Olaizola: “Le deseo a la Real los mejores éxitos, salvo contra el Mallorca”
Es un donostiarra y leyenda del Mallorca que nunca llegó a jugar en la Real. Y eso que su apellido es ilustre en la historia txuri-urdin. Su hermano Julio fue bicampeón de Liga.
Es un donostiarra con la consideración de leyenda del Real Mallorca que nunca llegó a jugar en la Real Sociedad. Su apellido es ilustre en la historia txuri-urdin, porque uno de sus hermanos, Julio, fue bicampeón de Liga y el otro, Mitxelo, ejerció de utillero durante muchos años. Pero Javier Olaizola (Donostia, 54 años) es bermellón de adopción, y como capitán del Mallorca llegó a ganar una Copa y una Supercopa, y a jugar una final de la Recopa. Así que tiene muy claro con quién va en este primer asalto de la semifinal, que analiza con AS.
Un donostiarra que es mito en el Mallorca, ¿y eso?
La vida me llevó por esos derroteros. Y fui muy feliz en el Mallorca, pero fíjate, de todo lo que has dicho, de lo que más me acuerdo fue de una final de Copa que perdimos contra el Barcelona de Figo y compañía, que era un equipazo, en los penaltis y de la que la gente todavía se acuerda en Mallorca. Fue antes de la Supercopa que ganamos y la afición valora tanto ese subcampeonato copero como la Copa que luego ganamos.
Escuchándole, entiendo que el Mallorca está ante una oportunidad histórica, pero también la Real, ¿no?
Sí, pero es cierto que para el Mallorca, por la trayectoria futbolística que está teniendo, quizás es todavía más ilusionante. La Real, gracias a Imanol y su cuerpo técnico y todos los que están ahí trabajando el día a día y por supuesto los futbolistas, nos tiene acostumbrados a que año tras año se meta en competición europea. Esta temporada está jugando Champions, incluso pasando a octavos de final. Aunque no deja de ser ilusionante llegar a la final y volver a intentar quedar campeón, porque encima las circunstancias de la Real cuando fue campeona hace pocos años fueron las de la pandemia, sin afición en las gradas. Para equipos modestos, cuando se ven en una de estas, hay que aprovecharlo, porque igual luego no vuelven a disfrutarlo en mucho tiempo, como en este caso le ocurrió al Mallorca.
¿Entiende que la carga de partidos de la Real en febrero le puede favorecer al Mallorca?
Para mí es una ventaja, sí. Y una de las claves va un poco por ahí. Es decir, yo creo que la desventaja de la Real es que tiene muchísimos partidos entre la ida y la vuelta, y entre ellos, la famosa Champions contra el PSG, y ya vemos que están cayendo jugadores lesionados. Van a tener partidos cada tres días, yo creo que es una desventaja de la Real y una pequeña ventaja para el Mallorca, y luego la otra es evidentemente que la vuelta es en su casa y un poco condicionante del resultado que haya en la ida. El Mallorca puede que juegue más exigido en la ida por esa circunstancia, aunque no debería. Creo que todo se decidirá en Donostia.
¿Si le pregunto con quien va le pongo en un aprieto?
No, para nada. No hay ninguna duda. Yo le deseo a la Real todo lo mejor, con Imanol, sobre todo, que es un pedazo de tío y de entrenador. Y le deseo a la Real los mejores éxitos del mundo, siempre y cuando no juegue contra el Mallorca. Pero cuando juega contra el Mallorca, entenderá a la gente que he estado nueve años allí, he sido capitán muchas temporadas, luego he cogido el primer equipo de entrenador dos veces en Segunda, y evidentemente no existe el corazón partido en esta eliminatoria.
Hablando de banquillos, ¿ahora está sin entrenar?
Sí, esta temporada sí, me salieron un par de cosas al principio, nada más terminar la campaña anterior que estuve en el Arenas, y no quise cogerlas. Luego me llamó el Espanyol femenino, que quiere subir a Primera, que ahí sí que me hacía ilusión, porque nunca he entrenado en el tema femenino, pero al final se decidieron por un entrenador de la casa. Y luego lo que me ha llegado no me ha convencido, y ahora estamos esperando mi hijo y yo. Es preparador físico e iría conmigo. Está estudiando y sigue formándose y vamos a ver si tenemos suerte, porque ya tenemos ganas los dos.
¿Sigue pensando por qué no llegó a jugar en la Real siendo donostiarra y habiendo hecho historia en el Mallorca?
A ver, de pequeño la ilusión de mi vida era jugar en la Real Sociedad, eso está clarísimo. Y sí que es cierto, ya me voy haciendo mayor, y la espina que tenia clavada ya ha quedado más que curada. Pero sí es cierto que yo llegó un momento de mi vida futbolista que no entendía por qué nunca había podido tener la posibilidad de haber defendido el escudo de Real, que era mi gran ilusión y mi gran pasión. Y en algún momento del proceso, cuando cuando voy al Eibar, del Tolosa, a Segunda, no entendí que en algún momento no se me hubiese dado la oportunidad de jugar en la Real, pero bueno, en ese instante así lo creyeron los que estaban ahí metidos. Luego ya fui al Burgos a Primera, y cuando fui a la isla, pues la verdad es que no me salió nada mal.
¿Nunca le llegaron a llamar por parte de la Real?
Sí, tuve una opción muy fuerte y real, después de la primera temporada de Héctor Cúper. Ahí sí que recibo una llamada de la Real, que estaba de presidente Luis Uranga. Había una propuesta de la Real, que llega justo cuando muere mi padre. Yo me quería venir para casa. Tuve una charla importante con el director deportivo, porque yo me quería venir, sentía que era la oportunidad de mi vida de jugar en la Real. Pero entonces Mateu Alemany, que estaba de consejero delegado y con quien tenía mucha relación, me empezó a explicar que se habían ido Valerón, Mena, Iván Campo… y que si me iba yo también, era un drama. Al final me llegaron a convencer, me dieron más años de contrato y me mejoraron a nivel económico también. Y me quedé allí. Pero sí que me quedé con una pena, porque yo tenía ya hasta las cantidades, y estaba todo arreglado para venir a la Real.
Es que la familia Olaizola es mítica en la Real. ¿Le vacilan mucho en la familia con que es el único que no es txuri-urdin?
No, no, porque todos entienden que a final los sentimientos de cada uno van acordes a donde has estado muchos años. Mi hermano mayor, Julio, estuvo toda la vida en la Real. Y mi hermano Mitxelo haciendo diferentes funciones hasta que terminó de utillero muchos años. Pero yo no tuve esa oportunidad y, por lo tanto, no hay ningún vacile, porque todos entendemos que cada uno defiende sus colores.
Vive en Donostia y regenta un bar en Lasarte, donde ya habrá notado que la afición realista estaba encantada con el resultado del sorteo de las semifinales…
Lo he notado. Pero también hay mucho respeto, porque a la Real le ha costado mucho los últimos años ganar al Mallorca. Pero yo te digo lo mismo del Mallorca con la Real, porque de los tres rivales hipotéticos que le podían tocar, a priori para uno y otro enfrentarse era la mejor opción. Que mira cómo está el Athletic, y el Atlético siempre es peligroso.
¿Qué recuerdos tiene de la Copa que ganó con el Mallorca?
A nivel colectivo, pues un éxito y una ilusión y felicidad brutal. A nivel personal, un poco menos, porque yo jugué las dos primeras eliminatorias de esa Copa del Rey contra la Gramanet, que ganamos 0-1 con muchísimos apuros además, y luego la segunda ronda contra el Hércules a penaltis. En octavos me lesioné y partir de ahí, me tocó ver un poco los toros desde la barrera. Aún así, fue una ilusión terrible, claro, porque al final éramos un equipo que no estábamos acostumbrado a lograr títulos, y supone una gran felicidad.
¿Qué ambiente espera en Son Moix?
Bueno, pues seguro que hay un gran recibimiento de muchísima gente cuando llegue el autobús al campo. En las horas o minutos anteriores al inicio del partido va a haber un ambiente potente alrededor del campo y luego dentro, lo puedes imaginar. La gente de Mallorca me lo dice, está muy ilusionada y va a ir con su equipo a muerte para intentar llevarle en volandas y lograr un buen resultado. No hay que olvidarse que es un partido a 180 minutos por lo menos y entonces la afición es consciente de que es la oportunidad de intentar poner la primera piedra para llegar a la final.