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CHIPRE-ESPAÑA

“En este país hay muy poca tradición de selección”

Oltra, Carcedo, Gallego y Ángel López, cuatro técnicos españoles que han entrenado esta temporada en Chipre, coinciden en la pérdida de la ilusión por su equipo nacional.

“En este país hay muy poca tradición de selección”
Justin SetterfieldGetty Images

La selección de Chipre es lo que popularmente se conoce como una cenicienta. Última del grupo A, sin haber podido lograr ni un punto de los 21 disputados, con 2 goles a favor y 25 en contra y en el puesto número 124 del ranking FIFA, el combinado chipriota apenas despierta interés para los habitantes de una isla ocupada parcialmente por Turquía desde 1974. Sin embargo, su liga, en permanente expansión, atrae a multitud de jugadores y entrenadores españoles desde hace años. AS ha conversado con los cuatro técnicos que han dirigido a algún equipo de la máxima categoría durante la presente temporada.

La esperanza de los chipriotas con su selección es algo que se esfumó hace tiempo, suponiendo que alguna vez haya existido. “Hay muy poca tradición de selección en este país. En los partidos de liga la afición es muy pasional, grita, anima, se desplaza masivamente e incluso lleva bengalas, pero con el equipo nacional no es así. Han perdido la ilusión. No ha conseguido enganchar ni a los propios jugadores que acuden”, explica José Luis Oltra (54), veterano técnico valenciano que ha estado al frente del AEK Larnaca durante casi un año y medio, hasta su destitución hace unos días.

“La experiencia ha sido maravillosa porque nunca había salido de España para entrenar y me vine solo y sin hablar inglés. El crecimiento personal ha sido brutal y la temporada pasada fue fantástica, pero aquí hay poca paciencia con los entrenadores. De hecho, en la última liga sólo terminamos tres de los catorce que empezamos y algún equipo cambió seis veces. Se vive del resultado y no hay tiempo para consolidar un proyecto”, afirma Oltra, que se ha quedado en el país para acudir el partido de Limassol junto a su hijo mayor.

Juan Carlos Carcedo (50), logroñés de nacimiento y vitoriano de adopción, fue asistente de Unai Emery durante 12 años, antes de emprender la aventura en solitario en Ibiza y Zaragoza. Ahora triunfa en el Pafos, segundo clasificado de la competición por detrás del poderoso APOEL Nicosia. “Chipre no gana partidos, ni siquiera los empata, hay poco nivel competitivo y la gente no se identifica con la selección. No engancha. España no se va a encontrar un infierno, ni mucho menos, en el Alphamega Stadium, un recinto pequeño, cerrado y coqueto, en el que no habrá mucha pasión en las gradas”, avisa.

Tal vez el mayor problema para su crecimiento como selección sea la política sobre los jugadores locales. Ángel López (40), madrileño que fue ayudante de Víctor Muñoz, Míchel y Contra en el Getafe y dirigió en solitario en Ecuador, Grecia, Uzbekistán, Guinea Ecuatorial y al Recreativo de Huelva, lo justifica con argumentos: “Hay una norma para alinear al menos a dos jugadores chipriotas en cada equipo, pero los clubes poderosos muchas veces prefieren pagar la multa y no poner a ninguno, por eso es difícil que progresen. Mi equipo, sin embargo, es modesto y yo he llegado a poner a seis futbolistas de aquí como titulares. Somos como el Athletic de Bilbao de Chipre, pero no es lo usual en absoluto”, comenta el actual entrenador del Achnas.

Un caso opuesto es el de Carcedo en el Pafos: “En mi equipo hay jugadores de quince nacionalidades y sólo tengo dos chipriotas. El club lo compró un ruso y están invirtiendo para crecer”. El país tampoco tiene una gran figura a la que agarrarse como bandera: “El jugador más destacado es Kastanos, que juega en la Salernitana, pero el sistema defensivo del seleccionador no le favorece porque juega un 5-3-2 para intentar recibir pocos goles y ni aún así lo consiguen”, analiza Carcedo sobre el planteamiento habitual del georgiano Temuri Ketsbaia, que jugó a buen nivel en la competición doméstica durante su etapa como jugador y ahora está al frente del equipo nacional.

Uno de los equipos con más tradición y seguidores es el Anorthosis de Famagusta, ciudad conquistada por los turcos hace 49 años, lo cual empujó a la entidad y a miles de ciudadanos al exilio en Larnaca. David Gallego (51), ex entrenador de Espanyol, Sporting de Gijón y Ponferradina, lleva las riendas del equipo desde el pasado verano: “Me ha sorprendido muy gratamente el nivel de la liga y la organización, pero la selección tiene poco seguimiento. En alguna convocatoria han llegado a ir hasta tres jugadores de mi equipo y ninguno de ellos es titular habitual con nosotros”, expone el preparador barcelonés.

“Cuando los turcos invadieron la ciudad, muchísima gente tuvo que salir de allí corriendo, lo perdieron todo y llegaron hasta Larnaca sin nada, tuvieron que empezar de cero. El sentimiento de arraigo con el club y la ciudad de origen, Famagusta, es grande, pero con la selección ocurre lo contrario. Apenas despierta interés”, explica Gallego.

El factor político y de hermandad con los griegos se percibe en muchas zonas del país. “En muchos lugares se ven muchísimas banderas de Grecia. Se sienten muy unidos a ellos, aunque aquí se vive mejor. Yo he entrenado a dos equipos griegos (Volos y Atromitos) y a nivel social, Chipre, en líneas generales, es un país más rico. Muchos ciudadanos aquí se sienten griegos”, dice Ángel López.

El conflicto con Turquía llevó al gobierno chipriota a instaurar el servicio militar obligatorio. “A los 18 años los jóvenes lo tienen que cumplir durante 24 meses porque quieren estar prevenidos y preparados. Aparte de que les falta mentalidad competitiva, eso hace que muchos chicos dejen el fútbol tras ese período”, ilustra Oltra.

Los pésimos resultados del conjunto que representa a todos ha desmoralizado a la afición desde hace tiempo. Ángel López razona por qué no hay motivación en la hinchada: “Se sienten inferiores. Juegan con cinco atrás, apenas pasan del centro del campo y reciben muchos goles. Se critica el sistema defensivo, pero realmente, a pesar de su escasa ambición, no tienen un nivel tan pobre como la imagen que dan. Recuperaron un poco el orgullo en la primera parte del ultimo partido, en Georgia, porque llegaron empate a cero al descanso, aunque luego les metieron cuatro”.

Carcedo comparte esa opinión: “Con el nivel de jugadores que tienen, incluso sin ser muy alto, deberían competir algo mejor. Si todo va normal, España tiene que vencer con cierta contundencia. Además, como no hay fervor por la selección, el público tampoco aprieta mucho”.

“España no debería tener ningún problema para ganar. El ambiente, además, será más bien frío en lo ambiental, aunque no en lo meteorológico porque la temperatura será excelente en Limassol, que es como el Benidorm de los chipriotas. Hay un gran contraste entre el fútbol de clubs y el de selección a nivel de animación y sentimiento”, según Oltra.

El punto final a la radiografía de un país sin apego ni entusiasmo por el combinado que lo representa internacionalmente lo pone López: “He ido al estadio en los partidos contra Noruega y Escocia y les costó incluso llenar el campo. Lo hicieron por los aficionados rivales que vinieron. No hay cultura de selección en Chipre”.

En el fútbol actual nadie vence paseándose y jamás conviene confiarse pero, con semejante panorama, cabe esperar un encuentro plácido para La Roja. En Chipre, el fervor en las gradas y el nivel competitivo sobre el césped quedan reservados para otros menesteres más ilusionantes.

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