Uno de los intangibles que las estadísticas no logran reflejar, por mucho big data que manejen en el estado mayor de los cuerpos técnicos, es como cuantificar el valor que aporta a un equipo el respaldo que recibe de su afición desde la grada. Sobre todo cuando ese soporte llega cada dos semanas lejos de su estadio, cuando lo previsible es estar anímicamente en desventaja respecto al equipo local. Obviamente, es imposible sostener con datos que el Racing ayer no perdió en Leganés por lo que hicieron los 1.500 racinguistas que estaban en las gradas de Butarque, pero creo que muchos pensamos que fue un aporte de energía fundamental. especialmente desde la expulsión de Pombo. Por eso sostengo que nunca fueron diez, si acaso 1.510. Sé que los que tocan de oído les puede parecer raro que, justo en estos momentos, se diga esto de la afición del Racing, pero, de verdad, el racinguismo es mucho más lo que representan estos 1.500 que lo de los 40 de negro.
Uno más para la causa
Ayer vimos al del Badajoz, al que hizo a Romo modificar el equipo poner a Íñigo a vigilarle. La primera parte de Dani Fernández en Butarque fue lo mejor que el madrileño ha hecho desde que llegó a Santander. Justo el día en el que Unai Medina volvía a la convocatoria después de dos meses de baja, Dani pareció defender su plaza en el once como debe hacerse, elevando el nivel. Hasta ahora habíamos visto una versión baja en calorías de aquel puñal por la derecha que hacía estragos en Primera RFEF, timorato a la hora de desplegarse en ataque y en Leganés, sin embargo, ya se le vio con confianza a la hora de doblar a Mboula y atacar el área rival. Si Unai vuelve a ser indiscutible, que no sea por que Dani no comparece al combate como pareció en verano sino porque el de Basauri da su mejor versión y convence a Romo. Por cierto, ya que estamos en la derecha, ¿y una oportunidad a Alfon como extremo ahora que ya le han sacado del baúl de los recuerdos?