Misterio con Limak

Las eternas obras para regresar al Spotify Camp Nou están siendo un quebradero de cabeza para el FC Barcelona y, en especial, para sus socios. Pero después de las revelaciones de este lunes en el programa Què t’hi Jugues de la Cadena SER en Catalunya, las consecuencias pueden también afectar a una junta directiva apostó por contratar a la empresa constructora turca. El club defiende que todo se hizo bajo diversos informes y monitorizado.

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Según reveló el programa, el proyecto de Limak fue suspendido en primera instancia por la comisión que evaluaba a las empresas candidatas para llevar a cabo el proyecto. Esta comisión mixta que la formaban miembros del club junto a una comisión de expertos ajenos a la entidad (GPO Ingeniería) nunca consideró que la empresa turca fuera la favorita para sacar adelante el proyecto. Pero contra las recomendaciones de esta comisión, Limak fue la elegida. Días después, Jordi Llauradó, directivo responsable del Espai Barça, dimitía de su cargo sin dar explicaciones. Las irregularidades, que mediante abundante documentación explica SER Catalunya, relatan que la empresa turca no se apuntó hasta que el presidente del club y el presidente de la empresa coincidieron en el palco de un Galatasaray-Barcelona que se jugó en Estambul.

Entonces, la empresa presentó su dossier para concursar a pesar de que incumplía varias de las premisas mínimas que se habían establecido ya en tiempo de cuando el presidente del Barcelona era Josep Maria Bartomeu. Algunas de las condiciones mínimas para poder optar a la obra eran la exigencia de que la constructora elegida hubiera levantado un estadio en Europa con capacidad para al menos 25.000 espectadores; condición que Limak no cumplía como tampoco cumplía en su proyecto inicial con los plazos de entrega de obra que reclamaba el club y tampoco se presentaba asociándose en una Unión Temporal de Empresas (UTE) en la que participaran empresas catalanas. Para solventar esta cuestión fue cuando, a posteriori, se unió al proyecto Torroella Ingeniería-Arquitectura y JG Ingenieros.

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No obstante, Limak acabó ganando el proyecto porque aseguraba la máxima premura en la obra. La empresa turca, que acabó imponiendo su proyecto por 16 puntos de ventaja sobre la segunda clasificada. Esos 16 puntos corresponden a que Limak aseguró que el estadio estaría listo en un tiempo récord, un plazo que no se ha cumplido de largo.

Pero aún hay más. La junta del Barcelona, por boca de su vicepresidenta María Elena Fort, explicó que la constructora asumía una penalización de un millón de euros por cada día de retraso en la entrega de las obras. Ateniéndose a esta multa, Limak le debería al Barcelona unos 300 millones de euros, una cantidad que el club no ha reclamado ni piensa reclamar al considerar que las causas del retraso en la entrega de la obra obedecen a “imponderables” como los trámites burocráticos con el Ayuntamiento de Barcelona o “causas de fuerza mayor” como el encarecimiento de los materiales de construcción y el retraso de la entrega de los mismos debido a la guerra entre Rusia y Ucrania.

Pues bien, según SER Catalunya, esto tampoco eximiría a la compañía de pagar la multa prevista, porque en el contrato al que ha tenido acceso la emisora se especifica que el retraso en la entrega de materiales, sea por el motivo que sea, no es causa de fuerza mayor. Ante esta situación de urgencia, el Barcelona ha decido dar un acelerón a las obras contratando a otras empresas constructoras para que se hagan cargo de partes concretas de las obras. Así por ejemplo, la construcción de los vestuarios la está llevando a cabo una empresa que no es Limak.

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