Otro Año Nuevo sin concesión
El Leganés estrena otro año (llevan así desde 2021) sin tener el control de Butarque y la ID para invertir los casi 42 millones de CVC. Ambas partes lo daban por cerrado en verano. El consistorio habla de cuestiones ‘técnicas’.
El Leganés ha entrado en 2025 sin haber logrado aún la concesión administrativa para la gestión del Estadio Municipal de Butarque y la Instalación Deportiva Butarque (su ciudad deportiva) pese a que Ayuntamiento y club se las prometían felices al cierre de la pasada temporada. Fuentes de ambas partes daban por casi seguro que el acuerdo se podría sellar con el final del verano. Pero llegó el otoño y, ahora, el invierno, sin el ok del consistorio en un retraso que, por ahora, perjudica a los intereses del Leganés, que siguen sin poder invertir los 41,892 millones de euros del fondo CVC (plan LaLiga impulso) para la mejora de ambos espacios, aunque el club ya tiene que abonar los intereses de este préstamo.
El asunto lleva años enquistado. Los contactos entre el Leganés y el Ayuntamiento comenzaron en 2021, cuando el club todavía lo regía los Moreno – Pavón y el Gobierno Municipal estaba en manos del PSOE. En 2022 el club fue vendido al holding estadounidense Blue Crow Sports (BCS) y ahí comenzaron unas nuevas conversaciones que no avanzaron debido a las Elecciones Municipales de mayo de 2023.
Las urnas determinaron un cambio de gobierno (PP y Unión por Leganés – ULEG-) que, por tercera vez, reinició el contacto con interlocutores diferentes. Desde entonces, la mesa la han liderado Eduardo Cosín, vicepresidente del Leganés, y Carlos Delgado, teniente de alcalde. Aunque los contactos han sido muy fluidos y existe un principio de acuerdo desde hace meses, el pacto no se ha sellado formalmente.
Cuestiones técnicas
La paralización dura meses. El consistorio cita cuestiones ‘técnicas’ que justifican que aún no se haya podido sellar el acuerdo. La culpa del retraso no es intencional, ni política, (insisten) sino meramente ajustada a las necesidades de un proyecto, añaden, complejo por la longevidad (se habla de unos 50 años) y los muchos puntos que tratar. El Gobierno local y, sobre todo, sus técnicos, quieren que todo esté atado y bien atado para dos acuerdos que, hay que recordar, se negocian de forma separada. Esto es, por un lado, la concesión que afecta al estadio y, por otra, la que afecta a la ciudad deportiva.
Las dos son relevantes, pero BCS da prioridad a la de Butarque. Primero, porque es la que absorbería la mayor parte de la inversión. Segundo, porque de este proyecto depende el desarrollo de nuevas áreas de negocio. Y tercero, porque de esta concesión podría incluso depender una futura venta del club, que se revalorizaría muchísimo en caso de contar con la concesión en su poder. Precisamente éste es uno de los puntos que más ha focalizado las conversaciones entre Ayuntamiento y club. El consistorio quiere tener atados todos los términos sea quien sea el dueño del Leganés.
Relaciones algo tirantes
Entre tanto, en las últimas semanas las relaciones entre Leganés y Ayuntamiento se han tensado ligeramente a propósito del deseo del club de implementar unas gradas supletorias que aumentasen en 2.000 asientos la capacidad de Butarque a la espera de la concesión. Mientras en Butarque hablan de negativa a un proyecto ya avanzado, en el Ayuntamiento insisten en que no había tal proyecto y sólo un sondeo de información rechazado por falta de medidas de seguridad.
El rifirrafe también se ha extendido a la ampliación del aforo realizada en estos meses consecuencia de la reubicación de asientos en el estadio. El Ayuntamiento acusa al club de no haberle informado y el club insiste en que sí hubo comunicación al respecto.
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