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Laguardia: “Todo llega a su final y el mío en el Alavés estuvo cerca”

El capitán y leyenda del Glorioso pasó un verano complicado sin equipo, pero en octubre llegó a un acuerdo para seguir dos años más con el club de sus amores.

Laguardia, en Mendizorroza
PAULINO ORIBEDiarioAS

Víctor Laguardia (Zaragoza, 33 años) estuvo en un tris de dejar su amado Alavés en verano. No había margen salarial para renovar. Al final, todo se pudo resolver. El gran capitán sueña ahora con el ascenso. El líder del líder de Segunda. Se quedó en el Alavés como ‘el último mohicano’, el superviviente del trío legendario que completaba con Pacheco y Manu García.

Ya está de vuelta, ha sido como aquel que se fue a por tabaco y volvió un rato después... ¿Está todo en su sitio?

Me he encontrado todo parecido, con algún cambio, lógico. Estoy muy a gusto, contento. El cuerpo técnico y los compañeros me lo han puesto muy sencillo, así que no me puedo quejar.

Es veterano y sabrá controlar sus impulsos, pero ¿lo principal es la ansiedad por frenar las ganas de recuperar su antiguo estatus?

Aunque seas veterano, las ganas de competir y ayudar al equipo siempre las tienes. Da igual la edad que tengas. La competencia es muy grande en el puesto de central, porque tanto Abqar como Maras están rindiendo a un nivel superlativo, también Sedlar cuando ha salido lo ha hecho bien. Toca ayudar desde fuera y ponérselo difícil al entrenador.

En efecto, Abqar está siendo una sorpresa, uno de los jugadores revelación. Usted tiene currículo, pero va a ser difícil desplazar al chaval, que se aferra al puesto.

Los chavales jóvenes cada día vienen pisando más fuerte, tienen mucha hambre, ganas de aprender y en el vestuario son magníficas personas, escuchan consejos. Es un gusto ver entrenar y jugar a los jóvenes que tenemos. Aquí estaremos para cuando toque dar el doscientos por cien.

Durante este tiempo veía como un milagro seguir en Vitoria.

Sí, al final el cuento acabó bien, pero fueron meses difíciles, con mucha incertidumbre. Estaba el límite salarial, la tasación que te hace la Liga ante unos requisitos, y era complicado ajustarse a todo eso. Hubo un esfuerzo del club, de la propiedad, que hizo posible mi vuelta.

Querejeta siempre le ha ido de cara, no es usted uno más. Le metió con calzador.

Era complicado mantenerte en esas normas que imponía la Liga. Con Josean (Querejeta) llevo nueve años, trabajando juntos, peleándonos también. Todo salió bien. Hice un esfuerzo, nos reunimos varias veces y en su momento me transmitió tranquilidad y, por suerte, pudo cumplir su palabra. Estoy agradecido y supercontento de volver al Alavés.

¿Hasta qué punto tuvo cerca de reunirse con Abelardo en el Sporting o de volver a casa, al Zaragoza?

No hubo nada con el Zaragoza. Con el Pitu, dijo que era como segundo hijo, él es como mi padre deportivo. Tuvimos varias conversaciones en verano... pero, lo mismo, era muy complicado a nivel económico, por tasación, el límite salarial, y luego ya se reforzaron pronto con el ‘Cali’ Izquierdoz, que viene de Argentina, que ocupaba una masa salarial, y ya era inviable. Fueron conversaciones entre dos amigos a los que les habría gustado unir de nuevo sus caminos, pero no pudo ser.

¿Valoró salir al extranjero, como Ximo Navarro o Pere Pons?

Sí, por supuesto. Me vi en un callejón sin salida y más cuando se cerró el mercado. Era la posibilidad más certera, pero sin la ilusión que un futbolista necesita para competir al máximo nivel. Esos retos no me ilusionaban del todo y quise esperar al Alavés.

Es el último mohicano tras salir Pacheco y Manu García, el trío histórico de la era reciente.

Pache y Manu son dos leyendas del Deportivo Alavés, por unas circunstancias o por otras, los dos han cogido distintos caminos. Todo llega a su final y el mío estuvo cerca. Es verdad que he logrado seguir dos años más en el club que quiero. No sé si soy el último mohicano, competiré y respetaré al club al máximo hasta el último día. Acabará mi ciclo y vendrán otros, es el fútbol, todo tiene un final. Estoy orgulloso de haber compartido tantas cosas con ellos.

Laguardia

"Fueron conversaciones entre dos amigos a los que les habría gustado unir de nuevo sus caminos"

Acaba de hacer 33 años ¿le gustaría seguir hasta los 40?

En una entrevista dije que me encantaría jugar hasta los 40, pero una cosa es lo que deseas y otra lo que tu cuerpo te permita. He tenido desgraciada o afortunadamente, porque me ha permitido desarrollar mi personalidad como futbolista, muchísimas lesiones, sobre todo de rodilla, y es un hándicap que pasa factura a largo plazo. Es lo que tiene el deporte de alto nivel. Ojalá pueda llegar hasta los 40 años, me cuidaré y trabajaré al máximo para ello, el tiempo lo dirá.

Antes de todo eso, su meta es devolver a equipo Primera.

El objetivo del ascenso es un sueño y ojalá podamos cumplirlo. Hay que trabajar y correr muchísimo, cada partido es una final.

¿Las lesiones han sido lo peor de su carrera o pone por delante el descenso?

El descenso, fue uno de los palos más grandes que me he llevado en mi vida. Costó recuperarse. El tiempo lo cura todo y estamos peleando por subir y quitarnos la espina que queda clavada. Más allá de perderte una final de Copa o lesionarte de gravedad en la rodilla, sin ninguna duda está la pérdida de la categoría.

¿Y lo más feliz?

La semifinal de Copa, un día inolvidable. Ya te digo que la final me la perdí por lesión. Y vivir en Mendi el ascenso contra el Numancia fue increíble.

Que todo el estadio coree su nombre debe ser la leche.

Desde que llegué he tenido una gran conexión con la grada. Ellos me dieron muchísima confianza ante fallos que un jugador tiene en los partidos, como es normal. Para un jugador eso es único, inolvidable. Nunca tendré tiempo para devolver tanto afecto, siempre estaré agradecido.

En el descenso era usted el que se dirigía a la grada a pedir perdón.

El descenso fue traumático, doloroso para la gente y para mí y los jugadores que había. La gente estaba enfadada y en el equipo nos sentíamos en deuda de devolverles donde se merecen, por la fidelidad que nos demuestran cada día.

Laguardia

"Entrené con Piqué en el Zaragoza un día. Muy agradecido por las grandes tardes de fútbol que nos ha dado"

Se identifica mucho con el ADN Alavés de sacrifico, humildad y superarse.

Me ha tocado vivir en el fútbol muchas situaciones adversas a todos los niveles, las más duras por las lesiones. Este instinto de superación ante obstáculos lo comparto con el club. El Alavés ha sufrido situaciones difíciles, sobre todo antes de entrar Josean (Querejeta). Encantado de compartir ese afán por salir adelante con el Alavés.

García Plaza transmite mucho.

Es un gran entrenador, ha caído con muy buen pie en el Alavés. La gente le quiere mucho, la afición está encantada con él y nosotros los jugadores, también. Ha construido un gran equipo, una piña en la que todos vamos a una. Es un entrenador con mucho carácter, muy cercano al jugador y eso es importante de cara al futuro. A ver si siguen llegando los resultados, que eso hace que el ambiente que se genera sea muy bueno. Somos como una familia, algo importantísimo.

Ha vuelto y mientras se retiraba Piqué, una referencia en su puesto.

Es un referente histórico a nivel mundial, de todos los jóvenes. Me ha tocado verlo cuando era un chaval. Entrené con él un día en el Real Zaragoza. Yo era juvenil y él estaba en el primer equipo... Me habría encantado seguir disfrutando de su juego, pero como dije antes, todo se acaba. Muy agradecido por las grandes tardes de fútbol que nos ha dado.