Guruzeta, entre los destinados a dar un paso al frente

Jon Guruzeta está llamado a ser uno de los referentes del ataque eibartarra en los próximos años. Recién cumplidos los 25 años de edad, el atacante todavía guarda un curso más de contrato en su primera etapa como profesional. Hasta el momento, su debut en la categoría de plata, tras ser formado en Lezama y fogueado en el Sestao River, no ha sido demasiado productivo. Tan solo almacena dos goles y otras dos asistencias en las 28 jornadas disputadas, 11 de ellas como titular. Sin llegar con demasiado cartel, una pretemporada esperanzadora le abrió las puertas de la titularidad en las primeras jornadas ligueras, pero su falta de regularidad a lo largo del ejercicio le ha acabado condenando al banquillo. Aislamiento que podría verse finalizado en el último mes de competición.

El rendimiento del talentoso donostiarra no se entiende sin el banco de suplentes. Por ‘culpa’ de su dinamismo y capacidad para despuntar en las transiciones, Guruzeta se ha ganado la etiqueta de ser un agitador de partidos. Una vez que los encuentros están más abiertos, donde los espacios se propagan y el ida y vuelta parece asentarse, ahí es cuando su figura emerge con autoridad. Como fue el caso de la noche ante el Málaga. Ante el intercambio de golpes entre azulgranas y blanquiazules, San José dio entrada al ’21’ para sentenciar la contienda. Aunque su cambio estaba programado para antes de la igualada visitante, ingresó al verde entre el carrusel de goles que se desataba por Ipurua. Lo que no le impidió mostrarse. Pese a que no pudo rubricar su firma en ninguno de ellos, cuajó unos buenos minutos que se verían recompensados en el ‘XI’ de la siguiente jornada.

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Junto a Sergio Álvarez, ‘Guru’ fue la única novedad del esquema formado por el técnico donostiarra en el Heliodoro. Contaba con la responsabilidad de reemplazar a una figura como Antonio Puertas y, desde las primeras de cambio, no defraudó. Además del tanto que inauguró el marcador, su movilidad dentro del cuadrado ideado por San José activó todo el ecosistema de ataque en los primeros minutos, el mejor tramo del Eibar en la isla. Partiendo desde banda izquierda, abandonó constantemente su posición para generar superioridades por dentro y permitir a su equipo alcanzar el área contraria con rapidez. Con el paso de los minutos, su aporte cayó. Las ayudas defensivas a Cristian no eran suficientes y su impacto con balón se vio reducido. Por lo que el míster le relegó al banquillo. Un lugar conocido para él, pero en el que, teniendo el partido del domingo como referencia, puede tener las horas contadas.

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