Mayoral vuelve a verse las caras con el equipo de su infancia
El de Parla nunca ha ganado al Real Madrid pero le ha marcado hasta en dos ocasiones, todas en el Bernabéu.


Este domingo, el Coliseum será el escenario de un partido con un significado especial para Borja Mayoral. El delantero del Getafe se volverá a cruzar con el club que lo vio nacer futbolísticamente: el Real Madrid. No será un encuentro más. Para Mayoral, nacido en Parla hace 28 años, enfrentarse al equipo de su infancia siempre tiene un sabor distinto, mezcla de nostalgia, orgullo y ambición.
Formado en la cantera blanca desde los 10 años, Mayoral fue durante mucho tiempo uno de los grandes proyectos de La Fábrica. Llegó a debutar con el primer equipo del Real Madrid en 2015, y entre partidos de Liga, Copa y Champions sumó 33 apariciones oficiales. Sin embargo, el camino hacia consolidarse como delantero en el club de sus sueños no fue sencillo: cesiones en el Wolfsburgo, Levante, Roma y Getafe marcaron su trayectoria antes de desvincularse definitivamente del conjunto blanco.
Un hogar llamado Getafe
En Getafe ha encontrado por fin su casa. Con 120 partidos disputados, es el equipo en el que más ha jugado, el que más le ha hecho crecer y donde ha alcanzado su madurez futbolística. Allí, lejos del foco permanente del Bernabéu, ha aprendido a disfrutar del fútbol sin la presión de demostrar cada fin de semana que pertenece a la élite. Y lo ha hecho con goles: muchos goles, algunos de ellos especialmente simbólicos.
Porque, aunque nunca ha conseguido ganarle al Real Madrid, Mayoral sí ha sido capaz de marcarle —dos veces, ambas en el Santiago Bernabéu—, un logro que guarda con orgullo. Cada uno de esos tantos tuvo un valor emocional añadido: no solo por batir a su antiguo club, sino por hacerlo en el templo donde un día soñó triunfar vestido de blanco.
A recuperar al mejor Borja
El encuentro de este fin de semana llega, además, en un momento especial para él. Después de varias semanas fuera por problemas en la rodilla, Mayoral ha vuelto a entrenarse con el grupo y apunta a reaparecer justo ante el rival más simbólico de su carrera. El destino, una vez más, le ofrece una cita con su pasado.
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El domingo, el niño de Parla que soñaba con marcar goles en el Bernabéu volverá a mirar a los ojos al equipo que le vio crecer. Y aunque los colores sean otros, el corazón —como el fútbol— seguirá teniendo memoria.
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