BRASIL
Felipe Melo, el ‘bad boy’ que quiere alzar a Marcelo
El veterano futbolista, con una amplia carrera en Europa, quiere sumar su tercera Libertadores tras haber cumplido más de 37 años. Su presencia en la final es sinónimo de victoria.
Las finales siempre tienen protagonistas que buscan cerrar una historia casi épica, y otros secundarios que forman un camino redondo para agrandar su carrera. Entre los primeros se podría hablar de Marcelo, pero en el segundo de los casos, Felipe Melo es uno de esos futbolistas que desde su vuelta a Brasil, ya como un veterano, han dado un vuelco a su paso por los terrenos de juego. Cerca del final de su etapa como futbolista, con 40 años, el jugador de Fluminense quiere convertirse en uno de los iconos de la Copa Libertadores. Uno de aquellos que sean recordados por ser sinónimo de victoria por el título.
Con una carrera que le ha ido mandando de un lado a otro y con un relato de ‘bad boy’ que no siempre le ha favorecido de cara a la opinión pública, Felipe Melo ha construido su figura de tipo duro a través de muchas de sus salidas de tono fuera de los terrenos de juego... Aunque también con acciones cuestionables que le han convertido en protagonista mientras ha disputado partidos. Su imagen de díscolo, aún siendo un profesional, le marcan como uno de los protagonistas también de cara a la final de la Libertadores.
El brasileño quiere sumar su tercer título desde que cumpliera 37 años. Una proeza que también le convierte en un jugador que lleva consigo la facilidad de verle como campeón cuando llega al último partido. Con 37 años en 2020 se alzó por primera vez con el máximo torneo de Sudamérica, con Palmeiras. Un año después con el Verdao y con 38 años volvería a sumar su segundo título. Ahora, llegado a los 40 años, quiere hacerse con una más y poder decir que ha ganado tres de las cuatro finales que ha disputado, esta vez con Fluminense.
Cambiando Sao Paulo por Río de Janeiro, y a Abel Ferreira por Fernando Diniz, los nuevos colores no han sentado mal al de Volta Redonda. De hecho, con dos entrenadores que han buscado ser habitualmente protagonistas con la pelota, cualquier tipo de duda sobre su figura se puede disipar cuando le han elegido para sus equipos como una pieza titular recurrente. El liderazgo y la veteranía que siempre ha mostrado sobre el verde le alzan como un brasileño “especial”. Puede que más dentro de su país que fuera, con una experiencia que suponen un plus y una confianza en sí mismo que le hacen esconder en muchas ocasiones sus defectos.
Lejos de excentricidades, Felipe Melo quiere mantener abierto un debate que le haría ser más importante si cabe en Brasil y en Sudamérica. Una figura poco comprendida, muchas veces polémica, pero que ha sabido encontrar su hueco una vez volvió a sus raíces para coronarse a nivel continental.
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