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MAD COOL 2023

Josh Homme se adueña del Mad Cool

Queens Of The Stone Age elevan al cielo una jornada del viernes en la que maravilló Tash Sultana y a The Black Keys les faltó ‘punch’.

Josh Homme, líder de Queens of the Stone Age, en el Mad Cool 2023.
Ricardo Rubio Europa Press

Demos gracias de vivir en la misma era que Josh Homme. El líder de Queens Of The Stone Age e inquieto coautor en proyectos como Eagles of Death Metal y Them Crooked Vultures (junto a Dave Grohl y John Paul Jones, casi nada) es uno de esos artistas que por talento, carisma y canciones se adueña de un escenario y ejerce un poder magnético sobre la audiencia. Llevó al Mad Cool 2023 a otra dimensión.

A falta de ver qué da de sí la tercera y última jornada, QOTSA opositan a mejor concierto de esta edición de festival madrileño. La organización ideó un cambio de tercio para la jornada intermedia. Turno para agarrar (simbólicamente, que el calor volvió a no hacer prisioneros) la chupa de cuero. Había ganas de reencontrarse con Josh Homme y los Queens Of the Stone Age tras su abrasador y reivindicativo concierto de 2018, el clavo en el ataúd de aquella polémica zona vip a pie de escenario. La banda del pelirrojo e inquieto músico californiano regresaba a Madrid con nuevo trabajo, un tour de force por una etapa muy dolorosa de su vida en la que además tuvo que lidiar con un cáncer. Y se le vio, botas polvorientas y colmillo de oro, en plena forma. Un arranque demoledor con ‘No one knows’ y ‘My god is the sun’ agarró por las solapas a la audiencia en el escenario Madrid is Life y ya no la soltó.

No menos interés generaba ver qué traían bajo el brazo The Black Keys, elegidos para el slot final de la jornada. Su fórmula, de tan clásica en ese revival de rock clásico con tintes blueseros como es, suena compacta, pero aunque ahora Dan Auerbach y Patrick Carney se rodean de más músicos en escena, su concierto en Madrid adoleció del punch de antaño cuando les bastaba con ser un binomio y -quizá- de un retoque en los decibelios. Eso sí, hasta quien estaba reposando en el césped artificial se levantó para bailarse el cierre final con ‘Lonely Boy’.

La banda The Black Keys durante una actuación en la segunda jornada del festival Mad Cool 2023.
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La banda The Black Keys durante una actuación en la segunda jornada del festival Mad Cool 2023.Ricardo Rubio Europa Press

Tash Sultana, a tus pies

Antes del despliegue de los cabezas de cartel, una de esas inclusiones en los carteles que siempre despiertan la curiosidad, Puscifer. Todo lo que toque Maynard James Keenan es especial. Aunque no sea con su principal encarnación (TOOL) es uno de esos músicos esotéricos que se mueven casi en las sombras pero, cuando aparecen, es por algo. Puscifer da rienda suelta a algunas de sus pulsiones más profundas (esencialmente sexuales) y la voz de Carina Round a su lado le sienta de lujo. Ataviados como una suerte de Men in Black, se dedicaron a perseguir a dos alienígenas por el escenario mientras desplegaban temas como ‘Momma Sed’ y ‘Bullet Train to Iowa’.

La banda Puscifer durante una actuación en la segunda jornada del festival Mad Cool 2023.
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La banda Puscifer durante una actuación en la segunda jornada del festival Mad Cool 2023.Ricardo Rubio Europa Press

Pero quizá la otra gran triunfadora de la jornada del viernes fue la australiana Tash Sultana, otra habitual del Mad Cool. Un prodigio que toca cerca de la veintena de instrumentos y que enfoca de hecho la mitad de su set (’Mystik’, ‘Cigarettes’...) en solitario. Un combo perfecto a la caída del sol que le fue ‘robando’ espectadores a Sam Smith, uno de los grandes nombres del festival, hasta sobrepasar las dimensiones del tercer escenario y que el alcanzó el cénit buenrrollero con ‘Jungle’.

El viernes contó también con la sólida presencia de Mumford and Sons, que tienen muy bien estructurado su folk inglés y con una de esas apariciones en escenarios pequeños llamativas, como Himalayas, que entre guitarrazo y guitarrazo se atrevieron a versionar el ‘Gangsta Paradise’ de Coolio.

Una jornada puente hacia el cierre de este sábado en la que se intentaron subsanar algunas de las deficiencias estructurales (los accesos a los únicos baños de todo el recinto) aunque se volvió a vivir una salida ciertamente conflictiva. Un mal endémico, por lo que se ve, de los macro festivales en Madrid.