INGLATERRA
Potter: un ‘Guardiolista’ para el Chelsea
La carrera del nuevo entrenador del Chelsea, Graham Potter, ha seguido una ruta poco común. Se retiró a los 30 años, empezó como entrenador en Suecia y en su regreso al Reino Unido recibió los elogios de todos.
Graham Potter sucede a Thomas Tuchel como entrenador del Chelsea. Para ello deja el Brighton, un equipo acostumbrado a malvivir en las últimas posiciones de la clasificación que ha asentado en la Premier League. Después de firmar su mejor campaña en el Amex Stadium, el Brighton ocupa la cuarta posición después de seis jornadas. Un proyecto en ascenso, uno que tendrá su punto y seguido con la marcha de Potter. Un proyecto que ofrece argumentos para la contratación el considerado uno de los mejores entrenadores ingleses del momento. Prensa, afición y colegas alaban y avalan su trabajo. Graham Potter lleva la etiqueta de sucesor de Gareth Southgate al frente de la selección. Antes le llega la oportunidad de dirigir a uno de los clubes más importantes de Inglaterra.
Al igual que Southgate, Potter pertenece a la nueva camada de entrenadores ingleses. Técnicos comedidos, cuyo trabajo encuentra una raíz distinta a la de sus predecesores. Más tacto en el aspecto humano, más comprometido en el aspecto táctico. La apuesta está clara: más balón, más paciencia y más optimismo. Graham Potter, al contrario que hombres como Frank Lampard o Steven Gerrard, llegó a los banquillos casi de rebote. Sin una trayectoria especialmente relevante como jugador. Despuntó en la cantera del Birmingham, y pasó por los vestuarios del Stoke City, del Southampton y del West Bromwich Albion. Tras un breve paso por la Premier League, donde jugó ocho partidos, Potter fue alternando equipos en las categorías más humildes del fútbol profesional inglés hasta colgar las botas en 2005 después de defender la camiseta del Macclesfield Town, un equipo amateur de la quinta categoría.
Hastiado. Cansado de gritos y reprimendas de entrenadores cuya ética de trabajo difiere mucho de su propio hacer en el banquillo. En la Universidad encontró un modo de operar más refrescante. Después de retirarse a los 30 años empezó a estudiar métodos de entrenamiento y desarrollo en el fútbol en la Universidad de Hull. Allí conoció a Keith Morris, el director de estudios deportivos. Posteriormente, se encontró con John Hall, director de fútbol de la Universidad Metropolitana de Leeds. “Ambos fueron grandes influencias para mí”, explicó Potter en una entrevista para The Athletic a finales de 2021. “Fueron mis primeros jefes fuera del fútbol, y me impresionó la manera en la que dialogaban con la gente, cómo estructuraban el proceso de recibir comentarios y críticas, cómo hablaban a sus jugadores”. Mucha mano izquierda.
Graham Potter puso en práctica esta filosofía en Suecia. Allí se hizo cargo del Östersund en 2011. Bajo su directriz, el club ascendió desde la cuarta categoría hasta ganar la liga de su país y colarse por primera vez en competición europea. Sorprendió a propios y extraños, llamando la atención tras la aventura en la Europa League. El Östersund superó tres rondas previas, la fase de grupos y cayó en la primera eliminatoria, a manos del Arsenal, a quien venció en la vuelta en el Emirates Stadium. El 0-3 de la ida terminó siendo insalvable. Por el camino quedaron el Galatasaray, PAOK Tesalónica y el Hertha de Berlín. Compartió grupo con el Athletic de Bilbao, y ambas escuadras superaron el escollo.
A la Premier
Recibió entonces la llamada del Swansea. En su regreso al Reino Unido, Graham Potter recibió los elogios de uno de sus principales referentes: Pep Guardiola. Tanto el catalán como José Mourinho fueron las dos figuras en las que más influencia han tenido en el trabajo de Potter. Algo que reconoce él mismo, aunque quizá el juego del técnico del Manchester City se asemeje más al del nuevo entrenador del Chelsea: más atrevido, más dominante. “Es una gozada ver jugar a sus equipos”, dijo Guardiola sobre Potter en enero de 2021. “También es una gozada analizarlos, pero preocupante a la vez. Tienen mucha calidad. Soy un gran admirador de Graham Potter. Cuando nos enfrentamos por primera vez, él entrenaba entonces al Swansea, todo el mundo estaba en su puesto y la pelota era la que iba hacia ellos. Todo el mundo sabía lo que tenía que hacer y tenían el coraje de jugar en todas partes”.
Después de solo una campaña en el Swansea, a Potter le llegó la llamada de la Premier League. El Brighton requirió sus servicios. Durante sus tres años en el Amex Stadium, el técnico de 47 años ha construido un equipo con una identidad propia, asentándose en la principal categoría del fútbol inglés. Y demostrando un ojo fantástico para encontrar buenos futbolistas y desarrollarlos. Su buen hacer ha quedado patente en este inicio de temporada. Después de lograr la mejor clasificación en la historia del club (9ª plaza), el Brighton ha sobrevivido a la pérdida de sus activos más importantes. Se marcharon Yves Bissouma y Marc Cucurella, posteriormente también Neal Maupay. ¿La consecuencia? Ninguna. Graham Potter deja al Brighton en cuarta plaza y con una base sobre la que seguir progresando. Él, por su parte, afronta ahora el mayor reto de su carrera. Una plaza que pondrá a prueba su paciencia y su filosofía. Una plaza exigente como lo es Stamford Bridge.