Laporta se sale de la curva
El caso de la inscripción de Olmo y Víctor retrata la improvisación del presidente blaugrana que afronta el peor momento de su mandato. La oposición pide responsabilidades, los socios pierden la fe y la junta está cada vez más debilitada.
La hemeroteca persigue sin piedad a Joan Laporta. Frases como “perder tendrá consecuencias”, “no estamos en la regla 1:1 porque no queremos” o todos los mensajes de esperanza y confianza respecto a la inscripción de Dani Olmo o Pau Víctor le han estallado en la cara el primer día del año. El presidente Laporta, acostumbrado a sacar conejos de la chistera en el último momento para solventar in extremis los peores momentos del club, parece que esta vez se ha salido de la curva. Él persiste en su empeño, pero en esta ocasión, con Olmo y Víctor desinscritos de LaLiga de manera oficial, parece difícil que el intento de involucrar a la Federación Española en el caso vaya a salirle bien. Hay ruido de sables en un entorno en el que Laporta cada vez está más solo.
El caos institucional que comporta el fracaso por inscribir a Olmo y Pau Víctor es difícilmente controlable. Es complicado defender la gestión de un presidente que desde verano sabía que esto podía pasar y que como un cervatillo en medio de la carretera ha visto como el camión se iba acercando a toda velocidad y ha sido incapaz de esquivarlo.
Laporta ha acometido la gestión de una situación tan compleja a nivel económico e institucional como esta sin director general del club tras la marcha de Ferran Reverter a los ocho meses de su nombramiento y que no ha sido reemplazado ni vicepresidente económico tras la dimisión de Eduard Romeu. Laporta, en su afán de llevar el club como una “empresa familiar” según sus propias palabras, ha querido estar en todas partes y por primera vez parece que su innegable capacidad para solventar entuertos no será suficiente.
Hasta ahora había conseguido superar en la foto finish cuestiones tan peliagudas como la del aval para poder formalizar su presidencia (solventado a las tres de la mañana en una notaría de Barcelona gracias a la aparición de Jaume Roures y José Elías), la crisis de las comisiones pagadas a la empresa ISL por organizar la gira del Barcelona, el pufo constante de Barça Studios con sus respectivos cambios de nombre y su supuesta salida a bolsa valorada en 1.000 millones, la opacidad de los contratos con Aramark, Nike y Spotify y la sucesión de plazos incumplidos en la fecha de regreso al Spotify Camp Nou. Incluso superó la reprimenda del auditor cuando presentó las cuentas del último ejercicio. Hasta ahora, el socio se lo ha comprado todo, pero con Olmo se ha pillado los dedos en una operación que deja, acabe como acabe, muy tocada la reputación del club y la imagen de su presidente.
Laporta cree que la situación es reconducible y desde la entidad aseguran que el próximo viernes día 3 de enero darán las explicaciones. De momento, han solicitado que intervenga la Federación Española de Fútbol para dar una nueva licencia a ambos futbolistas mientras que LaLiga los ha borrado de su página web. Un intento claro de separar a ambas entidades que viven desde el ascenso a la presidencia de Rafael Louzán una nueva era que se escenifica con el nombramiento de Javier Tebas como vicepresidente de la RFEF.
Mientras tanto, la oposición se prepara para salir a la palestra y en ciertos ámbitos ya se está empezando a hablar de una moción de censura y excandidatos a la presidencia como Víctor Font están preparando ruedas de prensa para dar a conocer su punto de vista ante un fracaso, que de confirmarse, marcará un antes y un después en la gestión de un Laporta que va a necesitar mucha magia para regresar al trazado correcto.
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