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AJEDREZ

Illescas: “Tu móvil me pegaría una paliza al ajedrez”

Gran Maestro Internacional, ocho veces campeón de España, uno de los ‘culpables’ de la derrota de Kasparov frente a ‘Deep Blue’, empresario de éxito, conferenciante, escritor, padre de dos hijas y jugador ocasional de póker. Esto, y mucho más, es Miguel Illescas.

Illescas: “Tu móvil me pegaría una paliza al ajedrez”

El nombre de Miguel Illescas (57) puede que sea un desconocido para las nuevas generaciones, pero en la década de los noventa era uno de los emblemas patrios más recurridos. Gran Maestro Internacional de ajedrez, “llegué a estar ‘top 30′ durante casi cinco años”, ocho veces campeón de España, mentor del ruso Vladimir Krámnik en su victoria contra el invencible Gari Kaspárov, al que volvió a derrotar como ‘cerebro gris’ de Deep Blue, en las célebres partidas celebradas en Nueva York en 1997. Ahora, Illescas vive retirado de la élite ajedrecista, “a partir de los cuarenta años tu cerebro no aguanta ya tanto esfuerzo mental”, dirigiendo una revista de ajedrez, colaborando en La Vanguardia, haciendo conferencias, escribiendo libros, alucinando con el noruego Magnus Carlsen, “es juntar a Federer, Nadal y Djokovic a la vez, todo en uno”, siendo padre de dos hijas, de 5 y 15 años, y compartiendo desde hace más de dos décadas su vida con la ucraniana Olga Alexandrova, también Gran Maestro, “nos conocimos en unas Olimpiadas, le tiré la caña, pero al principio no me hizo mucho caso, y un día después me envió un correo… y aquí estamos”. Y aún tiene tiempo para hacer un hueco a su otra gran pasión, el poker, que sigue gracias a los torneos ‘on line’ y presenciales que organiza Winamax con éxito, y donde aprovecha para retar a los participantes a derrotarlo en partidas informales de ajedrez, con 50 euros de premios para quien lo consiga. Evidentemente, el billete continúa reposando en su bolsillo.

¿Le gusta el fútbol?

Me gusta Messi. Disfruté con la combinación Guardiola, Leo y Barça. Eso me hice engancharme al fútbol durante un tiempo. He dicho Messi, pero también estaban Xavi e Iniesta en la ecuación. Luego se empezaron a hacer todos mayores, llegó el declive y reconozco que perdí un poco el interés. No sigo ahora mucho LaLiga. Sólo por mis amigos.

¿Tiene amigos en el fútbol?

Sí, Quique Setién.

Pues debe estar ahora un poco jodido…

Quique es ante todo un profesional y sabe perfectamente que el fútbol a veces no se mueve por criterios objetivos. Estaba haciendo un buen trabajo como entrenador en el Villarreal, pero la junta directiva tenía presiones y prioridades. Eso no significa que seas mal entrenador. Pero el fútbol es excesivamente cortoplacista. Los clubes entran demasiado rápido en pánico y se busca rápido la cabeza de turco.

¿De dónde viene su amistad con Quique?

Es un muy buen jugador de ajedrez.

No debe ser fácil encontrar en el mundo del fútbol un buen jugador de ajedrez…

Alguno hay…

Ilumíneme

Había en Noruega un futbolista que después fue gran maestro de ajedrez, Simen Adgestein. Llegó a ser campeón de su país varios años y además fue entrenador de Magnus Carlsner durante un Mundial.

¿Y en el deporte en general?

Pues uno que todos conocen, el tenista Carlos Alcaraz. Ha reconocido públicamente que el ajedrez le sirve para desarrollar estrategias, a ser autocrítico, imponerse autodisciplina e incluso relajarse.

¿Alguno más?

Una vez vi en una revista una foto de Djokovic jugando al ajedrez con Becker. Me entró curiosidad para ver si era de verdad o una pose. Me puse a analizar el tablero y llegué a reproducir totalmente la partida, sin haber estado allí. Mi conclusión es que Becker es mucho mejor jugador que Djokovic al ajedrez.

Vamos, que recomienda el ajedrez a cualquier deportista de élite

Claro. Te sirve como herramienta ideal de concentración y relax los días que no puedes salir por culpa de la lluvia, por poner un ejemplo. Es una perfecta terapia de desconexión. Es como escuchar música o hacer yoga.

Si Messi es su ídolo en el fútbol, ¿Magnus Carlsen es su ídolo en el ajedrez?

No soy mucho de ídolos. No soy un fanático como tal. Yo he sido contemporáneo de Kaspárov y Karpov. He jugado contra ellos muchas veces. Con Carlsen sólo he jugado una vez. Él tenía 14 años e hicimos tablas. Al ser además director de una revista de ajedrez, le he seguido y mucho. Es muy difícil encontrar un motivo para no ponerlo siempre en la portada. Lo ha ganado todo. Forma parte del triunvirato más glorioso, junto a Kasparov y Fischer. A Bobby lo meto dentro porque fue un hombre solo contra un imperio, fue increíble el dominio abrumador que tuvo durante cinco años. Kaspárov es distinto, fue el mejor del mundo durante veinte años. Y Carlsen es ahora el mejor del mundo de calle, con un dominio tan aplastante como Fischer, pero con la diferencia que ya lleva casi quince años. Falta muy poco para que podamos decir que Carlsen es ya mejor que Kaspárov. Necesita estar arriba cinco años más.

Pero parece que está empezando a dar muestras de cansancio como por ejemplo no presentarse al Mundial, ¿no?

Más que cansancio, le falta motivación. Tu imagínate que Federer no hubiera tenido a Nadal, que Messi no hubiera tenido a Cristiano. Carlsen no ha tenido un número dos a su altura. También ya va teniendo una edad. Con 33 años uno empieza a tener otras inquietudes y el ajedrez de élite te exige muchas horas de dedicación, esfuerzo y trabajo. Un Mundial de ajedrez, por ejemplo, te exige un esfuerzo bestial. Tres o cuatro meses antes has de ponerte a trabajar ‘full’, horario completo, sábados y domingos, incluidos, pagando entrenadores, con un gasto increíble, sabiendo que tu rival está con una motivación bestial, donde tienes poco a ganar y mucho a perder, y donde el dinero tampoco es un acicate suficiente. No tiene incentivos y eso te quita energía.

Usted es un firme convencido que Hans Niemann hizo trampas…

Bueno, él reconoció públicamente haberlas hecho varias veces ‘on line’. Hacer trampas por internet es fácil, en presencial es mucho más difícil. Las trampas han existido desde siempre. Hay un manual de siglo XVI de Ruiz López de Segura que ya habla de una serie de artimañas. La picaresca siempre ha estado.

¿Y cómo se puede descubrir al tramposo?

Hay una serie de reconocimiento de patrones. Si uno tiene un nivel de perfección de juego del 30% y pasa al 90% de la noche a la mañana, aquí pasa algo. No puede ser. Estadísticamente es imposible. Claro que si lo hace un profesional es más difícil de detectar porque puede tener días del 90% de perfección. Pero en el caso de Niemann es flagrante.

¿Es imposible que ganara a Carlsen?

Las dudas vinieron porque Carlsen al acabar la partida quedó convencido que le habían hecho trampas y se retiró del torneo, pero si me preguntas si hay pruebas objetivas que Niemann hizo trampas, me inclino a pensar que no. Si fuera un juicio y acudiera como perito, diría que la probabilidad de que no hiciera trampas era muy alta. Además, hacerlo presencial, si te pillan, te juegas tu reputación. No cualquiera tiene los bemoles de exponer su carrera a semejante humillación.

Pero la duda se mantiene

Claro, porque estamos hablando de un reincidente. Si un tío ha matado a tres, es más probable que haya matado a un cuarto. En este caso, hubo un torneo más sospechoso, que yo sí apostaría en un 90% que hizo trampas.

¿Cómo?

En un sistema electrónico por el cual un cómplice está siguiendo la partida por internet y te manda una señal que puede ser una vibración que te indica qué casilla puedes mover. Esto para un neófito es imposible de ejecutar, pero para un profesional es relativamente fácil. No puedo sostener al 100% que hizo trampas, pero había demasiadas cosas raras. Jugadas ejecutadas en un segundo, con una confianza absoluta. Hizo cosas que un humano no hace.

¿Se le debe perdonar?

Esa es la gran duda. El tío es buenísimo, tiene un talento extraordinario, pero simplemente quiso tomar un atajo, ir demasiado rápido. Lo que está claro es que la sombra de las trampas le va a perseguir toda la vida.

¿Paco Vallejo es el relevo de Miguel Illescas como usted fue el de Arturo Pomar?

No te creas que Pomar fuera el mío. En el plano ajedrecístico era un gran profesional, pero en lo personal tuvo una vida muy dura. No lo tuvo nada fácil, tenía que trabajar en Correos para compaginarlo con el ajedrez, tuvo muchos problemas de salud. Fue un gran ajedrecista, con un gran talento, pero sin suerte. Luego vinieron Antonio Medina y Manuel Rivas, pero es evidente que el hecho de ganar ocho campeonatos de España me puso en el pedestal del ajedrez patrio. Llegué a estar entre los ‘top 30′ en los años noventa. Y luego llegó Paco, que es indiscutiblemente el mejor jugador español de ajedrez de la historia. Lleva un montón de años en el ‘top 30′ mundial. Yo estuve cuatro o cinco años ahí arriba, pero Paco lleva más de diez. Él además ha sido un niño prodigio. Lo conocí cuando tenía 5 años. Estaba yo haciendo una exhibición en Menorca y me dijeron que había un niño que jugaba muy bien, y la verdad es que ya jugaba de una manera increíble. Lo considero como un alumno mío, lo llegué a entrenar.

¿Por qué cree que Vallejo no pudo dar el salto definitivo a la elite mundial?

No lo sé. Está claro que le faltó algo. Creo que sé lo que pasó, pero no me gusta criticar.

¿Los problemas con Hacienda?

No. Eso fue más tarde.

¿Entonces?

Creo que él perdió un poco el hilo cuando estaba de juvenil. Entonces estaba en ‘top 5′ mundial, por encima de otros maestros que luego han sido figuras. Paco nunca alcanzó el ‘top 20′ de mayores. Le faltó una dirección mejor. El tenía entonces a su padre y es evidente que siempre quiere lo mejor para sus hijos, pero no siempre están preparados. Su padre era militar de carrera, pero no sabía manejarse bien en este tipo de ámbito.

¿Algún ejemplo en concreto?

Pues me acuerdo que le conseguimos un patrocinio con DORNA cuando Paco no tenía ningún patrocinador, rechazando un millón de pesetas de entonces. La excusa que dio el padre es que era poco, pero entre cero y un millón, yo creo que había diferencia. Hubo una polémica y al final se perdió el patrocinio. Cuando eres joven has de reinvertir todo lo que ganas en entrenamiento y Paco lo hizo, pero demasiado tarde, cuando ya se le había pasado un poco el arroz.

¿Qué edad sería la ideal?

De los 16 a los 22 años. Y lo digo con conocimiento de causa. Yo cogí un entrenador a los 26 y me di cuenta del error que había cometido al no cogerlo mucho antes. Por eso, siempre comento una reflexión de Kobe Bryant cuando le preguntaron por el secreto de su éxito. ‘Si tú entrenas dos horas por la mañana y una por la tarde, y yo entreno tres horas por la mañana y dos por la tarde, imagínate las horas de ventaja que te llevo en cinco años’. La conclusión es que los mejores son casi siempre los que más trabajan.

¿Usted tenía muchas manías cuando jugaba?

De broma le contestaría que tener manías da mala suerte, pero en serio le diría que los grandes jugadores suelen tener rutinas. Yo descubrí que si llegaba cinco o diez minutos antes de la partida me descentraba mirando la sala, firmando autógrafos, etcétera, y decidí llegar siempre con el tiempo justo. Y esos diez minutos previos los aprovechaba para tumbarme en el sofá y escuchar música.

¿Música Clásica?

No necesariamente. Depende del estado de ánimo en aquel momento. Un día podía ser Mozart y otro, AC/DC.

Habla mucho del entrenamiento mental, póngame un ejemplo

Una partida profesional suele dividirse en tres fases. La primera hora se suelen hacer jugadas de memoria, las dos siguientes se va a trabajar la parte táctica, y la cuarta será más técnica, cuando la mente está más cansada. Todo eso se ha de trabajar como si estuvieran levantando unas pesas para que el cerebro se acostumbre.

¿Cómo vive un programador informático la realidad de la Inteligencia Artificial (IA)?

Tengo el título, pero no ejerzo.

¿Se puede decir que usted es en parte culpable del nacimiento de la IA?

Jajaja. Bueno es cierto que me contrató IBM para el proyecto ‘Deep Blue’ con el fin de derrotar a Kasparov. En 1997 una máquina ganó por primera vez a un campeón mundial. Fue un evento mundial, que se celebró en Nueva York. Lo hizo en seis partidas. Fue un hito para la IA porque Kasparov era considerado invencible. El público comprendió por primera vez lo que se nos venía encima.

¿Y Kasparov le habla todavía?

Jajaja. Sí, claro. Además, casi siempre he perdido cuando he jugado contra él. Sólo he ganado dos veces, y siendo entrenador. Uno gracias a ‘Deep Blue’ y otro cuando trabajaba como mano derecha de Vladimir Krámnik.

¿Le asusta el mundo que viene por culpa de la IA?

Las máquinas son el oráculo. Juegan con el 99.99% de perfección. Tu móvil, me da igual el modelo que es, me pegaría una paliza. Eso es terrible.

Últimamente se le ve muy metido en el mundo del poker…

Sí. Me divierte. Tiene muchas similitudes al ajedrez.

¿Y eso?

Se necesita agilidad mental, estrategia y ambición de victoria.

Mucha gente lo ve como un simple juego de azar

¡Qué va! Fíjate las mesas finales quiénes llegan. Suelen ser jugadores jóvenes, capaces de dedicar doce horas al día a estrujar el cerebro de una manera bestial. Se necesitan muchas horas de estudio, luego está la parte táctica, la deportiva, la creativa…¿por qué Adrián Mateos es tan bueno? Porque tiene algo diferente al resto. Hay tíos que se salen de la rutina, que van por delante, que marcan tendencia. ¿La suerte? A corto plazo incide, a largo, no. Esto es lo que menos podemos digerir los ajedrecistas. Jugar bien, pero perder porque una carta te ha fallado.

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