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RACING | EL ALARGUE

Nunca fueron diez

El soporte que el racinguismo da al Racing en cada partido sumará puntos al final de la temporada. Butarque fue un ejemplo más

Afición del Racing en Butarque, estadio del Leganés.
LaLiga

Uno de los intangibles que las estadísticas no logran reflejar, por mucho big data que manejen en el estado mayor de los cuerpos técnicos, es como cuantificar el valor que aporta a un equipo el respaldo que recibe de su afición desde la grada. Sobre todo cuando ese soporte llega cada dos semanas lejos de su estadio, cuando lo previsible es estar anímicamente en desventaja respecto al equipo local. Obviamente, es imposible sostener con datos que el Racing ayer no perdió en Leganés por lo que hicieron los 1.500 racinguistas que estaban en las gradas de Butarque, pero creo que muchos pensamos que fue un aporte de energía fundamental. especialmente desde la expulsión de Pombo. Por eso sostengo que nunca fueron diez, si acaso 1.510. Sé que los que tocan de oído les puede parecer raro que, justo en estos momentos, se diga esto de la afición del Racing, pero, de verdad, el racinguismo es mucho más lo que representan estos 1.500 que lo de los 40 de negro.

Lo de Pombo y lo de Romo

Ayer, en la retransmisión que hacíamos en el Carrusel Deportivo Cantabria de la SER, Antonio Carriazo, con cierto corporativismo de entrenador, me dejaba claro que no se me ocurriera señalar ni de refilón al técnico como responsable de la expulsión de Pombo, que el único culpable es el jugador aragonés. Cierto. Dicho queda. Cuando el mediapunta que llegó del Cádiz imparte una lección magistral en la conducción de los contragolpes, se dice. Cuando la lía, también. Y van dos. En solo ocho partidos que ha jugado. Debe reflexionar. ahora bien, en la misma retransmisión eramos cinco, Óscar García Mayo, Edu Bermúdez y Navalón, además de Carriazo y servidor, los que ya en el descanso alertábamos del riesgo de segunda amarilla de Pombo, que parecía evidente por la falta de control que tiene cuando va a las disputas. Sé que quitar a uno de los mejores debe ser complicado para Romo, pero en su sueldo va calibrar opciones, riesgos y oportunidades. Ayer, en esto, Romo se equivocó. No es el responsable, pero pudo haberlo evitado. Al menos, en las dos liadas de Pombo sus compañeros, y la afición, han salvado los muebles.

Jorge Pombo, del Racing, en pugna con Nyom, del Leganés.
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Pombo, con la vista fija en el balón, pelea la posición con Nyom.LaLiga

Uno más para la causa

Ayer vimos al del Badajoz, al que hizo a Romo modificar el equipo poner a Íñigo a vigilarle. La primera parte de Dani Fernández en Butarque fue lo mejor que el madrileño ha hecho desde que llegó a Santander. Justo el día en el que Unai Medina volvía a la convocatoria después de dos meses de baja, Dani pareció defender su plaza en el once como debe hacerse, elevando el nivel. Hasta ahora habíamos visto una versión baja en calorías de aquel puñal por la derecha que hacía estragos en Primera RFEF, timorato a la hora de desplegarse en ataque y en Leganés, sin embargo, ya se le vio con confianza a la hora de doblar a Mboula y atacar el área rival. Si Unai vuelve a ser indiscutible, que no sea por que Dani no comparece al combate como pareció en verano sino porque el de Basauri da su mejor versión y convence a Romo. Por cierto, ya que estamos en la derecha, ¿y una oportunidad a Alfon como extremo ahora que ya le han sacado del baúl de los recuerdos?

La oportunidad de su vida

Para cualquier jugador de fútbol es muy importante aprovechar una oportunidad que le llega cuando no está jugando. Para Ayoub Jabbari es mucho más. El francomarroquí está en Santander luchando por hacerse un hueco en el fútbol profesional que le permita vivir a su familia. Con un sueldo muy por debajo de lo que necesita para vivir un padre de familia como él (a pesar de tener 22 años ya tiene descendencia), aguanta en el Racing solo con la esperanza de que lleguen oportunidades como la de ayer, tener minutos en Segunda, aprovecharlos y que el Racing, u otro equipo, en España, en Francia o en Marruecos, le abran la puerta. Hasta ahora, en las ocasiones en las que le ha tocado saltar al césped ha sido a defender y no a atacar. Era lo que pedían los partidos y el chaval sumó. Tiene altura, tiene velocidad y tiene ganas. Ya es algo. Veremos si la evolución futura le da para más, pero la verdad es que en estos tres partidos, Levante, Zaragoza y Leganés, el Racing ha sumado siete puntos y Ayoub puso su granito de arena. Gracias, chaval. Y suerte.

Ayoub Jabbari, del Racing, despejando un balón en Leganés.
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Ayoub Jabbari se tuvo que emplear más en defensa que en ataque.LaLiga