Lukebakio: “Dios es el gran ídolo y mis goles le pertenecen”
La estrella del Sevilla (Bruselas, Bélgica, 1997) se sienta con AS para repasar la que está siendo, y él así lo reconoce, la mejor temporada de su carrera.

Dodi alcanzó los 10 goles ligueros en Valladolid y las miradas de los defensores rivales cada vez se centran más en él. Eso supone un reto para el extremo belga, del que estos días se ha conocido que le quiso fichar el Al Nassr de Cristiano Ronaldo el pasado mes de enero. La oferta del equipo saudí, que pretendía pagar su cláusula de rescisión de 45 millones, era realmente mareante: 8,5 millones de euros netos al año, durante tres campañas. Pero Lukebakio se negó y quizá tenga mucho que ver en su decisión creer que lo mejor está por llegar y que será Dios el que lo disponga. Esto es una conversación sobre su fútbol pero, también, sobre su fe.
Lo primero es lo más cercano. ¿Qué puede decir de esa oferta mareante del Al Nassr que tuvo en enero?
Cuando haces las cosas bien, lo normal es que algunos clubes pregunten por ti, aunque la verdad es que no quiero hablar de ese tema. Eso es cosa de mis agentes (Francis Stijn, representante de Dodi y de su compatriota Sambi Lokonga, estuvo el pasado jueves en la Ciudad Deportiva sevillista, visitando a los dos jugadores y al director deportivo Víctor Orta). Siempre es bonito que grandes equipos se interesen en ti, pero no he pensado en irme del Sevilla un solo segundo.
¿Por qué?
Porque me siento genial en este equipo y en esta ciudad. Es el mejor sitio donde he vivido. Y mi familia, igual. El clima, la comida, ¡la luz! Levantarte por la mañana y ver probablemente la mejor luz del sol del mundo. ¿Dónde hay una luz así? ¿Los Ángeles? ¿África? Sevilla es única, maravillosa.
Las estadísticas dicen que en regates se encuentra al nivel de jugadores como Mbappé, Yamal o Vinicius. Y que supera a todos esos cracks en otro apartado, el de progresiones con balón.
¿Sí? No lo sabía. Es realmente bonito, increíble, que te sitúen en algún aspecto al lado de todos esos futbolistas, que son los mejores del mundo. Me da aún más motivación para trabajar y superarme.
Afortunadamente, este año le han respetado las lesiones. La campaña pasada, primera suya en el Sevilla, lo debió de pasar mal con esa lesión que le tuvo tres meses fuera.
Se pasa mal sin jugar, claro. No estaba acostumbrado a tener lesiones, y menos de esa gravedad. Pero todo en la vida sucede por alguna razón.
¿Se siente en el mejor momento de su carrera?
Sí, lo estoy. Pero falta mucho por hacer. Queda lo más importante. Tenemos un objetivo, y ése es quedar lo más alto posible en la tabla. ¿Clasificación europea? Pensar en cosas así sería una equivocación, porque todavía ni hemos ganado dos partidos seguidos. Centrémonos en el Mallorca, luego en el Rayo... Yo lo único en lo que pienso es en ayudar al Sevilla lo máximo que pueda. Y en mejorar como jugador.
¿Qué necesita mejorar Lukebakio?
Bueno... llevo solamente una asistencia (risas), en el último partido, y eso que soy extremo. Sí, sí, sé que las asistencias no dependen de mí, sino de que los compañeros marquen también. Pero seguro que en alguna parte depende de que mis pases sean mejores. Debo ser humilde y pensar en seguir aprendiendo. Por ejemplo, esta segunda parte de la campaña me está resultando totalmente diferente.
¿A qué se refiere?
En los primeros partidos de esta temporada podía encarar a las defensas rivales con más facilidad. Ahora tengo siempre a dos o tres jugadores pendientes de mí. Es una situación desconocida, a la que tengo que acostumbrarme. Pero estoy feliz, porque es algo que probablemente les ocurre siempre a gente como Yamal, Raphinha o Vinicius. Es un reto y me hará trabajar incluso más para convertirme en mejor futbolista.
¿Cuánto le ha ayudado el entrenador Xavi García Pimienta a encontrar esta gran versión?
Mucho. Es la persona que me ha hecho mejor, claro. Creo que es por la conexión que tenemos, que me da mucha confianza. El técnico conoce perfectamente lo que puedo dar al equipo, sabe de mi potencial y creo que me da los consejos correctos. Le estoy muy agradecido al míster, espero que él lo sepa.
El técnico le da mucha libertad. ¿Cuál es su sitio ideal en el campo?
Puedo jugar en cualquier lugar. Jugué mucho en Alemania solo como delantero. También puedo actuar como segundo delantero, o en la izquierda. Pero mi mejor posición es de extremo derecho.
¿Cuál ha sido el futbolista o persona que influyó en su vida futbolística?
Mi padre, Flavien. Él jugó al fútbol, y de hecho tengo 4 hermanos que también lo hacen. Mi padre ama el fútbol y cuando no juego bien se siente muy mal, porque sabe de mi talento y quiere que disfrute este deporte.
¿No tiene ningún ídolo deportivo?
Me gustan y han gustado muchos jugadores desde que soy pequeño, por supuesto. Ahí están Cristiano, Ronaldinho, Neymar... pero mi único ídolo es Dios.
Explique eso.
Si estoy aquí jugando una buena temporada, con esas estadísticas que usted dice que me ponen entre los mejores... Es simplemente por la gracia de Dios. Durante mi carrera ha habido futbolistas que eran mejores que yo, se veía, pero no tuvieron las oportunidades que yo he tenido. Mi talento, la capacidad, mis regates, la posibilidad de comer y de disfrutar con mi familia... Eso está solamente porque Dios me lo ha dado. Soy muy afortunado, y por ello, tengo que estar muy agradecido al Creador.
¿Esa fe se la inculcó su familia?
Vengo de una familia muy cristiana, es así, pero todo cambió para mí en 2016, cuando yo tenía 19 años. Había fichado como cedido por el Toulouse pero problemas con mi pasaporte (su familia no le inscribió en Bélgica hasta que cumplió 18) provocaron que estuviera seis meses sin poder jugar. ¡Seis meses! Lo pasé muy mal, le daba muchas vueltas a la cabeza y Dios me ayudó a mirar hacia adelante.
Debió ser muy duro ese momento en Toulouse.
Imagine lo que es entrenarse y entrenarse todos los días, con 19 años, pero no poder jugar por algo que no acabas de entender. En ese momento, Dios me mostró toda su fuerza y poder. Dios me enseñó por qué es Dios. Ahí vi a luz. Encontré la paz, encontré la alegría y mi vida cambió por completo.
¿Ha pensado en hacerse Pastor una vez que cuelgue las botas?
Buf, no. La Biblia dice claramente que si eres Pastor serás juzgado con mucha mayor severidad, porque tienes la responsabilidad de guiar a las demás personas. Se trata de ir al cielo o al infierno, y yo quiero ir al cielo.
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