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REAL SOCIEDAD

Merquelanz, en busca de la oportunidad que le debe el fútbol

El extremo izquierdo irundarra decide dejar su Real de toda la vida sin poder triunfar por culpa de las lesiones y buscará suerte en el Eibar, donde estará primero a prueba.

Merquelanz se saca un selfie con unos conocidos en Zubieta.
Diario AS

Martin Merquelanz ha tomado estos días la decisión más dura de su carrera deportiva… para poder disfrutar de nuevo del fútbol profesional. No es fácil decir adiós a tu sueño de la infancia, entender que debes renunciar a él para seguir siendo feliz haciendo lo que más te gusta: jugar a fútbol. La carrera del extremo irundarra ha estado plagada de momentos muy duros estos últimos años, pero ninguno de ellos ha trastocado su moral imperturbable. Quería ser futbolista profesional y triunfar en la Real Sociedad. Lo ha intentado, hasta el desaliento, nadie habrá pasado más horas en Zubieta que él los últimos años… pero ha dicho basta. Ha llegado la hora de pasar página y poner fin a doce años de txuri-urdin, perteneciendo a una de las generaciones más prolíficas de la historia moderna de Zubieta.

Doce años y cinco operaciones de rodilla

Doce años en la Real Sociedad, y en los últimos seis, cinco lesiones graves, con sus cinco operaciones de rodilla. Cualquiera hubiera tirado la toalla. O se hubiera enrocado en el año de contrato que le quedaba en la Real, donde se le ha tratado de maravilla y era muy fácil estar, aunque no se contará con él. Pero Merquelanz no es así. Nadie más que el irundarra quería triunfar en su querida Real, a la que llegó en edad juvenil, superando desde entonces cada etapa como uno de los proyectos más interesantes para brillar en el primer equipo, participando en la Youth League (Champions juvenil) con un equipo realista del que llegaron casi todos a tocar la primera plantilla, y formando parte de la plantilla campeona de Copa en La Cartuja en 2021. Pero toda esa trayectoria empezó a torcerse cuando a los cinco minutos de debutar en Primera sufrió su primera lesión de gravedad. Fue en Ipurua contra el Eibar, una noche en la que todo el realismo durmió con el corazón encogido.

Miranda vio su luz

Merquelanz se recuperó como un toro de aquella piedra que el fútbol le ponía en su camino. Para demostrarlo, se fue cedido un año al Mirandés para hacer una temporada maravillosa en la que lideró aquella histórica clasificación para semifinales de Copa de los entonces entrenados por Andoni Iraola. La casualidad es que fue su Real la que les dejó sin una final en la que sí estuvo al año siguiente, porque la pandemia del coronavirus obligó a aplazar la final vasca contra el Athletic, y entonces el irundarra ya estaba de vuelta en el club donostiarra.

Empieza el calvario

Parecía que todo le iba de a ir de perlas a partir de entonces, pero fue todo lo contrario. Un auténtico calvario de lesiones que casi le dejan sin carrera deportiva. Pero Merquelanz es un luchador. Uno de esos jugadores que nunca se rinden. Para entonces ya se había operado de las dos rodillas, sufriendo sendos cruzados, porque lo que no habíamos contado hasta ahora es que estando en el filial, haciendo méritos más que evidentes para subir al primer equipo, se había roto la rodilla por primera vez. A partir de 2021 dos lesiones cartilaginosas y una osteocondrisis en la misma rodilla izquierda le obligaron a pasar por el quirófano. Le han hecho perderse la friolera de 148 partidos oficiales.

Eibar, su gran oportunidad

Ni cuando vio un rayo de luz vestido de vallecano el fútbol le dio tregua. Por eso ahora se merece que el fútbol le devuelva la oportunidad que se merece, que se ha ganado con su incansable constancia, por tantas veces que se ha levantado cuando se ha caído. El fútbol se lo debe. Sobre todo por su actitud. Merquelanz no engaña a nadie. Ha perdonado el año que le quedaba en la Real Sociedad para buscar la buscar esa oportunidad que tan merecida tiene que le salga bien. Ha renunciado a su sueño para seguir soñando. Lo buscará en el Eibar de Joseba Etxeberria, cerca de su casa, donde primero estará a prueba. Nadie duda de que así será. Porque en los primeros entrenamientos en Zubieta esta pretemporada ha demostrado estar físicamente a tope. Su despedida de Zubieta es de las que hacen llorar a cualquiera, con todos sus compañeros, fisios y staff técnico apoyándole y abrazándole. Por su forma de ser era muy querido en la Real, por eso duele aún más su inevitable marcha.

Ahora no va a dejar pasar la gran oportunidad que se le presenta, la de triunfar en aquel escenario en el que su rodilla hizo crack a los pocos minutos de debutar con el primer equipo txuri-urdin. Su fina zurda volverá a brillar en Ipurua, y todo el fútbol esbozará seguro una sonrisa, esa sonrisa que nunca se le ha ido de la cara, ni en los peores momentos. Martín Merquelanz ha vuelto, y pocas veces ha sido tan merecido un regreso.

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