que ser hermano mayor, a veces padre, otras poli malo o bueno. Todo eso es a la vez, y a la vez tienes que intentar sacar rendimiento. Es fútbol formativo pero en un equipo profesional. El objetivo es prepararlos para ser profesionales, con lo cual ahí ya hay tintes de exigencia que el fútbol de formación, o recreativo, no tiene. Estos pequeños matices necesitan de muy buenos profesionales y de una estructura muy clara. Los matices, como son matices, no siempre los aciertas. Y como los humanos somos humanos siempre estamos en un juego de acierto y error. Me imagino igual que un profesor o cualquier persona que intenta gestionar un grupo para sacar un rendimiento. Tienes que ser muchas cosas a la vez y no siempre la misma.
Habla usted de matices. En su rueda de prensa de presentación, a una pregunta de este periodista hizo el matiz de que, quizás, habría que empezar por cambiar el mensaje o la forma de transmitírselo a los jugadores. A veces parece que podemos decirle a los futbolistas las cosas de cualquier manera. ¿Hay cierta tendencia al olvido del factor humano por mucho que sean deportistas profesionales, como si se les pudiera decir cualquier cosa?
Hemos hablado del enfoque de centro de alto rendimiento me parece muy interesante. Vamos a uno, olvídate del fútbol. Para sacar el máximo rendimiento necesitas tener una buena química, una buena cultura de trabajo, que las emociones sean los más positivas posibles… Pero también tienes que haber una mezcla entre emociones positivas, empatía y exigencia. Es ahí donde muchas veces se choca. Más que equilibrio tiene que haber armonía porque el equilibrio es como que va todo en la misma línea, y no es así. En la armonía a veces necesitamos más exigencia, otras más empatía… Te pongo un ejemplo. El tema de la suerte es un poco controvertido pero me he preocupado de gente que ha estado en un Centro de Alto Rendimiento: un atleta, un gimnasta. En Granada está el CAR de Sierra Nevada, en Barcelona está el Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat, y he hablado con gente que ha estado allí; gente muy exitosa que que ha estado en Olimpiadas, en Campeonatos del mundo. Les preguntas por su experiencia en Centros de Alto Rendimiento y no son todas agradables, pero sí son todas necesarias. Es decir, en una carrera o en un deportista que se prepara para competir al máximo nivel hay muchas cosas que son desagradables o que te gustan menos. No conozco ningún atleta que haya ganado una medalla o ningún futbolista que haya llegado al máximo nivel y haya tenido un rendimiento sostenible en el tiempo que no haya pasado por momentos difíciles. Posiblemente todos los jugadores que empiezan un partido empiezan con molestias y dolores. Y un jugador de 36 años posiblemente haya tenido tres operaciones de rodilla. A lo mejor tienes que trasladar a tu familia. Y aún así digo que somos unos privilegiados, hay que darle un enfoque positivo. Claro que los jugadores sufren. El jugador que más sufre es aquel que falla el pase, el que no hace el gol o el que sabe que no está en un buen momento de rendimiento. Son humanos, son personas. Esto muchas veces lo vemos desde una distancia que no es la real. Para haber llegado ahí es la selección natural, han llegado ellos y se han quedado muchos otros en el camino. ¿Por qué han llegado? Porque son diferentes a los demás y eso es una selección natural. Son especiales. Es una mezcla: somos todos iguales pero a la vez somos especiales, sufrimos. Tenemos que tener una mentalidad muy focalizada para que, a pesar de las adversidades, sigamos adelante… Es difícil, ¿eh?
Un entrenador debe, entonces, trabajar no solo aspectos técnicos o tácticos sino también psicológicos. Digo yo que, por ejemplo, no se le puede hablar igual a Moleiro que a Campaña.
Hay cosas que sí. Tú entras en una casa ardiendo y están tu hijo y el bombero, o alguien allí dentro. ¿Tú qué le dirías? “Oye, mira disculpa, por favor, ¿puedes quitar la encimera esta?”. No, “¡Que está la casa ardiendo muchacho, quita la encimera! ¡Sácalo!”. Esto es fútbol. No podemos confundir el tocino con la velocidad. Hay momentos para todo. Hay momentos para hablar reflexivamente y otros que no si, por ejemplo, tuvieras que salvar a tus hijos. En un córner no te da tiempo a hablar de una manera y es el fútbol profesional, el deporte profesional, en definitiva, y no pasa nada. Luego ves la cámara y sacas eso de contexto. ¡Cómo le hablaba un jugador a otro! ¿Cómo le va a hablar? Esto es muy típico en la sociedad: la piel fina para muchas cosas y para otras que vivimos en el día a día tenemos la piel muy gruesa. Luego hay momentos en los que con un jugador puedes hablar más cara a cara, más pausado, más tranquilo. Siempre hay que poner encima de la mesa que hay empatizar exigiendo, exigir empatizando, pero una sin la otra no es deporte de alto rendimiento. Aquí estamos para ganar partidos o para competir a nuestro máximo nivel. Luego, si ganamos partidos es la hostia. No todo el mundo entiende la información de la misma manera así que tienes que adaptarte. Pero antes de querer adaptarte a la forma de comunicación tiene que haber la intención de querer comunicarse, algo que muchas veces con nuestros jóvenes, en la sociedad actual, nos estamos olvidando. Antes de tener que adaptarme para que tú me entiendas tienes que tener la intención de comunicarte conmigo; si no, ya puedo cambiar 40 veces de canal si tú no quieres comunicarte. He puesto tres ejemplos un poco exagerados. La conexión con el jugador es lo más importante.
Usted habló, nada más aterrizar en Gran Canaria, de respetar la idiosincrasia del fútbol de toque de Las Palmas pero metiendo algunos matices. Estamos viendo un equipo más junto y compacto en defensa. Jorge Molina me habló muy bien de usted y me dijo que era muy camaleónico porque sabía trabajar muy bien las distintas formas de jugar dentro de un mismo partido.
Me emociona leer eso de Jorge porque compartimos un tiempo muy bonito en Granada. Te voy a contar una anécdota. Cuando lo firmamos para Granada venía como jugador pero ya era entrenador, licenciado en INEF, tenía el curso de director deportivo… Le hice la broma al cuerpo técnica porque ya tenía 38 años. Les puse el currículum y les dije que venía al cuerpo técnico. Es un tío muy inteligente, un grandísimo jugador. Te das cuenta de que tiene mucho bagaje y que ha estado con muchos entrenadores. Es un perfil que, además de tener la experiencia, se ha formado. Es un perfil de jugador que con el que puedes hablar de fútbol, podía profundizar en muchas cosas dentro de la relación entre el jugador y el entrenador. Entendía lo que pasaba en el juego. Un entrenador tiene que sacarle partido a lo que tenga, a sus fortalezas, a sus jugadores, potenciarlos pero con un sentido de equipo y, sobre todo, de añadir registros. Si, por ejemplo, tienes un buen fútbol de asociación pero no profundidad llegará un momento que te falte espacio para tener la asociación y atacar los espacios, mientras que si alternas entre la asociación y la profundidad tendrás esto último para llegar a la portería contraria. Y si no puedes, esa profundidad de otros me generará espacios para tener más tiempo para tocar. Se trata de añadir diferentes registros. Además, no conozco ningún equipo que durante un partido, en mayor o menor medida, no pase por todas las fases del juego. Tienes que pasar por el balón parado, en ataque o en defensa. Que por cierto, el Mallorca tiene un potencial a balón parado brutal. Tienes que intentar dar respuesta a todas las fases y luego tienes, evidentemente, que intentar llevar el partido donde quieres que vaya. Pero muchas veces no puedes y más es un equipo de un rol como el nuestro, que está luchando por la permanencia; no es tan fácil. Habrá momentos de juego que se parecerán a lo que queremos, pero hay que hacer muchas cosas. Cada partido es distinto. No es lo mismo ir a jugar a Vallecas que a Mestalla. No tiene nada que ver.
¿Por dónde quiere entonces que vaya el partido contra el Mallorca?
Por lo que necesitamos para ganar. Queremos ganar puntos y que el equipo emocione y contagie a la gente. La forma de emocionar a la gente muchas veces tiene que ver con remontar un resultado, otra vez tiene que ver con tener el balón más tiempo y someter al rival, otras con una buena defensa y resultado, otra vez con una presión alta y recuperación... Hay jugadores con características de todo tipo: más felices al espacio, otros recibiendo en corto, otros disfrutan con el contacto físico… Tenemos que intentar, entre todos, generar una emoción compartida y colectiva. Eso se da de muchas maneras.
La emoción. Qué bueno esto.
Sí. ¿Te gusta la música?
Sí, claro. Estopa siempre.
¿Estopa? Vale. Tú escuchas una canción que te guste en Spotify y escuchas si está producida en el disco normal. Y ahora escuchas un directo de ese grupo, has ido a un concierto. Si escuchas la música, la canción del concierto, cantándola toda la gente, musicalmente a lo mejor es peor pero a ti te genera otra cosa. ¿Por qué? Porque es una emoción compartida. A lo mejor en el stándard musical escuchas la producida y están todos los sonidos pero no es lo mismo porque has estado en ese concierto, hablando con la gente… Es esa emoción compartida lo que genera otras cosas. ¿Por qué decimos, por ejemplo, que un olor te traslada a la infancia? Esto tiene una explicación de la estructura del cerebro porque es algo que te va directamente al recuerdo. Ese olor de la infancia a lo mejor no es un olor bueno (sonríe) pero te lleva a la infancia. Muchas veces las emociones compartidas tienen más fuerza que el estándar. Como el fútbol y la vida son imperfectos, también hay que valorarlo así.
“El debate de la posesión por posesión está superado. No quiero jugar a tener más sino a ganar partidos".
En las tres victorias de Las Palmas, el equipo gana la posesión de manera apurada contra el Valencia pero la pierde claramente contra Girona y Rayo. ¿Es algo circunstancial o hay que acostumbrarse?
El debate de la posesión por posesión está superado. No hay ninguna correlación que diga que por tener más posesión sea más fácil ganar. Está demostrado. Otra cosa es qué se hace con la intención de esa posesión. Hay que meter también factores y variables. No solo juegas tú sino que te enfrentas a otro y luego hay otra cosa que para mí es importante: cuando marcas o cuando te adelantas en el marcador, con un impacto que puede ser significativo a la hora de qué tiene que hacer el otro equipo. No es que no quieras tener el balón sino que el otro equipo a lo mejor se ve obligado a arriesgar más, dejas más espacios… Ahí le puedes coger de otra manera. La variable tanteo también es importante. Ojalá tuviéramos el balón todo el rato en su campo, generando ocasiones y siendo muy eficaces. No quiero generar volumen ofensivo sino ser eficaz. A priori, si generas más estás más cerca de hacer gol pero no siempre es así. La eficacia es un valor positivo. No se pueden correlacionar estas cosas. No por correr más metros es mejor, o al revés. En cero minutos más descuento hay muchos partidos dentro de un partido. Lo más importante es saber qué demanda al partido y qué necesito para ganar. Contra el Girona tuvimos secuencias de juego muy buenas. Si marca Moleiro el tiro que va al palo, el partido con 2-0 es otro, a lo mejor no te atosigan hasta el final. Ojalá que seamos capaces de hacer daño al rival cuando tengamos el balón. No quiero jugar partidos a tener más posesión sino a ganar más puntos
¿Qué es jugar bien para Diego Martínez?
Esa es la pregunta del millón. Creo que para ganar necesitas jugar bien y ganar te ayuda a jugar mejor. Esto es como la música. ¿Quién es mejor? ¿Bryan May, Slash o Paco de Lucía? Son todos muy buenos. ¿Te emocionan y te gustan? Sí. ¿Depende de los momentos? También. ¿Qué es tocar bien la guitarra? Me quedo con todos, me gustan todos. Soy ecléctico.
La táctica del camaleón.
Pero dominándolas, no hacer por hacer. Paco de Lucía nunca tocó como Slash. Al final la cabra tira al monte y eso va a ser siempre así. Son todos muy buenos. ¿Por qué vamos a quedarnos con uno o con otro? No tendría sentido. Para eso los del Sur sn inteligentes: media temporada de surf y media de snowboard. Lo cogen todo. ¿Por qué en fútbol nos empeñamos en rechazar cosas?
Se decía que el Madrid de Mourinho jugaba mal y tiene el récord de goles en una temporada (121, 2011/2012).
(Sonríe) Me queda muy lejos, soy más terrenal. Para explicar nuestras realidades utilizamos lo extraordinario. No, lo extraordinario es extraordinario como lo son el Madrid, el Barcelona o el Atlético de Madrid. Y ahora resulta que para explicar tu realidad utilizas lo extraordinario, ¿Qué tiene que ver eso con nosotros? Sí, que dos veces al año jugamos en contra, pero ya está. No es ni el contexto, ni el juego, nada.