Preocupados por el desgaste físico en Valladolid
El equipo realista no hizo un buen partido, acusó el cansancio y terminó empujando con orgullo sin su ataque titular. El récord de victorias seguidas se queda en ocho. Debutó el ‘potrillo’ Pablo Marín
Se acabó la racha. El récord de victorias seguidas de la Real Sociedad queda establecido en ocho. Quedará para siempre. Inolvidable esta tacada de partidos seguidos a la que se puso fin con una derrota en el Nuevo Zorrilla contra el Real Valladolid. Inmerecida, un pelín injusta si quieren, porque los donostiarras no fueron para nada menos que el equipo de Pucela. Pero tampoco se puede decir que hicieran un gran partido. La racha se cortó el día en el que equipo peor estuvo en ataque en su juego asociativo y en el que sus jugadores notaron más el cansancio por la acumulación de partidos en este calendario infernal hasta el parón por el Mundial. Las pilas también se agotan, así que habrá que recargarlas.
Pero sobre todo se perdió en Valladolid por culpa de una puesta en escena muy deficiente. Los primeros quince minutos de la Real fueron muy malos, superado tácticamente por el equipo pucelano y con demasiados errores individuales que le acabaron condenando. La consecuencia fue lógica. Un gol de Sergio León penalizó su mal inicio. Y ese gol fue a la postre definitivo. A partir de ahí, la Real mejoró porque no era muy difícil hacerlo. Pero no lo suficiente. Incapaz de poner en marcha su juego asociativo, porque no encontraban pasillos interiores y porque la circulación era demasiado lenta, optaron por jugar un poco más directo y disparar desde fuera del área. Así se lo pedía Imanol desde el banquillo.
De esa manera llego el gol del empate que nunca llegó a subir al marcador. Qué le pregunten a Figueroa Vázquez la razón. Un robo de Zubimendi, con un leve contacto a Oscar Plano propicio un balón largo a Kubo y el japonés se sacó un latigazo con la izquierda que entraba en la portería del Valladolid. El colegiado no vio nada. Pero el VAR le dijo que fuera a ver la acción de Zubimendi. Y pitó falta. Gol anulado. ¿Su argumento? Que era una acción similar a un gol también anulado a Sergio León en el horrible inicio de partido de la Real. El colegiado andaluz justificaba así una decisión que hubiera cambiado el partido. Conviene que se tenga en cuenta. Porque a pesar del mal día, la Real estuvo cerca, muy cerca, de puntuar.
No fue el mejor día de la Real. Realmente no jugó un buen partido. No lo hizo porque no pudo hacer su juego. Salió mejor el plan que quiso Pacheta para su Valladolid. Se fajó en defensa y se encerró en su campo. Y fue misión imposible para la Real, que sí quiso pero realmente no pudo. No le ayudó el evidente cansancio de sus mejores jugadores, agotados por la carga infernal de partidos. Ya en la previa había malas noticias con ese tema, porque Imanol también perdía a Sorloth. Más madera. Así que el oriotarra no tuvo más remedio que empezar a gestionar la carga de minutos. Y así fue quitando a sus titulares habituales, aquellas que más han rendido en este primer tercio de temporada. La Real terminó el partido en Valladolid sin Brais, Silva, Kubo, Merino y Sorloth. Y sin Carlos Fernández, que había iniciado el choque. Mucho lujo. Y aun así, con gente de la casa, acabó empujando con fuerza, casta, coraje y mucho orgullo en busca de un empate que mereció, que volvió a lograr pero era fuera de juego de Karrikaburu y que lamentablemente no acabó llegando.
Hay que hacer autocrítica del partido, pero también extraer conclusiones positivas y optimistas. Realmente, es para sentir mucho orgullo por esta Real, por cómo terminó peleando y por cómo se desfondó por volver aunque sea con un punto. Con Karrikaburu, Robert Navarro, Turrientes... y el debut en Primera con el primer equipo del chaval Pablo Marín, que cuajó una actuación soberbia. Eso tenía que haber tenido premio. Una lástima. La racha se acabó, pero por cómo fue el final de este impresionante récord de la Real, no tengan duda de que lo de Valladolid sólo fue un bache en el camino, y que esta película tiene todavía mucho metraje por consumir.