Monchi se estrenó en directo ante los escombros de su obra
Los supervivientes de su etapa como director deportivo del Sevilla provocaron la derrota en el Metropolitano y ejemplifican la caída libre del club.

Monchi se estrenó el sábado como comentarista de DAZN y lo hizo viendo el bochorno de su Sevilla. Un bochorno provocado por nombres y apellidos que están en la plantilla porque fueron firmados por él y que ejemplifican a la perfección la caída libre del club. Una caída libre de la que no es único responsable, ni mucho menos, pero de la que es parte imprescindible como también lo fue de los éxitos.
El primer nombre no puede ser otro que Tanguy Nianzou. El futbolista mejor pagado de la plantilla, que se firmó como sustituto de Koundé y que cuando no está lesionado, está montando pifostios como el penalti que allanó el triunfo del Atlético de Madrid. Un regalito que Monchi dejó y que esta temporada cuesta 14 millones de euros brutos.
El segundo nombre es el de Marcao. Tras tres años lesionado, ahora que tiene la continuidad necesaria para juzgar a cualquier profesional no cabe otra que preguntarse qué demonios vio Monchi en él para firmarlo como recambio de Diego Carlos. Falló en el 2-0 y pese a que al contrario que Nianzou sí echó una mano al club rebajando su sueldo en verano, normalmente cuando juega la mano se la echa al cuello. Todo ello como capitán y supuesta voz autorizada para criticar los arbitrajes.
El otro superviviente que jugó fue Gudelj, que entró al campo con 0-0 y se fue con 3-0. El serbio llegó gratis de China en 2019, cuando Monchi decía estar pintando un cuadro. Llegó como suplente aseado de Fernando y ha acabado siendo capitán, central, mediocentro indiscutible... Un montón de cosas para las que no está capacitado a menos que el club haya pegado un bajón como el del Sevilla desde la marcha de Monchi.
Quedan también en la plantilla Januzaj, que no tuvo ni un minuto y que sigue resultando inexplicable que lleve cuatro años perteneciendo al Sevilla por mucho que rebajara su sueldo y Joan Jordán, quien como Nianzou tampoco quiso bajarse el sueldo, se operó de la espalda en verano y no se sintió preparado para volver a tener minutos en la Copa contra el Toledo.
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Una losa, una hipoteca que duele a cualquier sevillista. Más aún a los que estuvieron padeciendo el esperpento en la grada visitante del Metropolitano. O a quien los trajo y que se estrenaba en una cabina de comentarista.
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