Barcelona

El ruido descentra al equipo

Hansi Flick lucha en demasiados frentes y ve cómo las múltiples incertidumbres del club afectan al vestuario. Denuncia el aumento de los egos.

El ruido descentra al equipo
Andreu Esteban
Santi Giménez
Nació en Barcelona en 1968. Estudió Ciencias de la Información y Filosofía. En 1988 entró a trabajar en la revista Barcelona Olímpica, en 1990 en el diario Las Noticias. Tras cerrar ambos medios se incorporó al Diario de Barcelona en 1990, que no cerró hasta 1994. En 1994 entró en SPORT. Se incorporó al Diario AS en 2010, donde es Subdirector.
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Hansi Flick fue contundente en el diagnóstico de lo que pasó este domingo en Vallecas: “Tengo ganas de que acabe el mercado, no quiero egos. El ego mata el éxito. El año pasado fuimos un equipo y debemos seguir así”. Duras palabras del técnico alemán que está viendo cómo el equipo, que era el dique de contención de la entidad, anda desnortado.

Hay demasiado ruido en torno al mercado y ese factor pasa factura en este inicio de campeonato. El Barça, agobiado por problemas económicos que le impiden un año más estar en la fórmula de normalidad para poder fichar (la norma 1:1) ha visto cómo la plantilla se debilitaba con la marcha de Íñigo Martínez, líder natural del vestuario y extensión de Flick en el campo. Además, las mismas estrecheces son las que han generado un culebrón de verano en torno a la posible salida de Fermín López y han trastocado la paz del grupo.

Fermín, valorado por el técnico y la afición, ha estado en el escaparate con el Chelsea, loq ue ha hecho dudar al jugador respecto a su futuro. Y lo que es peor, sin que el club, agobiado por su situación económica, tuviera claro si tocaba preservar el valor deportivo de mantener al jugador o consentir su venta para ajustar unas cuentas cogidas con pinzas.

Flick expresó en Vallecas tras el empate contra el Rayo su preocupación respecto a que, en su opinión, empiezan a pesar más las particularidades de cada uno que la colectividad del equipo, algo que el año pasado no sucedía y que fue una de las claves de los éxitos.

Si a estos problemas se le suma la ya tradicional desconexión entre los deseos de la junta y la capacidad real de actuación de la entidad para afrontar aventuras como la contratación de Nico Williams, el cóctel en el vestuario es difícil de digerir aunque el líder de la caseta sea una persona tan paciente como es Hansi Flick.

La paciencia de Flick

Y es que el entrenador ha visto cómo la situación del club le impedía también poder disponer de algunos jugadores desde el primer día de competición. De los que pudo disponer fueron inscritos horas antes de jugar el partido, con el estrés que eso genera para el enrarecimiento del ambiente en el vestuario.

Tampoco ayuda el hecho de la incertidumbre en torno estadio. El Barça ha jugado sus tres primeros partidos de LaLiga como visitante en una desesperada carrera contra el calendario para poder llegar a tiempo en su regreso al Camp Nou, objetivo que parece que volverá a aplazarse. Demasiados frentes abiertos para un técnico cuya paciencia, por infinita que parezca, parece tener un límite.

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