Multiusos Álvaro Rodríguez

Su incorporación apenas generó expectación dentro de la parroquia eibarzale, pero no hay partido en el que Álvaro Rodríguez (Leganés, 31 años) no sume a la causa. Especialmente en los minutos finales, donde su capacidad para repetir esfuerzos se ve más explotada que nunca. Ante el Ceuta, dispuso de una hora de juego para reivindicarse, aun si fuera por la expulsión de Buta, y su resistencia se hizo notar. En un encuentro claramente condicionado por la inferioridad numérica, a los jugadores del Eibar les tocó hacer más kilómetros de la cuenta. No obstante, ello no parece un problema para el carrilero, que disfruta con cada metro por recorrer.

El óptimo estado físico del ex del Albacete, hace que sea una alternativa de total garantía para San José. Por esta razón, es el jugador armero más utilizado desde el banquillo. Hasta cinco, de las seis jornadas que ha disputado, le computan primero como suplente. Solo el Sanse, en la sexta jornada, escapó de las arrancadas del ‘22’. Por mucho que en un principio llegará con el cartel de jugador residual, a causa del inconmensurable estado de forma de Sergio Cubero. Gracias a su polivalencia, Álvaro se ha abierto camino en diferentes posiciones y, mientras el canterano se propulsa en el lateral diestro, este aporta allá por donde puede.

Cumpliendo con el clásico patrón de “donde me pida el míster”, el madrileño se ha desenvuelto hasta en tres posiciones distintas. Su debut llegó actuando casi como extremo, donde ya, en su segunda jornada vestido de azulgrana, pudo estrenarse como goleador. Sin embargo, las últimas jornadas le han hecho emplazarse hasta el carril zurdo. Ubicación de la que podría no moverse, después de que el comité arbitral ratificara la cartulina roja del pasado viernes a Leonardo Buta. Ya en la cita frente al Deportivo, el ‘22’ actuó por delante de Arrillaga en el lateral izquierdo y en la visita del Castellón así apunta a repetirse.

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En pocas semanas, Álvaro Rodríguez parece haberse ganado la confianza del técnico donostiarra. Un jugador con una dilatada experiencia por casi todas las categorías del fútbol español, que aterrizó este verano en Ipurua con la intención de volver a despegar, al entender que su etapa en el Albacete había llegado a su fin. Siete jornadas de competición más tarde, su impacto ha sido evidente, aunque menor del que le gustaría. Hasta el momento, ya ha demostrado su gran condición de revulsivo, pero ahora le tocará hacer lo propio con la de titular.

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