Lucas vuelve a los orígenes
El gallego fue, junto con Vallejo, el único jugador de la primera plantilla madridista que se entrenó sobre el césped de Valdebebas.

El primer día en una vaciada Ciudad Deportiva de Valdebebas vio sólo a dos jugadores de la primera plantilla blanca entrenarse en el césped. Acompañados por los jugadores del Castilla, Lucas Vázquez, uno de los capitanes del equipo junto con Modric, Carvajal y Valverde, y Jesús Vallejo completaban los diferentes ejercicios que les habían preparado. El resto de compañeros, o bien están con sus diferentes selecciones nacionales, bien están lesionados, trabajando en el gimnasio en sus diferentes tratamientos específicos, casos de Carvajal, Ceballos (al sevillano aún le quedan un par de semanas antes de regresar), Fran García, Mendy y Militao.
Lucas era el más veterano de todo el grupo, pero aún así mostró su faceta más profesional. La que siempre ha tenido. Desde que ingresase en las categorías inferiores del Real Madrid procedente del Ural, hasta su salida en calidad de cedido al Espanyol, del que regresó para ganar cinco Champions League y acudir al Mundial de Rusia 2018, por ejemplo. Y eso es lo que está mostrando Lucas estos días. Mostrando a los chavales y recordando. Mostrando la disciplina que define (y ha definido) su carácter profesional a lo largo de su carrera. Si cuando llegó a Valdebebas en 2011, las paredes de la Ciudad Deportiva estaban repletas de fotos de jugadores como Cristiano Ronaldo, Kaká, Benzema, Xabi Alonso… ahora están adornadas con fotones de las plantillas campeonas de Europa de los últimos años. Y él está presente en todas ellas.

Él, sin ir más lejos, protagonizó una de ellas: la primera que abría el triplete de conquistas en 2016. Cuando menos se esperaba, el gallego cogió el balón y se puso a andar hasta la portería donde se iba a lanzar la tanda, mientras hacía rodar la pelota en su dedo, al estilo jugador de baloncesto. Transformó su lanzamiento y eso fue un chute de tranquilidad, respiro y alivio tanto para sus compañeros como para los aficionados madridistas allí presentes.
Ahora, recordando su paso por las categorías inferiores, hasta llegar al Castilla, desde el que saldría cedido al Espanyol, para regresar. Para ir enseñando a los jóvenes cachorros los valores que conforman a un jugador querido por la afición siga con su disciplina intacta, su carácter profesional y su perpetua cultura del esfuerzo. Estos días serán un regreso al pasado. Una vuelta a los orígenes. Pero no le oirán una palabra más alta que otra…
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