Leverkusen, la noche que cambió la vida de Saúl
El ilicitano sufrió un rodillazo en el riñón en 2015 que le obligó a jugar con un catéter interno durante dos años y se planteó su extirpación. En 2017 se resarció con un golazo.
El 25 de febrero de 2015 nunca será una fecha más para Saúl Ñíguez. El canterano colchonero disputaba en Leverkusen su primer partido de eliminatoria de Champions (el año anterior en el que el Atlético alcanzó la final había jugado cedido en el Rayo) cuando un rodillazo de Papadopoulos le dejaba fuera de combate antes de llegar al descanso. A sus 20 años, y lleno de ímpetu, el ilicitano trataba de mantenerse sobre el césped a toda costa y cuanto menos llegar al entretiempo para volver a probarse. Era el momento de apretar los dientes después de tanto trabajo por hacerse con un sitio en el once.
Pero, el golpe del central griego se había producido de lleno a la altura del riñón. Un dolor fortísimo que apenas permitía caminar a Saúl en esos 20 minutos sobre el césped. Tras salir sustituido en el 42′, con mareos y vómitos de camino al vestuario, el centrocampista era trasladado a la Clínica Leverkusen. Lo peor de aquella aciaga noche no fue la derrota del Atlético por 1-0 (posteriormente remontada en el Vicente Calderón con penaltis de por medio). Ingresado de urgencia, un TAC indicaban que Saúl sufría un traumatismo renal con hematoma, por lo que debía quedar ingresado en observación. El doctor Jürgen Zumbé, jefe de Urología del Klinikum Leverkusen, y el doctor Carl-G. König, del mismo departamento, trataron al futbolista. Tuvieron que introducirle un catéter para drenar la sangre. Una atención que el futbolista nunca ha olvidado. Tres días pasaría en la ciudad alemana antes de recibir el alta médica para regresar a Madrid.
Sin embargo, en el caso de Saúl era una lesión aún más delicada. Un problema congénito de riñón, del que ya había tenido que ser intervenido en su etapa en el Rayo, complicaba la situación. El propio Saúl contó posteriormente en The Guardian aquellos terribles momentos. “Me dijeron que mi riñón estaba destruido. Fue horrible. Estaba acostado en la camilla y vi a mi padre llorar. Le dije ‘no pasa nada, soy un toro, podré con esto’. Hubo tiempos difíciles. El catéter le da funcionalidad pero me dolía, lo sentiría corriendo y orinaba sangre (después de cada partido y cada entrenamiento le ocurría). El problema fue cuando lo sacamos, mi riñón no funcionó correctamente. Me dieron opciones: jugar durante un mes, parar por un mes... No quise. Volví a colocar el catéter, quería jugar”. Y con ese catéter interno jugó durante casi los dos años siguientes, los mejores de su carrera. En la temporada 2015-16 alcanzaría la final de la máxima competición europea con su golazo ante el Bayern en semifinales que ya es historia del club colchonero.
Tan desagradable y complicada fue la experiencia que el propio Saúl propuso que se le extirpase el riñón para seguir compitiendo sin dolores. Fue el Mono Burgos, por entonces segundo entrenador del Atlético, quien paró los pies al centrocampista. El argentino había sido operado en el año 2003 de un tumor en un riñón, donde hubo que extirparle tres centímetros y le hizo ver la gravedad del asunto. Así lo contaba posteriormente Saúl. “‘Doctor, quítelo. Tengo otro’, le dije. Estaba cansado de todo. Estaría un mes fuera pero luego volvería perfectamente. El médico me recomendó probar otras cosas. Yo no quería. Pero, entonces, hablé con el Mono Burgos. ‘El doctor dice que estás pensando en sacar tu riñón. ¡Tienes 22 años! ¿De qué estás hablando? Usa tu cabeza. Saúl, piensa en tu vida, en tu futuro. ¿Qué pasa si tienes un problema con el otro? Entonces volvimos a colocar el catéter”, afirma el canterano rojiblanco.
Un Saúl que, con tiempo, pudo dejar atrás ese problema que tantos contratiempos le había traído. Y, una frase de Mahatma Ghandi le recuerda día a día aquellos momentos. “La fuerza no proviene de la capacidad corporal sino de la voluntad del alma”, dice un tatuaje en su muñeca izquierda que besa en cada gol que consigue. Para Saúl y su familia, cada visita a Leverkusen tiene el recuerdo de aquellas noches hospitalizado. Aunque el centrocampista pudo resarcirse dos años después en la ciudad alemana, con un golazo para abrir el marcador en los octavos de final de la Champions del 21 de febrero de 2017 (el Atlético encaminó la eliminatoria con el 2-4 final), ese rodillazo cambió la vida de Saúl.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces, el Atlético volvería a jugar con Saúl en el once en el BayArena en la fase de grupos de 2019 (derrota por 2-1) y de nuevo lo hará en la noche de hoy con el ilicitano peleando por recuperar protagonismo en el equipo rojiblanco, en esta ocasión compartiendo minutos entre el centro del campo y el carril izquierdo tras una corta experiencia en el Chelsea. Un Saúl muy diferente al de entonces de vuelta en una ciudad que siempre será especial para los Ñíguez. Que mejor que una victoria para dar carpetazo a uno de los momentos más traumáticos en la carrera del futbolista de 27 años.