La Real sueña con la Champions al son de la batuta de Silva
El equipo donostiarra ha tenido un regreso a la competición tras el Mundial espectacular. Ha ganado sus cuatro partidos, sin recibir un solo gol, y se afianza en la tercera plaza con 32 puntos
La Real Sociedad sigue soñando. Soñando con que en este 2023 puede volver a tocar el cielo. La Champions League en el horizonte. Como reto, más que como objetivo. Pero siendo tercero con 32 puntos es imposible no soñar. No marcarse el objetivo de ser ambicioso. De querer tocar el techo europeo, que hace tiempo que no se alcanza. Y eso que llevar tres temporadas seguidas clasificándose para la Europa League. Pero Imanol Alguacil quiere más. Y éste puede ser el año. Y puede serlo gracias victorias como la lograda en los Juegos del Mediterráneo. Un triunfo incontestable que le catapulta en la clasificación, afianzando su tercera posición. Y dejando claro que su reinicio de competición ha sido magnífico. Con la magia de David Silva todo es más sencillo, también hay que decirlo.
El canario, el día que cumplía 37 años, dio una lección magistral de cómo se juega entre líneas, dando la sensación de que atraviesa por una especie de segunda juventud. La gestión de cargas y de esfuerzos de Imanol Alguacil con el canario está siendo de lo más efectiva. No necesita jugarlo todo el canario, sino que cuando juegue sea diferencial. Todo lo diferencial que es capaz de ser. Y es mucho. A sus 37 es una barbaridad lo que hace. El Almería se fue ovacionado cuando fue sustituido. A nadie le extrañó.
¿Qué otra cosa podían hacer los feligreses almerienses sino rendirse a la clase y la magia del mago de Arguineguín? Silva encima abrió el marcador. Después de una asistencia de Take Kubo (sí, está sí se la contaron). Cruzó ante la salida de Fernando tras un gran control entre una maraña de piernas. Pero para entonces Silva ya estaba enamorando al personal. Después, siguió, porque el partido no había acabado. Participó en el 0-2, que culminó otro destacado Sorloth (suma ya diez goles, ojito) después de otra asistencia de Merino, que va recuperando el tono.
Y a partir de ahí, a dormir el partido, a controlarlo más si cabe, a gestionar banquillo, a buscar el tercero, que una cosa no quita la otra. La tuvo Mikel Oyarzabal (qué ganas tenemos todos de que vuelva a marcar tras volver a jugar), y también Robert Navarro, que también atraviesa por un momento dulce. Se toparon con el portero. Daba igual. La Real ganaba 0-2, con total justicia, con todo merecimiento. Ya al descanso merecía ganar. Apretó el acelerador tras volver de vestuarios, con Silva conduciendo la moto, y se llevó tres puntos que le afianzan en la azotea de la liga con 32 puntos. Otra semana más terceros. En Champions. Sí, en Champions. Soñando a lo grande. Y ahora viene el derbi vasco. Nada mejor para confirmar su gran momento.