BARCELONA

La libreta de Thiago

De Luis Enrique a Guardiola, pasando por Flick, Del Bosque, Lopetegui o Klopp, ha estado a las órdenes de los mejores técnicos del mundo. Se autodefinió como un “enfermo” del fútbol y simpatiza con el 4-2-3-1 de Flick.

Thiago Alcántara, junto a Hansi Flick en el entrenamiento
FCB
Juan Jiménez
Redactor jefe de AS. Fue colaborador en AS (2000-04) y, después de pasar por Málaga Hoy, regresó como jefe de Sección en Málaga. Delegado de Andalucía entre 2009 y 2012, colaboró en la integración digital-papel de AS en Madrid. Cubre la información del Barça y la Selección de baloncesto. Tres Juegos Olímpicos. Colaborador de SER, Canal Sur y Gol.
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Thiago Alcántara (11-4-1991) ha sido una de las grandes novedades del parón de selecciones en el Barça. Como estaba cantado desde el curso pasado, cuando ya hizo las ‘prácticas’ recién retirado del fútbol, se ha incorporado al staff técnico de Hansi Flick, que desde el principio vio en el futbolista criado en La Masia un asistente y enlace perfecto por su conocimiento del club y del idioma mayoritario en el vestuario (español), y el alemán e inglés que él utiliza con los jugadores.

En una entrevista con la revista de la RFEF en diciembre de 2015, Thiago ya se definía como un “enfermo” del fútbol que devoraba las grandes ligas y al que apasionaba revisar partidos propios con su padre, Mazinho, otro enamorado del juego. Thiago fue un jugador de extraordinaria calidad que simplificó su fútbol a lo largo de su carrera y pasó de un centrocampista ofensivo con tendencia a hacer algún arabesco de más, al que ofreció su mejor versión en el Bayern; e incluso, pese a ser golpeado por las lesiones, en el Liverpool de Klopp. Maduro, en esos últimos años ya aprovechó su excelente lectura para convertirse en el metrónomo de los equipos por donde pasó.

Además de su pasión por el juego, Thiago ha tenido la suerte de aprender de los mejores. Debutó con el filial del Barça a las órdenes de Luis Enrique cuando apenas tenía 17 años; y, en el Barça, a las de Guardiola, con 18 años recién cumplidos. Luego, saltó al Bayern con Pep y participó de la mejor temporada de la historia del club a las órdenes de Hansi Flick. Allí nació la relación que todavía hoy continúa. En la Selección también aprendió de Luis Milla, con el que fue campeón de la Eurocopa Sub-21 en 2011, Lopetegui, con el que repitió en 2013; y Vicente del Bosque.

Thiago bebió del 4-3-3, pero recientemente ha sorprendido en una entrevista al portal Coache’s Voice, en el que ha mostrado su querencia al 4-2-3-1, el esquema que utiliza Flick. “Me gusta esa figura táctica porque da esa variabilidad en medio, en la que no hace falta poner nombres y todo el mundo puede defender y atacar”.

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Aunque no sea nada a corto plazo, es imposible no imaginarse a Thiago como un delfín de Flick y siempre como una opción si el alemán, de mecha corta durante su carrera, dejase el Barça en algún momento. Por ahora, eso sí, está lejísimos de esa pantalla. De momento, es un plus impagable para su jefe. Flick conectó desde el primer día con el vestuario, al que cambió la mentalidad e introdujo el chip ganador además de un buen rollo interno que saltaba la vista. Este curso, sin embargo, el asunto ha empezado algo torcido. La demoledora frase de “los egos matan el éxito” revolotea el vestuario. Thiago, que es menor que Lewandowski, por poner un ejemplo, todavía tiene edad para pensar como un futbolista. Nadie como él, que incluso vivió en sus carnes un episodio simbólico cuando Puyol le regañó por celebrar con Alves el 0-5 de un 0-7 final en Vallecas, para mantener el don de la humildad y el compañerismo en el grupo.

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