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BARCELONA

La sombra del Camp Nou es alargada

“Nos va a costar un tiempo hacer de Montjuïc nuestra casa”. La plantilla blaugrana reconoce problemas de aclimatación y agradece el esfuerzo titánico de la afición.

BARCELONA 20/08/2023.- El delantero del FC Barcarlona Ferrán Torres (i) celebra su gol ante el Cádiz durante el partido que enfrenta este domingo al FC Barcelona y al Cádiz CF en la segunda jornada de LaLiga en el Estadio Olímpico de Barcelona. EFE/Toni Albir
Toni AlbirEFE

Montjuïc no es el Camp Nou. Esta simple reflexión, evidente a todas luces, va mucho más allá de las cifras, y abarca muchas realidades que convergen en una situación a día de hoy con muchas carencias. El Estadi Olímpic Lluís Companys sigue siendo un lugar extraño, tanto para la plantilla blaugrana como para la afición. Los problemas enormes de logística para subir a la montaña, unos accesos improvisados, unas instalaciones a medio hacer, unas gradas huérfanas de dueño, una escasa oferta gastronómica y lúdica, y un aprovechamiento nulo del ‘merchandasing’, convierten la nueva casa de los blaugrana en una trampa.

Una situación de la que no es ajena la plantilla blaugrana, consciente que van a tardar un tiempo a adaptarse a su nueva casa. “Todavía no lo sentimos del todo nuestro”, asume un miembro de la plantilla blaugrana cuando le preguntamos cómo vivió el equipo el primer partido oficial en Montjuïc. “Hay mucha distancia con la gente, el ambiente no es de olla a presión como el Camp Nou, el césped tampoco es nada del otro mundo y no tienes la sensación aún de jugar en casa”, continúa.

No hay duda de que la transición va a costar un tiempo. Ahora el club tiene un mes por delante -el próximo partido será el 17 de septiembre contra el Betis- para intentar arreglar todos los desajustes que se vivieron en el partido ante el Cádiz, que no fueron precisamente pocos. Para empezar, unos accesos que siguen teniendo muchos déficits, entre ellos los problemas con las escaleras mecánicas -algunas con más de veinte años de antigüedad-, que acabaron con cuatro tramos fuera de servicio, la falta de información en forma de letreros, las dificultades para aparcar las motos -con desniveles del 10 al 15% en algunos improvisados parkings en batería-, la falta de puntos de información y el desconocimiento de algunos empleados encargados del control de acceso.

Una vez dentro del estadio, los problemas se siguen acumulando. No tanto para los periodistas -las instalaciones están bien acondicionadas en líneas generales, si no tenemos en cuenta que en Tribuna de Prensa hay unas columnas que impiden la visión y algunas sillas son tan bajas que impiden abarcar la totalidad del campo-, pero sí para los aficionados, con entradas con una visión tan deficitaria que impiden, literalmente, ver el partido, sobre todo las correspondientes a los Goles, donde además la distancia es tan amplia entre las gradas y el campo que se hace difícil atender a las evoluciones del partido. Tanto es así, que durante el descanso se vivió un hecho tan inusual como alucinante, el éxodo masivo de gente que estaba en Gol Norte, donde atacaba el Barcelona en la primera parte, al Gol Sur, donde atacaría en la segunda. Al no haber asignación de asiento, los aficionados decidieron ocupar un nuevo asiento, ante la sorpresa de los responsables del campo.

También hubo serios problemas a la hora de atender las largas colas que se formaron durante el descanso en busca de algún refrigerio o algo que hincarle el diente. Pocas paradas de comida y con escasa oferta, obligaron a más de uno a llegar al partido con la segunda parte bien avanzada.

Y ya no digamos si alguien quería comprarse una camiseta o una gorra porque los puestos eran tan pequeños e improvisados, como escasos de material.

Aparte de estas deficiencias del todo subsanables, otras son más estructurales. Y es que puede que Montjuïc no cuente con más de 900 patologías graves como el Camp Nou en su día, pero sigue teniendo deficiencias, como ascensores que se estropean, puertas que no cierran y pocos controles de acceso. Tanto es así, que el que firma esta información, cuando acabó el partido y se dirigía a la sala de prensa, en un despiste, acabó en una sala donde se almacenaban centenares de latas de cerveza dejadas al alcance de cualquiera.

Evidentemente, al acabar el partido se acumularonn también los problemas: a las escaleras mecánicas inservibles y a la falta de lanzaderas, se une una imagen desangelada de las afueras del estadio, que seguramente en invierno se agravará por culpa del frío y la intemperie.

Pese a todo esto, hay que felicitar a los 39.603 valientes que subieron el domingo a Montjuïc para ver el primer partido oficial de la temporada en casa, casi el 80% del aforo. Y sí, decimos casa, porque el Estadi Olímpic será el refugio de los blaugrana durante el próximo año y medio, aunque a algunos les cuesta todavía hacerse a la idea, y pervivan con la sensación de ser los invitados más que los dueños.