Europa asoma con la preocupación por la falta de gol

Comienza la primera semana europea de la temporada para la Real Sociedad. Y lo que debería ser motivo de alegría y orgullo por volver a ver al equipo donostiarra compitiendo con los mejores clubes del continente por quinta temporada consecutiva, realmente parece que molesta y que la visita a Niza de este miércoles es un incordio. La culpa la tiene el pésimo comienzo de temporada del equipo txuri-urdin, habiendo sumado sólo cinco puntos de los 21 posibles y coqueteando a las primeras de cambio con los puestos de descenso, algo que hacía mucho tiempo que no ocurría por San Sebastián. Es la cruda realidad de una Real a la que su flagrante y preocupante falta de gol le está lastrando sobremanera en este inicio de temporada.

Así llegan los donostiarras al primer partido de la renovada Europa League, sin el formato de grupos de los últimos años y con una liguilla en la que valen los puntos de todos los equipos. No te puedes descuidar en las ocho jornadas que tiene esta primera fase, porque cada puntos y cada gol vale su peso en oro. Una primera parte de la competición más exigente que hasta ahora porque cuenta con dos partidos más que hasta ahora. Nada ayuda a una Real inmersa en un mar de dudas, sin encontrar la vía del gol y sin tener un once tipo al que agarrarse. Los cambios de un verano más movido de lo que se estila por Zubieta están pasando de entrada una factura demasiado elevada. Aunque todavía hay tiempo de todo. Así que, aunque parezca que moleste jugar en Europa en la actual situación, la visita a Niza de la Real es vista dentro del club como ese necesario punto de inflexión que puede convertirse en el principio del anhelado cambio de dinámica.

El equipo donostiarra ha marcado sólo tres goles en lo que llevamos de temporada. Tres goles en los siete partidos que ha disputado. No llega ni a medio gol por encuentro, ni a uno cada dos partidos. La media es pírrica para un equipo cuyo estilo futbolístico quiere basarse en el control del partido a través de la posesión de balón. Han marcado Kubo, Brais Mendez y Zubimendi. Ninguno de sus delanteros. Ni Oyarzabal, ni Becker, ni Sadiq, ni el recién llegado Oskarsson, que ha demostrado tener la capacidad para generar peligro, pero por ahora el olfato se lo ha debido dejar en Copenhague. Los donostiarras acumulan cuatro partidos sin marcar, más de 400 minutos sin ver portería. Demasiado tiempo. Y enfrente va a tener a un rival que tampoco ha tenido un comienzo placentero, pero que ya dio carpetazo a su crisis con un contundente 8-0 en la liga francesa.

A todo esto hay que añadir el problema que está teniendo Imanol para encontrar una regularidad en su equipo, entre lesiones y jugadores que están fuera de forma. Temporadas atrás, el once tipo de la Real se podía recitar hasta de memoria, con algún matiz. Este año cuesta. El oriotarra no ha repetido once inicial en ninguno de los siete partidos disputados hasta el momento. Solo Remiro, Zubimendi y Sergio Gomez han sido prácticamente inamovibles, y en menor medida Becker y Kubo. Todo lo demás lo ha tenido que cambiar. Las lesiones no le han dado tregua a la Real en este inicio liguero, aunque ya le dan un pequeño respiro con la vuelta de Brais Méndez. Oskarsson, Oyarzabal, Suçic, Aramburu, Zubeldia y Aguerd empiezan a aparecer para darle un poco de estabilidad al equipo de Imanol, que ya en Valladolid dejó a un lado su clásico 4-3-3 para modificarlo un poco con una especie de 4-4-2 con su típico rombo en la medular. Habrá que ver si todas esas modificaciones dan resultado en la difícil salida a Niza de la Europa League.

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