Ipurua vuelve por sus fueros
El coliseo eibartarra fue nuevamente sinónimo de triunfo en los armeros. Desde su regreso a Segunda, solo ha perdido el 18% de los partidos como local.
Después de tres meses de espera, la competición llegó de nuevo a Ipurua. Lo visitaba un rival de altura como el Granada, pero que, al encontrarse en horas bajas, no llegó a ser rival. Rodeados de incertidumbre por la posibilidad de no poder inscribir a sus cuatro fichajes y las malas sensaciones logradas en su estreno, Pacheta fue avasallado por San José. Especialmente en la última media hora, cuando la expulsión del central nazarí imposibilitó cualquier reacción visitante. Por el contrario, el Eibar pudo desmelenarse y ofrecer así minutos de disfrute para su hinchada. Esa que, tras subsistir un año de apatía, regresó a esperanzarse. En parte, ya que tiene a Ipurua como su principal exponente.
Concretamente, el Granada sabe de primera mano lo que es sentir el poder de Ipurua. Además de ser sacudidos de manera contundente en más de una ocasión, los nazaríes nunca han ganado en territorio armero. Es su bestia negra. Lo probó arrebatándole a sus mejores figuras (Luca, Stoichkov y Pascual), pero ni en esas pudo imponerse. El Eibar clavó un partido de notable alto en todas las fases. Con balón logró encontrar a los mediapuntas en la tercera línea y en el momento en que tocaba correr, el peligro ya estaba creado. Daba igual si se hacía por fuera o por dentro, los armeros siempre encontraban la forma de llegar al área. Por ello, finalizó hasta en 16 ocasiones. Gracias a Luca, la goleada no pasó a mayor escala.
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En materia defensiva, por su parte, los de San José crecieron en campo contrario respecto a su partido en La Rosaleda. Salvo en tres contadas ocasiones, el cuadro andaluz no fue capaz de progresar en corto y sufrió ante la pérdida. Como resultado, ningún disparo entre los tres palos y primera portería a cero del curso para Jonmi. Ipurua en su máxima expresión. A pesar de las fechas, el templo azulgrana presentó un gran ambiente, que fue yendo a más, con cada acercamiento de los suyos. Ese empuje es vital para un equipo, que encuentra en casa a la mejor arma para cumplir los objetivos. Desde su pérdida de categoría, el Eibar solo ha perdido el 18% de los partidos jugados como local. Más de la mitad han sido victorias. Ipurua es sinónimo de éxito.
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