Ocampos, la navaja argentino-suiza
Jugó en Vallecas de carrilero zurdo, otro puesto más que añadir a su pluriempleo en el Sevilla: extremo, mediocentro, delantero... hasta de portero ha actuado el de Quilmes.
Portero, lateral y carrilero diestro, mediocampista ofensivo, extremo zurdo, extremo derecho, delantero... Y carrilero izquierdo, de inicio, en Vallecas el pasado lunes. Lucas Ocampos se ha convertido en la navaja argentino-suiza de este Sevilla, ahora más necesitado que nunca de versatilidad por los problemas de confección de plantilla y las numerosas lesiones que viene arrastrando desde hace años ya. Y el de Quilmes, con las luces y las sombras lógicas de tanto mareo y del momento titubeante del equipo, no para de cumplir.
En sus 193 partidos oficiales como jugador del Sevilla, desde que llegara del Marsella en el verano de 2019, Lucas ha jugado prácticamente de todo. Pero este año el pluriempleo le persigue. Lejos quedan los tiempos cuando el debate se centró en si jugaba de extremo por la derecha junto a Navas (gran sociedad) o lo hacía por la izquierda, a pie cambiado. Debido a la ausencia de En-Nesyri por la Copa África y a la escasa aportación de Rafa Mir, en las últimas semanas Ocampos se había visto obligado a ocupar una posición de delantero puro. El regreso (triunfal) del 9 marroquí, que Acuña jugara de central y que Pedrosa no esté a tope físicamente le reservaba a Ocampos una nueva sorpresa ante el Rayo: jugar de carrilero, con toda la banda para él y muchas obligaciones defensivas... y además, en la izquierda.
Luego, avanzado el encuentro ante los de Francisco ya con Hormigo y Pedrosa sobre el césped, Lucas pasó al extremo diestro, desde donde pudo sentenciar con un gol que evitaron entre Dimitrievski y el palo. La de lateral, aunque por la otra banda, no era una posición extraña en todo caso para Lucas: en la 20-21, durante un encuentro de Champions ante el Krasnodar, ocupó el sitio que dejó libre Jesús Navas tras ver la roja antes del descanso. Y no lo hizo nada mal en esa demarcación, por cierto.
También como pivote ofensivo ha llegado a saltar al campo, en el duelo en casa de la pasada temporada ante el Almería con Sampaoli (2-1). De hecho, anotó un gol, que entonces era el del empate sevillista. La cosa es que ha actuado hasta de portero y también con muchísima efectividad. En julio de 2020 una lesión, cuando ya no quedaban cambios, del guardameta checo Tomas Vaclík ante el Eibar obligó al argentino a ponerse los guantes y a salvar, en una acción inverosímil, el empate en el alargue del ahora sevillista Dmitrovic, que había subido a rematar a la desesperada en la última acción del partido.
Lucas no se queja de dar tantas vueltas por el campo. Todo lo contrario. Y así lo volvió a confirmar tras el triunfo en tierras madrileñas: “A veces nos toca jugar en posiciones que no son las nuestras, pero demostramos que, donde juguemos, las ganas de sacar esto adelante están. Hay un momento donde no se puede elegir. Esta vez me tocó de carrilero y antes jugué de delantero. Demuestro que estoy para sumar”.