16 días y un anhelo
Las Palmas afronta desde mañana su particular maratón: 4 partidos en poco más de dos semanas. Entre el Sevilla y el Celta, mucho más que puntos en juego.
Y de pronto, el partido de mañana en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán emerge como el grandioso Everest que Las Palmas debe escalar o, al menos, no morir en el intento de besar la cima. No por la evidencia, aquella que dice que la guarida del Sevilla es uno de los estadios más difíciles de Europa, sino por la urgencia. Por mucha permanencia por la que se luche, único objetivo posible de la entidad grancanaria en el presente curso liguero, haber sumado apenas dos puntos de 12. posibles tampoco es que deba llevarle a la tranquilidad antes de visitar la capital andaluza. Y eso que el Sevilla está peor: contador a cero después de tres partidos. Se juntan, pues, el hambre con las ganas de comer.
Ocurre que, entre el partido de mañana en Nervión y el del 2 de octubre, contra el Celta y en Gran Canaria (20.00 hora insular), Las Palmas podría meterse en una ciénaga de fácil acceso y salida más que difícil. Tener en estado tan famélico su casilla de puntos ha hecho que el partido del Pizjuán aumente los nervios en la caseta insular, tan escasa ella de la vitamina de la victoria.
Una semana después, Las Palmas recibe al Granada, un rival más que directo en la que encarnizada lucha que se espera por mantener la categoría. Así, todo lo que no sea puntuar mañana en Sevilla comenzaría a teñir de fundamental, apenas en la quinta jornada, el partido contra el conjunto nazarí, que se celebrará en el Estadio de Gran Canaria el domingo 24 de septiembre (17.30 horas).
Más le vale a Las Palmas sacar algo positivo de la doble cita andaluza que le espera en los próximos días, pues el miércoles 27 de septiembre visita al coco, el Real Madrid, en el fastuoso Santiago Bernabéu, donde todo lo que no sea una cómoda victoria blanca debe ser considerado como un auténtico sorpresón.
Estos 16 días de locura futbolística los cerrará Las Palmas recibiendo al Celta de Vigo. Otros 12 puntos en juego como catarsis. El anhelo de levantar la cabeza y por fin cantar victoria. La clasificación, de momento, solo aprieta. Pero el fútbol jamás esperó por nadie.