El voluble criterio de las renovaciones
Se mantiene la orden de que Valles no juegue por no ampliar su contrato. Javi Muñoz tampoco lo ha hecho y, de momento, es un jugador indiscutible.
Vendió la piel de un oso que no estaba ni cerca de ser cazado. Es lo que le pasó a Las Palmas el año pasado, en verano, con Sergi Cardona. Ocurre que la entidad grancanaria, por medio de Miguel Ángel Ramírez, su máximo accionista y presidente, publicitó un acuerdo para vender al hoy lateral izquierdo del Villarreal. No especificó destino pero se supo que era al Olympiacos. El futbolista no se quiso ir. Se sabía indiscutible para García Pimienta, su por entonces entrenador. De hecho, jugó 2.816 minutos durante 35 partidos en su estreno en la categoría reina del fútbol español antes de marcarse gratis rumbo a Castellón.
Las miras de Cardona, como las de Álvaro Valles, estaban más allá de Las Palmas. De hecho, el portero sevillano compitió durante 3.264 minutos en 37 partidos antes de rechazar la oferta de renovación de Las Palmas. El club repitió el mismo protocolo de actuación que con su ya ex compañero, haciendo público un acuerdo para su venta antes de que el propio Valles aceptara la propuesta, en su caso del Olympique de Marsella.
Los despachos del club se habían cubierto las espaldas con los fichajes de Cillessen y Horkaš, por lo que el futuro de Valles quedaba en entredicho. Sin embargo, el portero quiso ser el dueño de su destino sin aceptar la imposición de Las Palmas, por lo que se lo jugó todo a la carta del Betis, su club de formación, cuya oferta no satisfizo a los dirigentes de la entidad grancanaria. El club no cedió un ápice y, salvo milagro en el mercado invernal, dejará marchar gratis a uno de sus activos más importantes.
Valles se mantuvo en sus trece y fue entonces cuando se cumplió la amenaza presidencial, aquella que le condenaba a la grada durante los partidos si no renovaba, lo cual también era de interés para el club. Desde entones vive condenado a la clandestinidad, acaso acudiendo cada día a ejercitarse a la Ciudad Deportiva porque, legalmente, no se le puede negar ese derecho.
Sin embargo, como antes le ocurriera a Luis Carrión, Diego Martínez también tiene la orden, de momento cumplida a rajatabla, de no convocarle hasta nueva orden, algo que no ocurre con Javi Muñoz. El centrocampista, un futbolista que es uno para todos, canterano del Real Madrid, acaba contrato el 30 de junio de 2025 y, de momento, por más negociaciones que tengan lugar, no ha extendido un vínculo que Las Palmas está tan interesada en ampliar.
Sobre esto se pronunció ayer el propio Ramírez tras la Junta de Accionistas, celebrada en el Estadio de Gran Canaria. “Habrá acuerdo para la renovación”, insistió el máximo ejecutivo de Las Palmas. Sin embargo, esta no llega pese a interesarle tanto al club. Muñoz continúa siendo uno más, al contrario que Valles, trabajando en el ostracismo por una decisión que su jefe continúa defendiendo.
Así lo evidenciaba este jueves en el Estadio de Gran Canaria: “Le ha ha dado mucho a Las Palmas. Tomó la decisión de no renovar, cosa que nosotros respetamos. Pero nosotros somos los que decidimos si aceptamos las decisiones de las personas que trabajan con nosotros. No me arrepiento de nada. Las cosas no nos han salido tan mal como para arrepentirme porque Álvaro Valles no esté jugando. Ya me encantaría que hubiese renovado, pero él decidió no hacerlo. Claro que no va a dejar dinero. Lo que está claro es que no vamos a seguir promocionando futbolistas que se les acaba el contrato y Las Palmas no va a conseguir un rédito”.
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