JUVENILES | REAL MADRID - ATLÉTICO
Torres gana el pulso al Madrid de Arbeloa
El juvenil del Atleti se impone en Valdebebas en un duelo que sentencia prácticamente el grupo 5 de División de Honor. Omar e Íker Luque, goleadores e ingobernables.
Se acabó. El Madrid había remado hasta llegar al miniderbi con opciones de liga. De once puntos abajo a cuatro. La victoria suponía poner en un palmo, en un punto, las últimas seis jornadas. Pero encalló antes de llegar la orilla. Le hicieron encallar. Porque el Atleti estuvo imperial y conquistó Valdebebas. Arbeloa y Torres fueron protagonistas antes del pitido inicial. Siempre lo son y más tras la trifulca de la temporada pasada. Pero el amistoso saludo entre ambos enterró el hacha de guerra y colocó el foco en lo deportivo. Y ahí, el pulso lo ganó el Niño.
No tardó la balanza en teñirse rojiblanca. Si por algo se caracteriza este Real Madrid juvenil es por su solvencia en la construcción desde atrás. Y si en algo pone énfasis el técnico del Atleti es en cortocircuitar esa fase inicial. Fueron los colchoneros los que orquestaron primero su plan, con un robo auspiciado en un fallo en salida de la zaga blanca. Lo cazó Omar Janneh, una fuerza de la naturaleza al que sus 187 centímetros no hacen justicia, y fusiló a un vendido Ferran Quetglas. Un tanto que enfrió la apacible tarde en Valdebebas... y a punto estuvo de congelarse por completo apenas dos minutos después. Otro mano a mano, pero en esta ocasión se lució el guardameta madridista ante Íker Luque.
La victoria blanca era condición sine qua non para mantener la llama liguera vida, pero desde el silbatazo los de Fernando Torres salieron con un par de marchas más. Poco a poco, el juego se fue equilibrando. Aparecía Iker Bravo, extramotivado frente a un club que le pretendió antes de decantarse por el Madrid. Sobre todo con conducciones que no encontraban premio. Tampoco un testarazo de Hugo de Llanos en el punto de penalti ni un chutazo de Mesonero desde el balcón del área. Mientras, el Atleti, esperaba con los puñales afilados. Con un Omar ingobernable y un Iker Luque indetectable. Pareja que cocinó un golpe al mentón que se barruntaba casi definitivo. Controló el tanque, hablitó al extremo y este telegrafió un misil a la escuadra de Quetglas. De nuevo indefenso ante un Atleti que se celebró el segundo como si fuera un trofeo.
Fue la antesala de un descanso en el que Arbeloa buscó quemar naves. Dos goles no eran suficientes, lo sabía el técnico blanco. Mandó al verde a Fortuny, atacante, por Fortea, lateral. Necesitaba el juvenil merengue una remontada titánica y pronto comenzó a dar frutos la sobrepoblación ofensiva. Aunque primero avisaba de nuevo Omar tras otra imprecisión en campo propio de los blancos. Después llegaría la primera gran ocasión local tras le refrigerio. Eslalon de Yáñez, que desdibujó a la zaga. Se topó con un acertado Esquivel. Mano dura y córner. En otro saque de esquina acariciaba Cristian de espuela un remate que hubiera sido definitivo. Pero se mantenía firme el Atleti. Cómodo, con Seydou y Spina imperiales, rocosos, y diez futbolistas mordiendo en la presión y la contención.
RESUMEN
Entrenador: Álvaro Arbeloa.
Atlético de Madrid: Esquivel; Rosado, Seydou (Vasiljevic, 80'), Spina, Julio Díaz; Jano, Darío Frey, David Muñoz (Girona, 80'); Íker Luque (Javi Alonso, 66'), Omar Janneh (Paco Esteban, 80') y Rayane Belaid (Castellanos, 60').
Entrenador: Fernando Torres.
Goles: 0-1 (2'): Omar. 0-2 (44'): Íker Luque.
Árbitro: Álvaro García Padilla (Madrid). Amonestó a Julio Díaz (24'), Javi Alonso (72'), Hugo de Llanos (83'), Cristian David (88') y Girona (94').
Estadio: Campo 7 de la Ciudad Deportiva Real Madrid.
Se desgañitaba Arbeloa, pidiendo más. Aunque ese plus, que sólo se significa con el gol, no llegaba. Se alejaba el último clavo ardiendo al que asirse, la Liga, tras patinar en Copa y Youth. Dos eliminaciones donde el merecimiento pesó menos que el resultado, pero eliminaciones al fin y al cabo. Y en esta ocasión, si Espanyol y Milán no hicieron, el Atleti dominó un partido con olor a sentencia. En los instantes finales hubo intención, más corazón que cabeza, una ocasión muy clara de Álvaro Ginés que queda en anécdota, pero no colmillo. Sí tensión. Muchísima. Aunque controlada con el pitido final y el apretón de manos entre los técnicos. El Madrid se queda a siete puntos y el verdadero objetivo, con seis jornadas por delante, es ser el mejor segundo de los siete grupos. Sería el billete a una Copa de Campeones que será la última bala para los de Arbeloa. Sin Copa, sin Youth y ya prácticamente sin Liga.