Invierno, una ventana de fichajes que suele dar quebraderos al Málaga
Tras la cesión de Moussa Diarrá al Marbella el Málaga solo tiene pensado fichar un delantero… o ninguno. Puede haber otra salida. El mercado de invierno ha dado al Málaga más penas que gloria.
El Málaga no tiene planeado hacer una revolución tanto en entradas como en salidas. Por el momento el único movimiento está siendo la cesión de Moussa Diarrá al Marbella que es oficial desde este sábado.. Otra posible cesión barajada es la de Haitam. El extremo marroquí ha vuelto a los entrenamientos tras recuperarse de su lesión y necesita minutos. Además, está en el alambre Sergio Castel por quien se valoran posibles alternativas. Por ahora el primer ‘fichaje’ invernal es... Chupete.
Sergio Pellicer comentó la semana pasada en los prolegómenos del partido ante el Deportivo que esperaba el mercado de invierno “más tranquilo de los últimos años”. Parece que al técnico no le va a faltar razón. Las previsiones indican que la dirección deportiva capitaneada por Loren Juarros no va a realizar muchos movimientos. De momento se busca un delantero rápido.
Abundando en el punto anterior, el plan es no gastar dinero en comprar jugadores y si el aspirante no mejora lo que hay en plantilla no vendrá por el mero mero hecho de hacer bulto. La entidad seguirá tirando de la cantera, que es la seña de identidad por la que Loren está apostando desde su llegada. Si no viene ese delantero hay que decirlo;: Chupete está en la recámara.
A lo largo de los últimos años esta ventana para la oferta y la demanda le ha dado al Málaga más lágrimas que sonrisas. En la primera temporada de Abdullah Al Tnani como propietario las incorporaciones de jugadores como Julio Baptista, Camacho o Martín Demichelis ayudaron a sacar al equipo de los puestos de descenso, mayoritariamente estos refuerzos dieron valor añadido.
La desastrosa temporada del descenso a Segunda, 2017-18 jugadores como Ideye, Alberto Bueno, Peñaranda, Success (este con escandaloso sobrepeso) o Lestienne no aportaron absolutamente nada. En la siguiente, ya en Segunda y con Pérez Caminero como responsable de fichajes hubo dos que ni siquiera debutaron. Hablamos del portero Áxel Werner y Brezancic. ¡Inconcebible!
En sucesivas campañas llegaron Tete Morente (al menos dejó 500.000 euros que pagó el Elche), Scepovic (que vino tieso), Vadilllo (nada de nada), Avilés (igual que el anterior), Puga o Ferreiro (estos si dieron juego), el Málaga ha cometido verdaderas atrocidades invernales. El mencionado sobrepeso de Success, Seleznyor (un ucraciano vamos a decir ‘peculiar’, Buenacasa (¿le recuerdan?), Uche (otro que vino pasado de moda), Filipenko (nada de nada) o Aarón Ñíguez (otro que tampoco debutó porque vino lesionado). Por no hablar de los intentos con Adrián López, todos ellos desafortunados. Álex Febas, que llegó del Mallorca en la 2021-22 no salió del todo mal, pero fue un gran incomprendido.
La 2022-23, la del descenso a Primera RFEF trajo el fichaje más desafortunado de todos los tiempos, Lumor. Un paquete en toda regla que vino por la lesión grave de Víctor Olmo. Fue en octubre para ser exactos. Otro que se cubrió de gloria fue Appiah, un jugador por quien el Almería pagó 8,8 kilazos y que bate récords de cesiones (el Nacional de Funchal es su quinta). Lago Junior se limitó a cumplir. No pasa del aprobadillo raspado.
Y es que chollos invernales como aquel de Fernando Baiano que llegó en la 2004-05, anotó nueve goles y fue vendido al Celta por 12 millones de euros no se encuentran más que una vez en la vida en este mercado donde solo se puede fichar de dos maneras, o a golpe de talonario, o descartes de otros clubes faltos de forma. Míchel, el que fuera técnico malaguista entre 2016 y 2017 lo explicaba a la perfección. “Los jugadores tienen que venir rodados”.
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