Ipurua sonríe de nuevo
Frente al Almería, los armeros celebraron su primera victoria como locales de 2025.

El estadio municipal de Ipurua siempre se ha caracterizado por ser un campo férreo para el oponente. A lo largo de la historia, las condiciones climáticas y el característico estilo de juego implantado han sido motivo de preocupación para cualquier entidad que veía en el feudo eibarrés algo parecido a una visita al dentista. Sin embargo, en el último tramo de la temporada, Ipurua había perdido su mística. Acumulaba cuatro partidos sin vencer, desde que el Real Zaragoza se prodigó en suelo guipuzcoano allá por la segunda semana de diciembre (2-1), y lo hacía desde un prisma mayormente apático, sin dar señales evidentes de optar al cambio. Ese sentimiento de pertenencia estaba más en entredicho que nunca. Hasta que la llegada de Beñat San José ha transformado por completo el panorama.
Desde el primer día, el técnico donostiarra ha marcado como uno de sus objetivos el hacer “enorgullecer” a su afición. A base de disgustos, la hinchada eibarzale iba perdiendo la fe en su equipo. Los resultados no acompañaban y el declive clasificatorio era cada vez más preocupante. Tres semanas después, con San José a los mandos, la afición ha vuelto a conectarse y las aspiraciones a entrar en el playoff cada vez son más realistas. Todo ello, gracias a madrugar en el marcador. Si ante el Racing, Bautista abrió la lata a los 10 minutos de arrancar el duelo, el pasado viernes Matheus ya habría hecho lo propio en el 6′. Mientras, antes de cumplir la primera media hora, el Eibar ya dejó visto para sentencia el envite que le medía con el Cartagena.
Estas ‘prisas’ por adelantarse a su rival, evidencian uno de los primeros mandamientos del míster armero. Demanda llevar la iniciativa en todo momento, con el claro propósito de llegar a la portería contraria. No contempla ni la especulación, ni los denominados ‘partidos largos’. Busca continuamente ser altos en la presión, para robar y cargar así el área con determinación. Además del tanto del brasileño, Corpas y Pascual gozaron de varias acciones de peligro una vez habían recuperado en campo contrario. Aunque, esa verticalidad no solo se muestra en el trabajo sin balón. Con el esférico en su posesión, el Eibar fue capaz de marcar los tiempos del partido: al transitar, defender o incluso bajar el ritmo. Todo, mientras el Almería se limitaba a perseguir sombras y perder duelos individuales. Algo que recordó a cómo eran las visitas a Ipurua.
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