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RAYO 0 - CELTA 0

Aprobados y suspensos del Celta: Oda de Benítez al antifútbol

Guaita evitó con cuatro paradas de mucho mérito la derrota que mereció su equipo. La garra de Kevin y Tapia, lo único rescatable del resto de célticos.

Actualizado a
El portero del Celta, Vicente Guaita despeja un balón ante Pathé Ciss, del Rayo Vallecano, durante el partido de LaLiga en Primera División que Rayo Vallecano y Celta de Vigo disputaron este lunes en el estadio de Vallecas, en Madrid.
Juanjo MartínEFE

Guaita: Pocos MVP más claros va a haber esta temporada. Con cuatro sensacionales paradas salvó un punto para el conjunto vigués. El único lunar de su inspirada noche llegó en un defectuoso despeje de puños.

Kevin: Tan limitado técnicamente como competitivo. Sus imprecisiones con el balón no lo descentraron y cumplió con su principal misión, la de frenar a un extremo tan vertical como Álvaro García. Un disparo suyo desde la frontal que estuvo a punto de tragarse Dimitrievski fue la mejor ocasión del Celta en todo el partido.

Starfelt: Mantuvo el tipo. Un inexplicable error corriendo a campo abierto con Isi, ofreciéndole al rayista que rematara con su pierna buena, lo enmendó a continuación ante Álvaro García desbaratando una ocasión muy clara de gol. Sin recursos para iniciar el juego desde atrás.

Unai Núñez: Sin jerarquía. RDT le ganó la posición en la primera oportunidad del Rayo y no transmitió la contundencia que le caracteriza. Un flan con el balón.

Manu Sánchez: Se abstuvo. Desapercibido en defensa y desaparecido en ataque. La banda izquierda del Celta no existió.

Mingueza: No dio una a derechas. Las pocas veces que intervino no se entendió con sus compañeros. Puede ser titular alguna vez en el centro del campo, pero su condición de fijo como interior lo dice todo sobre lo desnortado que está su entrenador.

Tapia: Garra. El único futbolista del cuadro olívico que se impuso en los duelos cuerpo a cuerpo. Pivote defensivo puro y duro, incapaz de armar ataques. Un balón suelto que cazó dentro del área en el primer tiempo lo remató de manera calamitosa.

De La Torre: Todo un misterio la fe que Benítez deposita en el californiano. Lo mantuvo los 90 minutos sobre el terreno de juego pese a que no aportó absolutamente nada en la creación. Terminó jugando por la banda derecha y con problemas musculares.

Bamba: De pretemporada para la Copa África. Su peor partido, de largo. Sin ganas de jugar.

Douvikas: Quedó claro que los males del Celta no se deben a la condición de suplente del griego. No aprovechó su inesperada titularidad, sobre todo, porque su equipo ni quiso ni supo atacar mientras el griego estuvo sobre el terreno de juego. Las dos veces que buscó portería lo hizo a la desesperada.

Larsen: Un estorbo. Volvió a ser el futbolista que en el tramo final de la pasada campaña era un cero a la izquierda. Pese a su aciaga noche, Benítez no lo sustituyó.

Beltrán (por Mingueza): Otro regreso para olvidar a Vallecas, esta vez por una durísima entrada de Pathé Ciss. Aunque el mediocentro madrileño quería seguir jugando, Benítez lo cambió. Antes de esa llamativa situación, había inyectado algo de intensidad a la medular.

Cervi (por Bamba): Sólo con su energía para pelear por el balón ya mejoró a Bamba. Tampoco pudo hacer mucho más.

Iago Aspas (por Douvikas): Su suplencia en un equipo con tan pocos recursos futbolísticos es un sacrilegio. Su sola presencia sobre el césped provoca que su equipo no parezca una banda de zombies. No le salió casi nada, pero desde su entrada el Celta intentó algo más que pegar pelotazos.

Dotor (por Beltrán): Cambio de urgencia por la entrada que sufrió Beltrán. Sin tiempo.

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